A lo largo de esa semana, Lemy ya comenzaba a acostumbrarse a su nueva vida, aunque aún no estaba completamente integrado en ella. Al principio, se sentía como un extraño en la casa de sus abuelos, como si estuviera de visita y no viviendo allí permanentemente. Las primeras noches fueron las más difíciles, con las sábanas de su cama siendo un recordatorio de lo que había dejado atrás. El sonido de la casa, tan diferente a la bulliciosa casa de su madre, le resultaba algo incómodo. La ausencia de la constante animosidad o los gritos familiares que había experimentado en su hogar anterior le dejaban una sensación extraña de vacío, pero también de calma. La casa de Rita y Lynn Sr. era tranquila, casi demasiado tranquila para él.
Al principio, la rutina parecía irreal. Lemy no sabía cómo adaptarse a la nueva vida que se le presentaba. Sin embargo, después de unos días, comenzó a sentir que esa calma, aunque en un principio desconcertante, era lo que realmente necesitaba. Ya no tenía que preocuparse por los gritos, ni las tensiones que habían estado presentes durante tanto tiempo en su vida anterior. Aun así, no podía evitar que las sombras del pasado lo persiguieran.
Por las mañanas, se levantaba temprano, como siempre había hecho, pero ahora con más tiempo y menos presión. Se preparaba el desayuno, generalmente algo sencillo, y luego se sentaba en la mesa del comedor a leer o hacer las tareas que sus abuelos le dejaban. Rita y Lynn Sr. tenían un enfoque más relajado sobre la educación de Lemy, lo cual le resultaba extraño al principio. En su casa, su madre siempre había tenido reglas más estrictas y un enfoque más académico sobre la vida. Aquí, sin embargo, la atmósfera era diferente. No había nadie que le dictara qué hacer a cada momento. Lemy podía elegir sus propios horarios, incluso si eso a veces significaba pasar un rato largo sin hacer nada. Sin embargo, pronto comprendió que la libertad que sentía no era necesariamente sinónimo de comodidad. Había demasiados pensamientos que rondaban por su cabeza, y el espacio en su mente comenzaba a expandirse de maneras inesperadas.
Por las tardes, cuando no había nada de interés que hacer en la casa, Lemy comenzó a visitar a su tía Lori, que vivía cerca. Ella siempre había sido una figura de apoyo en su vida, aunque ahora, el contacto con ella era algo diferente. Lemy sabía que no todo estaba bien entre su madre y su tía. Después de la difícil separación de su mamá con Lincoln y lo que ocurrió con ellos, la relación entre Lori y la familia de Lemy no era la misma. Sin embargo, siempre que él visitaba a su tía, sentía que una parte de su vida no estaba tan rota. Lori, aunque ocupada con Bobby Jr., siempre le ofrecía un respiro en su día, como una especie de refugio donde podía olvidarse por un momento de la confusión que lo atormentaba.
Bobby Jr., su primo pequeño, no entendía todo lo que había pasado, pero a su manera, era un alivio para Lemy. Bobby Jr. tenía la energía desbordante de un niño pequeño, y su risa siempre lograba arrastrar a Lemy fuera de sus pensamientos oscuros. Aunque a veces Lemy sentía que había un espacio entre él y Lori, un silencio cargado de palabras no dichas, también sabía que la tía Lori hacía todo lo posible por mantener una relación con él. Quizás no todo volviera a ser como antes, pero, al menos, intentaban construir un vínculo nuevo, aunque fuera poco a poco.
A veces, después de pasar el rato con Lori, Lemy se dirigía a la casa de su tía Leni, que no estaba tan lejos de la de sus abuelos. Leni había sido como una madre para él en los momentos más difíciles de su vida, y siempre había estado dispuesta a escuchar sus problemas. A pesar de la diferencia de edad y la vida que había tomado Leni, siempre encontraba el tiempo para sentarse con Lemy, ya fuera para charlar o para ponerse al tanto de lo que estaba pasando en su vida. Leni era una persona que, a pesar de su ajetreada vida como diseñadora, siempre encontraba un momento para hacer sentir especial a las personas que amaba, y Lemy nunca había sido la excepción.
Al llegar a la casa de Leni, solía encontrarla rodeada de sus hijos, Leo y Lara. Verlos jugar en el jardín, riendo y persiguiéndose unos a otros, le hacía recordar lo que había perdido en su propia vida. A pesar de que él nunca tuvo una infancia completamente normal, la energía y la inocencia de Leo y Lara le daban una sensación de esperanza. Aunque no pudiese recuperar el tiempo perdido, al menos podía disfrutar de esos momentos. Leni, siempre tan cálida, le preparaba algo de comer, y se sentaban juntos a compartir historias. No eran conversaciones profundas, pero las risas y las anécdotas de Leni sobre su carrera y los pequeños avances de sus hijos le hacían sentir que las cosas no estaban tan mal. Si bien la familia no estaba completa, había algo reconfortante en esos momentos, algo que Lemy atesoraba cada vez más.
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Es Todo Lo Que Quiero
FanficLemy Loud, hijo de Luna Loud, vive con su madre, su segunda madre Sam Sharp y su hermana mayor Lyra Loud, hasta hace poco su vida era algo dificil, sus madres siempre estan de gira, siempre esta en problemas, aveces discute con su hermana mayor debi...