Capitulo 5

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Narra Rigby

Hui nuevamente de la casa, no podía quedarme ahí. Me estaba volviendo loco con esta situación, primero dijo que me veía lindo con un puto delantal, luego lo de la escalera (aunque eso lo agradezco), después me cargaba para terminar cayendo sobre mí.

—¡Rigby!

Oí a mis espaldas una voz femenina familiar, me giré y me encontré con Eileen, ella sonrió mientras me saludaba con la mano.

—Hola, Eileen.

Su sonrisa se borró para convertirse en una expresión de preocupación al escuchar mi voz desanimada.

—¿Qué sucede? —desvié la mirada, ella puso una mano en mi hombro—. Es algo tarde para estar en la calle, ¿qué tal si vamos a mi casa y tomamos algo?

Me limité a asentir, cualquier cosa me venía bien para despejar mi mente de lo que había pasado con Mordecai. Eileen sonrió de nuevo y emprendimos camino a su casa. No estábamos muy lejos, así que no tardamos mucho en llegar, entramos y fuimos a la sala.

—¿Qué quieres tomar?

—Lo que sea que tenga alcohol.

Solo quería olvidar todo, todo lo que pasó hoy y lo que supuestamente sentía por Mordecai. Eileen volvió conmigo con un par de cervezas, se sentó en el sofá mientras que yo me sentaba en el suelo, tomé una de las latas y la terminé de un solo trago.

—Pareciera que quieres ahogar penas con alcohol.

—Diste en el clavo —dije abriendo otra cerveza.

—¿Qué sucedió?

—Nada... La típica pelea con Mordecai.

Suspiré deseando que solo fuera eso, que solo fuera una de las discusiones que solíamos tener antes, todo sería más sencillo para ambos. No dejo nada, se limitó a asentir con la cabeza antes de tomar otro sorbo de su cerveza.

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Desperté por el sonido de mi celular, tantee un poco para alcanzarlo, pero no lo encontraba, abrí los ojos con pesadez, la luz me segaba y por ello no podía ver bien. Me restregué los ojos para tratar de ver mejor, fue entonces cuando me percaté de que no estaba en mi cuarto. Inspeccioné con la mirada aquél lugar desconocido para mí.

—Rigby... ¿Ya despertaste?

Aquella voz me dejó clavado al techo, me giré para ver quien me hablaba y, para mi sorpresa, era Eileen, ella se encontraba tapada casi hasta el hombro con la frazadas.

—¿Eh? —estaba atónito, ella se encontraba desnuda, bajé la mirada, yo también lo estaba—. E-Eileen ¿q-qué fue lo que paso anoche? —ella sonrió. No, no, no, no, cualquier cosa menos eso.

—¿Acaso no recuerdas lo que hiciste anoche?

¿Qué fue lo que hice? Comencé a sentir pánico, traté de recordar lo que había pasado la noche anterior, pero no podía, todo lo que lograba era que me doliera la cabeza más de lo hacía por la resaca. De repente recordé que mi celular había sonado no mucho antes. Me levanté, me puse el bóxer, tomé mi pantalón, metí las manos en los bolsillos hasta dar con mi celular y lo miré, tenía más de veinte llamadas perdidas de Mordecai.

—¿Sucede algo, Rigby?

—¿Podría usar tu baño?

Asintió y me señaló donde estaba. Tomé el resto de mi ropa, me metí en el baño, me di una ducha rápida y salí pocos minutos después.

No hay tiempo para fingirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora