POV ASMODEO
Un descuido, un maldito descuido que tengo y los malditos de los ángeles deciden aparecerse a joderme.
Simplemente quería un descanso de cuidar la vida deprimente de Elizabeth ¿Y que me encuentro cuando vuelvo? a la indefensa joven llena de lagrimas y con un corte en su cuello.
Lucifer se va a enfurecer si se entera de que la han herido porque no la he estado cuidando. No es que le tema a ese imbécil, simplemente no deseo provocar su furia o una guerra se va a desatar.
Claro que justo en este momento tengo a una enfrente.
Sonrió malévolo a los dos ángeles que no reconozco pero al parecer ellos a mi si ¿Acaso soy tan famoso por allá arriba? me encanta la idea de que sepan quien es su verdugo y quien a va desaparecerlos.
Los dos ángeles mantienen su pose de batalla mientras yo termino de acercarme a una distancia prudente observándolos, ambos son divinos, imagen clara de la belleza del creador.
—¡No vamos a morir bajo tus manos!—me grita uno de ellos haciéndome rodar los ojos ¿Enserio planean defenderse?
—¿Estas segura hermosa ángel?—pregunto con mi voz profunda haciendo que lo mas interno de su ser tiemble y dude de si—, voy a demostrártelo.
Desaparezco en mi oscuridad mientras el poder de mis tinieblas los acorrala, rio internamente al verlos mirar por todas partes esperando a que yo aparezca pero lo que ellos no saben es que soy la oscuridad misma. Aparezco detrás del hombre y con un movimiento veloz mis garras que recién acaban de desgarrarse de mi piel cortan una de sus alas haciéndolo gritar de dolor, me desaparezco y esta vez aparezco frente a él para golpearlo en el pecho obligándolo a caer y mirarme con horror.
—¿No que muy valientes?—me rio. Siento una fuerte punzada de dolor en mi costado y cuando me observo veo una daga dorada clavada en mis costillas causándome un mínimo dolor pero constante, veo furioso al ángel que intenta apuñalarme con otra daga pero la detengo antes de que me la clave—, ¿Enserio hiciste eso?
El ángel que se encontraba en el suelo barre mis piernas haciéndome caer mientras su compañera se sube a mi vientre golpeando mi rostro una y otra vez.
Escucho unos sollozos a lo lejos sabiendo de que Elizabeth nos observa, bueno ya no podre guardar mi secretito.
Siento la furia desbordarse de mi cuerpo sintiendo como mi verdadero ser hace acto de presencia, siento como mis cuernos abren la piel de mi frente, mis garras crecen curveadas y sobrenaturales y el filo de mis colmillos resplandecen bajo la luz de la luna cuando le muestro al ángel sobre mi, una sonrisa.
—¿Que?...—es lo único que dice cuando penetro su vientre con mis garras haciendo que todo lo blanco de su ser se tiña de un hermoso color rojo carmesí. El otro ángel rodea mi cuello con sus brazos para que suelte a su compañera y lo hago cuando el maldito idiota corta mi respiración. Me pongo de pie golpeando su estomago con mis codos haciéndolo caer, no juego cuando tomo su cabello y comienzo a estampar mi rodilla en su rostro una y otra vez hasta empaparlo de sangre—, no...no lo lastimes.
Ignoro las suplicas cuando tomo el cuello del ángel y comienzo a presionarlo con fuerza enterrando mis garras en el y girándolo, haciendo que su tráquea gire en un hermoso movimiento quitándole la vida en segundos, dejo caer su cuerpo al verlo tan frio y sin alma.
Camino al siguiente ángel que aun permanece tirada sobre el suelo debido a las heridas que le he causado, intenta defenderse cuando me voy sobre ella y mantenemos una pelea de golpes y rasguños pero lastimosamente yo gano, yo gano cuando entierro mis colmillos es su cuello chupando su asquerosa sangre y no lo digo porque sea fea, simplemente el hecho de que sea sangre celestial me repugna, me repugna que sea dulce y energética.

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La Herencia Maldita
FantasyElizabeth, una joven que siempre creyó ser común, descubre que su sangre es la clave que puede igualar la balanza entre la luz y la oscuridad. Como última descendiente de un linaje antiguo, su existencia es una fuente de fuerza capaz de otorgar un p...