POV ELIZABETH
Me siento en el sofá contrario de donde él se encuentra.
No lo pierdo de vista en ningún momento con temor de que haga algo en mi contra pero lo único que ha hecho es observarme y...observarme.
Mi corazón late tan deprisa que en cualquier momento temo de sufrir un infarto, no me siento bien...me siento mal, confundida y exhausta y eso que aun no ha comenzado a explicarme de que va todo esto.
Tengo miedo.
Mucho miedo.
El asombroso hombre o...o demonio frente a mi es impactante.
¿Demonio? ¿Enserio vas a creerle Elizabeth? Vi como un par de cuernos crecían de su frente al igual que le crecían unas enormes garras de sus manos ¿Eso es suficiente para creerlo un extraño ser ¿no crees?
Tienes razón.
—¿Cuál es tu nombre?—decido romper el silencio, el medio sonríe al escucharme y eso es mas que suficiente para causar muchas cosas en mi.
Joder. Él, él es hermoso.
Me permito apreciarlo ya que después de tanto caos no había tenido la oportunidad de hacerlo. Su altura esta mas que clara, 1.90 mínimo. Cuerpo bien tonificado o eso es lo que puedo observar bajo su tétrica ropa negra que tiene un estilo demasiado antiguo casi gótico. Su piel es morena o eso puedo notar de su rostro ya que su cuello y manos están repletas de tatuajes y símbolos extraños.
¿Tendrá mas tatuajes ocultos allí abajo? Probablemente.
Su cabello es de un bonito color castaño casi con destellos dorados al igual que los pequeños rastros de barba en sus mejillas. ¿Su rostro? su rostro es completamente perfecto. Cejas espesas y pestañas gruesas que adornan el peligroso brillo oscuro de sus ojos de color gris, casi traslucidos a mi parecer. Tiene una nariz perfilada con pómulos y barbilla marcada dándole un toque varonil y peligroso. Pero lo que mas me llama la atención es un pequeño lunar bajo su ojo izquierdo que lo hace lucir ¿Tierno?
—No soy tierno—susurra y muero de vergüenza cuando me regala esa sonrisa malvada dejándome apreciar sus dientes blancos y afilados, la imagen de como arrancaba la piel de la mujer me eriza—, puedo escuchar tus pensamientos Elizabeth.
Joder.
—Explícame que pasa—pido subiendo mis piernas al sofá y abrazándolas—, sigo sin creer que esto sea real.
Rueda los ojos endureciendo la mandíbula.
—Soy Asmodeo, cuarto príncipe del infierno. Demonio de la lujuria y placer, a tus ordenes pequeño ángel—¿Desde cuando tengo un apodo?—, en teoría, verdugo de los infieles, ninfomanos y placenteros.
—¿Qué haces aqui?—pregunto, él se relaja en el sofá sin perderme de vista, su mirada es tan penetrante que por un momento siento como si me desnudara...
—Tengo un propósito—comienza—, un propósito que me ha encomendado el rey de los infiernos.
—¿El diablo?
—Lucifer pequeña tonta—tiemblo al escucharlo rugir—, él me ha pedido cuidarte.
Abro los ojos con sorpresa.
—¿Lucifer? ¿Pero como?—me pongo de pie confundida—, ¿No se supone que es Dios el que cuida de las personas?
El suelta una carcajada al escucharme, una carcajada profunda e inquietante.
—El Creador cuida a los humanos solamente cuando le conviene—dice con repudio—, y cuando no, manda a sus fieles sirviente a eliminar personas como tú.
—¿Pero porque a mi? ¡Que mal he hecho!—digo indignada.
—Tu no has hecho nada malo mi pequeña, tu único mal ha sido descender de un linaje antiguo y poderoso—vuelvo a sentarme escuchándolo atenta.
—Insisto, estoy aterrada, aun no creo que seas real y estoy a nada de hacerme pis—digo como la comediante que soy, él me ve aburrido—, perdón, continua.
Truena su cuello y vuelve hablar como si nada, actúa como si no lo hubieran apuñalado y golpeado varias veces. Yo ya cure la herida de mi cuello y me cambie de camiseta.
—Por miles de décadas ha existido un linaje puro, una descendencia familiar sumamente poderosa y clave de todo, capaz de equilibrar los poderes terrenales y celestiales de todos los tiempos—me cuenta—, he vivido por muchos años Elizabeth y he visto a ese linaje resurgir una y otra vez ofreciendo su poder, su don, algo que es capaz de cambiar el destino de los seres poderosos del infierno, ese linaje es una fuente de poder para los demonios, ángeles caídos y almas oscuras, Por mucho tiempo hemos sido los seres inferiores de los seres celestiales y del creador, seres inmundos que fuimos creados por error, seres sin alma y sin un motivo de existencia, así es como nos consideran pero ese linaje... ese linaje es capaz de cambiarlo todo.
Pienso en todo lo que me dice.
—¿Cómo ese linaje les ayudaría a ustedes?—pregunto interesada.
El se pone de pie y me da la espalda, no pierdo tiempo en ver su bien formado trasero y su altura imponente. Se gira y su vista vuelve a mi.
—Sangre—me susurra—, la sangre de ese linaje es una fuente. Una fuente capaz de volvernos seres invencibles y sedientos de maldad. Nos volveríamos mas poderosos, seres infernales e indestructibles tan fuertes como los ángeles, tan fuertes como el Creador.
—¿Pero de que hablas? tú solo pudiste con dos ángeles ¡No necesitan de esa fuente!—digo sin comprender nada.
El niega.
—Por cada demonio hay mil ángeles Elizabeth, ahora bien pude pelear con dos ángeles pero ¿Qué pasaría si se aparecen unos 50 o 100 de ellos? por muy poderoso que sea, no podría con eso.
Buen punto.
—¿Entonces buscan la fuente que los ayudara a ser mas poderosos?—asiente—, ¿Y yo que tengo que ver con eso?
—Tiene todo que ver mi pequeña—camina con lentitud hacia mi, nerviosa me pongo de pie y me alejo haciéndolo reír—, El Creador y sus ángeles...se han encargado de terminar con ese linaje, uno a uno han ido terminando con la sangre pura de la fuente, todos y cada uno de ellos han sido sacrificados con tal de destruirnos. Desde hace mucho dábamos por perdida esa fuente pero todo eso cambio cuando Lucifer descubrió que quedaba alguien. La ultima persona de ese linaje con sangre pura, persona que alimentara a los príncipes dándoles el regalo mas poderoso de todo los tiempos.
El corazón se me detiene.
—¿Quién es esa persona?—pregunto temerosa. Amadeo se encoje de hombros despreocupado.
—Tu mi pequeño ángel—susurra helando mi piel—, tu eres nuestra fuente.
Esto no puede ser cierto.
...
Mensaje de autora:
¡Hola, sigamos leyendo jsjs!
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La Herencia Maldita
FantasiaElizabeth, una joven que siempre creyó ser común, descubre que su sangre es la clave que puede igualar la balanza entre la luz y la oscuridad. Como última descendiente de un linaje antiguo, su existencia es una fuente de fuerza capaz de otorgar un p...