Extra parte 1

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Nota: me veo con la obligación de informarles que este capitulo contiene lemon 

Narra Rigby

Estaba frente al espejo tratando de que mi pelo pereciera decente, o que al menos no estuviera tan alborotado como siempre, cosa que no estaba logrando en lo más mínimo. Llevaba más de una hora tratando de que se viera bien, pero no había caso. En poco sería la fiesta de navidad del parque y yo aún "peleándome" con mi cabello.

—Mapache, deja de arreglarte tanto el cabello, ya está bien así —dijo Mordecai mientras cruzaba sus brazos por mi cintura—. Te ves bien así —besó en la mejilla.

—¿Eso crees? —me di vuelta para mirarlo, él me sonrió y asintió con la cabeza.

—Siempre te ves bien —me dio un corto beso y se separó—. Ahora que ya no te tienes que preocupar por tu cabello déjame bañarme.

—Puedes usar la ducha mientras estoy acá, no tienes nada que no haya visto antes —dije volviendo a mi cabello.

—No, ya sabes cómo termina si me ducho mientras estas acá.

Sentí como mi cara comenzaba a arder. ¿Era idiota? ¡¿Por qué mierda decía cosas así?! Me daba tanta vergüenza cuando se insinuaba así.

—¡Cállate, idiota!

Lo miré con el ceño fruncido, él solo soltó una carcajada, luego me tomó de la cintura y me acercó a él.

—Ya, no te enojes, era solo una broma —resoplé—. ¿Estás enojado? —una sonrisa socarrona apareció en su rostro—. ¿Quieres que te saque el enojo antes de ir a la fiesta? —me quedé en silencio—. ¿Quieres o no?

—M-Mordecai, b-basta.

Retrocedí hasta sentir el lavamanos detrás de mí. Mierda, estaba acorralado. Mordecai se acercó a mí y presionó un poco su cuerpo contra el mío.

—M-Mordecai, n-no podemos tardar más, n-nos regañaran.

Dije tratando de detenerlo. No era que no quisiera estar con él, pero, a plena luz del día, con tanta gente abajo, entrando y saliendo, trabajando, y nosotros aquí... pasándolo bien, por decirlo de alguna manera.

—Sólo un poco, después podrás volver a concentrarte en tu cabello.

Dicho esto, comenzó a besarme el cuello haciendo que soltara pequeños gemidos.

—M-Mordecai, b-basta.

Lo separé un poco de mí, él me miró y soltó un pequeño suspiro.

—Pierde ya la vergüenza, hace ya dos meses que estamos juntos, no es la primera vez que hacemos esto. Además, todos acá lo saben ya.

—E-está bien, p-puedes tocarme un poco.

Nuevamente la sonrisa socarrona apareció en su rostro; era la primera vez que terminaba diciéndole algo así, siempre terminaba cediendo, pero sin decir ni media palabra. Volvió a besar mi cuello, está vez dejando marcas, como ya era costumbre. Desabrochó mi camisa bajándola un poco para luego comenzar a lamer mi torso. A este paso terminaríamos haciendo lo de siempre.

-—Rigby... —me nombró en un susurro mientras bajaba su mano a mi entrepierna. Comencé a soltar gemidos ahogados cuando empezó a masturbarme por encima del pantalón—. Tus gemidos... —volvió a susurrar esta vez con un tono lascivo haciendo que mi piel se erizara.

Mordecai estaba por bajar mi pantalón cuando unos toques en la puerta lo detuvieron.

—¡Mordecai, Rigby, salgan de una vez, tienen que ayudar con los preparativos!

No hay tiempo para fingirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora