cap.5

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JORGE

Después de lo que pasó está mañana solo quería encerrarme en mi cuarto y dormir. Hoy era sábado y no tenía clases en la universidad, pero tenía que trabajar.
Trabajaba en una tienda de música. Vendía vinilos, instrumentos, equipos de sonido, la verdad bastantes cosas.

Siempre me ha gustado el mundo de la música, estoy todo el día escuchándola, es como mi cómplice. Encuentro en canciones todo lo que no puedo decir con palabras.

Salgo de casa para dirigirme a la tienda. No está muy lejos de donde vivo, creo que a media hora.

Cogo el coche y me miro en el espejo retrovisor. Veo lo que día a día me atormenta y alejo la mirada.

Tengo una cicatriz desde que nací. No sé cómo se hizo, pero sé que la odio. La tengo en la línea que marca la mandíbula. Es de un tono cobrizo, y es de un tamaño mediano.

Arranco el motor ya que no me gusta pensar en ella. Pongo música para distraerme y me dirijo al trabajo.

Por el camino escucho una banda de rock española.
El mago de Oz.
Es una de mis favoritas desde que soy pequeño. Mi canción preferida es “Hasta que el cuerpo aguante”, sin duda me representa bien.

Recuerdo pasarme las tardes de verano tocando la guitarra de mi padre y cantando la canción que me sabía de memoria.

Puedes arrancarme el corazón del pecho
Y convertir en murmullo tenue mi voz
Reducir toda mi vida a sólo a un renglón.
Voy titubeando la canción.
¿Desde cuándo tengo 20 años? Que rápido pasa el tiempo. Hace nada la cantaba con papá, ahora la canto solo.

Puedes sobre mí, dar opinión sesgada
Criticar mi oficio que no es por venir
Que alimento la hoguera de la imaginación…

Dejó de cantar cuando llegó a la tienda. Odio no poder terminar de escucharla. Pero el oficio me llama.

-Hola Marcus. Saludo al dueño de la tienda.

-Hola Jorge, me alegro de verte. Responde revisando un par de discos.

Marcus es mi jefe desde que tengo dieciséis años.
Aquí en España no se puede trabajar hasta los dieciséis, y encontrar trabajo a esa edad es complicado.
Marcus no dudó un segundo en contarme cuando me conoció. El dice que tengo un talento para la música, no solo para escucharla, si no también para cantarla.
Mi sueño era ser cantante algún día. Pero ese sueño lo dejé atrás, después de que mi padre muriera.No me veo capaz.
Marcus es la única persona que me apoya a parte de mi mejor amigo. Ellos son los únicos que creen en mí. Ya que ahora mi padre ya no está. Y mi madre simplemente…Se niega a recordar a mí padre a través de mi.

La gente a veces piensan que no tengo sentimientos, que no siento nada, y que soy un fracasado, y me rechazan a parte de tenerme miedo. La gente juzga sin conocer, y eso me parece cruel. Pero eso es lo que es la vida. Además yo les he dado motivos para tener miedo. Me escondo en esa cara de chico malo. Pero es lo único que me ayuda a sentirme visible además de que gracias a eso tengo amigos.

Marcus me saca de mis pensamientos cuando me da una palmadita en el hombro.

-¿Vas a quedarte parado en la puerta o vas a ponerte a trabajar? Pregunta serio para después dejar salir una carcajada.

-Perdona Marcus, hoy no es de mis mejores días. Confieso mientras me pongo a colocar nuevos discos.

Marcus me mira con un deje de tristeza.

-¿Qué te ha pasado Jorge?

-A veces siento que el mundo se pone en contra mío y yo respondo con más furia.

No sé por qué he dicho eso a pesar de ser lo que siento. Con Marcus es fácil desahogarme porque me conoce bien. Sabe que no quiero hacer muchas cosas de las que hago, o que me gustaría cumplir la promesa de mi padre. O simplemente me gustaría que la gente vea que no la quiero hacer daño. Que salte a la defensiva siempre no significa que quiera hacerlo, es solo mi manera de expresar mi frustración e intentar parecer más fuerte.

-Muchacho, sé que te va a costar verlo, pero debes tomar este consejo. Hace una pausa para mirarme y prosigue.- No hay camino que te lleve a la luz, sin antes haber pasado por la oscuridad.

No contesto. No puedo.
Creo que tiene razón.

-El arte sigue siendo bello aunque no lo sepan admirar. Con esto, finaliza la conversación y se va a la trastienda.

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Las palabras de Marcus siguen sonando en mi cabeza cuando termino acabo el turno y me voy a casa.

¿Por qué soy tan cabrón sin yo querer serlo? ¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué no puedo mostrarle a la gente mi verdadera cara?

Siempre me meto con la gente junto a mis amigos. Ellos creen que soy genial. Pero yo no me siento así. Me gustaría ayudar a las personas en vez de hacerlas daño, pero eso significa que me dejaran de lado a mí.

Y cuando recuerdo esto, siempre se me viene una pregunta a la mente.

¿Desde cuándo ser buena persona se ha convertido en algo malo?

¿Y desde cuándo me importa tanto la opinión de la gente?

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