pov Harry
El Gran Comedor de Hogwarts estaba más lleno de lo normal. Aunque los alumnos ya habían cenado, la atmósfera estaba cargada de tensión. La guerra con Voldemort no era un secreto, y el Ministerio de Magia había comenzado a movilizar más fuerzas. Los miembros más influyentes del mundo mágico se habían reunido en Hogwarts, convocados por el propio Dumbledore, para discutir el futuro y trazar estrategias. Harry no podía evitar sentirse un tanto incómodo por la situación. Aunque sentía la presión de la guerra sobre él, también le preocupaba lo que esta reunión significaba. No podía dejar de preguntarse si algo cambiaría después de esa noche.
Harry entró al Gran Comedor junto con Ron y Hermione. La sala estaba dividida entre los adultos del Ministerio y algunas familias de renombre, la mayoría sentados en una de las largas mesas dispuestas. Los estudiantes, como Harry, permanecían alejados, mirando con curiosidad desde lejos.
Dumbledore estaba al fondo de la sala, conversando con varios de los adultos, pero lo que realmente llamó la atención de Harry fue la figura que destacaba entre ellos: Alexander Alaric. El joven Slytherin, siempre tan enigmático y difícil de leer, estaba de pie, observando a su alrededor con esa calma inquietante que lo caracterizaba. Su presencia era imponente, tanto física como mentalmente. Había algo en su postura, en su manera de caminar, que inspiraba respeto, incluso temor. Harry se sintió incómodo al ver cómo los adultos parecían girarse hacia él, casi como si esperaran sus instrucciones, como si de alguna manera ya fuera una figura de autoridad.
—¿Qué está haciendo él aquí? —murmuró Ron, frunciendo el ceño.
—No lo sé, pero no me gusta —respondió Hermione, cruzando los brazos, también con una mirada cautelosa hacia Alaric.
Harry no pudo evitar sentirse intrigado. ¿Por qué este joven parecía ser tan importante? La familia Alaric tenía una historia de poder e influencia en el mundo mágico, pero nadie en Hogwarts había sido tan claro como él al demostrarlo. Mientras se acomodaban en sus asientos, Harry no pudo evitar mirar a Alexander. Sabía que no podía seguir ignorando la magnitud del poder que Alaric poseía, no solo en términos mágicos, sino en términos políticos.
La sala se llenó poco a poco, y el murmullo de voces se calmó cuando Dumbledore se levantó para dar inicio a la reunión. Harry se sentó, aún sin dejar de observar a Alexander. La figura de Alaric parecía más poderosa que nunca, de pie entre los adultos, su mirada fría y calculadora centrada en Dumbledore. La sensación de que algo importante estaba por suceder era palpable.
—Señoras y señores —comenzó Dumbledore con su tono tranquilo y sabio—, estamos aquí para discutir el estado actual de nuestra lucha contra las fuerzas oscuras. Sabemos que Voldemort ha regresado, y su influencia crece cada día. El Ministerio está tomando medidas, pero debemos considerar otras estrategias para garantizar nuestra victoria. El futuro de todos está en juego.
Harry notó que los murmullos cesaron de inmediato. Todos estaban atentos a las palabras de Dumbledore, pero algo aún más inesperado sucedió. Dumbledore, con una mirada significativa, se giró hacia Alaric, como si esperara que él tomara la palabra. La sala se quedó en silencio por un momento. Harry observó cómo Alexander se levantaba de su asiento con una gracia imponente. No era como los demás jóvenes de su edad; su presencia parecía magnética, algo que atraía la atención de todos a su alrededor.
—¿Qué tiene él? —se preguntó Harry, más para sí mismo que para los demás, aunque un suspiro de desconcierto escapó de sus labios.
Alexander caminó hacia el podio con una elegancia tan natural que parecía un rey dispuesto a reclamar su trono. Sus ojos, fríos y calculadores, recorrieron la sala. La gente se apartó, reconociendo en él algo que no podían ignorar. La forma en que hablaba no era de un joven estudiante; su voz era segura, profunda, como si estuviera acostumbrado a dirigir multitudes.
—La situación que enfrentamos no es solo una cuestión de magia —comenzó Alexander, con voz firme y autoritaria—. La magia, por poderosa que sea, no lo es todo. Lo que necesitamos es un control más absoluto, algo que ni el Ministerio ni los auror no pueden brindarnos. Hablo de influencia, de alianzas, de poder político.
Harry se sintió como si alguien le hubiera dado una bofetada. ¿Poder político? Nunca antes había considerado la política como un factor importante en la lucha contra Voldemort, pero las palabras de Alaric sonaron convincentes. La sala estaba llena de gente, pero no era difícil notar cómo todos se callaban para escuchar lo que Alexander tenía que decir.
—Lo que propongo —continuó él— es una reorganización total de la forma en que combatimos esta guerra. No podemos seguir bajo el control de aquellos que solo entienden de magia. Necesitamos unirnos con las casas más poderosas, las familias más influyentes. Si nos limitamos a los métodos tradicionales, nunca ganaremos.
Harry no podía apartar la mirada de él. Cada palabra que salía de sus labios parecía tener un poder que no podía ignorar. La manera en que hablaba, el control que tenía sobre la sala, la forma en que se aseguraba de que todos lo escucharan, lo dejaba sin aliento. Era como si estuviera diseñando el futuro con sus propias manos, moldeando la guerra a su conveniencia.
Un hombre alto y con una expresión seria, perteneciente al Ministerio de Magia, se levantó para interrumpirlo.
—¿Y qué nos asegura que su plan no es solo una táctica para que su familia, los Alaric, tomen el control? —preguntó, su voz llena de desconfianza.
Alaric sonrió, un gesto que no mostró ni la más mínima incomodidad. En lugar de responder de forma defensiva, su expresión se suavizó, casi como si disfrutara de la provocación.
—Lo que les ofrezco no es solo poder para mi familia. Lo que les ofrezco es una oportunidad para todos nosotros. Un nuevo orden, donde no solo contemos con magia, sino con algo mucho más fuerte: control. Los Alaric no buscan conquistar a todos, sino ofrecerles una alianza que los pondrá por encima de cualquier amenaza. Y si se niegan, los mortífagos ganarán.
Harry se sintió completamente absorbido por las palabras de Alaric. Había algo en su forma de hablar, en la calma con la que se enfrentaba a la confrontación, que lo cautivaba. ¿Era esto lo que necesitaba la comunidad mágica? ¿Poder político, influencias, y alianzas más allá de la magia pura?
La sala estaba en silencio, y Harry notó cómo varios se inclinaban hacia él, tratando de comprender la magnitud de lo que estaba diciendo. La sensación de poder de Alaric se hacía cada vez más palpable. El joven Slytherin no solo estaba hablando sobre magia, sino sobre algo mucho más grande: la oportunidad de tener el control sobre la guerra.
En ese momento, Harry se dio cuenta de algo que nunca había considerado antes: estaba completamente fascinado por él. No solo por su poder, sino por la manera en que tomaba el control de todo a su alrededor. Harry sentía una atracción inexplicable hacia él, algo que iba más allá de su inteligencia o su habilidad mágica. Era la forma en que Alexander Alaric veía el mundo, la forma en que lo manejaba. Y de alguna manera, Harry deseaba ser parte de eso.
Un leve murmullo recorrió la sala mientras la gente procesaba las palabras de Alaric. Dumbledore, con su calma característica, finalmente habló.
—La propuesta de Alexander es interesante —dijo, su voz serena—. Es evidente que posee una comprensión profunda de los asuntos que estamos enfrentando. Sin embargo, debemos recordar que la unidad en la lucha no depende solo de una sola persona, sino de todos nosotros, trabajando juntos.
Harry observó a Alaric mientras este regresaba a su asiento, su mirada fija y calculadora. Había algo irresistible en él, algo que lo hacía aún más fascinante. Mientras todos a su alrededor discutían sobre el futuro, Harry solo podía pensar en una cosa: Alexander Alaric estaba tomando el control, y Harry Potter no podía dejar de admirarlo.
Continuara....
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solo quiero una vida tranquila
RomanceUn joven es reencarnado en el mundo de Harry Potter, pero no tiene planes de meterse en la trama el solo quiere vivir una vida tranquila, pero un día ve que Harry Potter está en problemas con los Slytherin así que decide ayudar, lo que lo lleva a qu...