Capitulo 3.

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La mujer se movió lentamente, estirando sus brazos y piernas bajo las suaves sábanas de seda. Su cuerpo se sintió relajado, como si hubiera estado durmiendo durante siglos. Al abrir los ojos, la luz suave de la habitación la envolvió, y ella parpadeó varias veces para adaptarse; pero, genuinamente, estaba tan cómoda que no quería ni siquiera abrir los ojos. La cama era una obra de arte, con doseles de madera oscura y cortinas de encaje que filtraban la luz. Las sábanas blancas como la nieve y la colcha de plumas la hacían sentir como si estuviera flotando en una nube.

Se sentó lentamente, sin abrir los ojos, apoyándose en los almohadones de plumas. Su cabello, despeinado por el sueño, caía en cascada sobre sus hombros. Su rostro, aún somnoliento, reflejaba una serenidad que no había sentido en mucho tiempo.

Al mirar alrededor, su vista se posó en la habitación elegante, con paredes de madera oscura y muebles de lujo. La ventana estaba abierta, dejando entrar un suave aroma a jardín y una brisa fresca que hacía ondear las cortinas.

¿Dónde estaba? ¿Cómo había llegado allí? La memoria de los eventos recientes comenzó a regresar, y su corazón se aceleró al recordar la mansión, Sesshomaru Taisho-sama, su tío y la situación en la que se encontraba. Finalmente abrió los ojos, como si le hubiesen vuelto a la realidad, antes de notar que, durante todo ese tiempo, estuvo en la misma habitación que otra persona, un desconocido, el hombre de la foto.

El solo estaba ahí, sentado sobre su sillón mientras leía un libro dándole la espalda, noto que bebía café y que se encontraba totalmente relajado, eso sinceramente le impresiono un poco a Rin, no podía creer que solo la hubiese puesto sobre su cama como si nada y ahora le diera la espalda como si nada, no sabia si la estaba subestimando o si tenia autentica fe ciega en su fuerza como para darle la espalda a alguien habiendo tantas potenciales herramientas para agredirlo en aquella habitación.

Como sea, Rin no se puso de pie, solo se le quedo viendo, esperando a que él hiciera algo, no sabia si llamarlo o no, pero entonces.

- ¿Ya despertaste? – Pregunto simplemente para apagar el silencio, sobresaltando a Rin de miedo por lo repentino de su voz.

Sesshomaru finalmente se volteo a mirarla, quien puso una cara de total sorpresa. Sesshomaru sonrió satisfecho y divertido por tal reacción tan tierna.

- ¿Crees que no me he dado cuenta de que me estabas mirando? - Pregunto tranquilamente.

- ¿Quien eres tú? - Pregunto Rin, con la guardia en alto ante la presencia del Youkai.

- ¿No lo sabes y aún así estás sobre mi cama, o aquí, en mi casa? - alzó una ceja con claro sarcasmo.

Rin guardó silencio, sin saber cómo responder. Pero luego pudo mirar mejor al hombre que tenía ante ella. Incluso estando sentado, notó que era alto, tenía un cuerpo ni muy delgado ni muy grueso, pero claramente tenía una gran musculatura, se notaba incluso estando cubierto por aquella Yukata negra que acentuaba su piel era tan clara y blanca que casi parecía transparente junto a un obi gris más claro, sus ojos dorados como el oro resplandecían intensamente con una mirada fría pero audaz y serena.

La luz de la habitación se reflejaba en su piel como si fuera mármol pulido, destacando la suave curva de sus mejillas y la firmeza de su mandíbula. Sus ojos brillaban como dos estrellas doradas en la oscuridad, iluminando todo su rostro con una belleza sobrenatural.

Su larga cabellera plateada caía suavemente por su espalda como una relajada cascada, se veía tan suave y sedosa. Aquellas marcas rojizas en sus mejillas lo hacían, junto con sus orejas puntiagudas, delatar totalmente su naturaleza como Youkai, pero aquella preciosa luna color zafiro sobre su frente lo hacía ver demasiado fuera de este mundo de una manera encantadora.

Cautiva en tus Manos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora