capitulo 8: Sombras de familia

34 8 10
                                        

Viego y Blaziken continuaron su camino hacia lo profundo del bosque, donde la oscuridad se volvía cada vez más opresiva. Los árboles eran más altos y frondosos, formando un techo natural que bloqueaba incluso la luz de las estrellas. El aire se sentía pesado, y un silencio sepulcral dominaba el lugar, roto únicamente por el crujir de las hojas bajo sus pasos.

La única fuente de luz provenía de las llamas de Blaziken, que danzaban en su mano como un faro que iluminaba un camino de incertidumbre. Las sombras parecían moverse con vida propia, como si estuvieran observándolos, esperando el momento perfecto para atacar.

Blaziken, intentando aligerar la tensión, rompió el silencio.

-Este lugar me da escalofríos... Pero contigo aquí, estoy lista para lo que sea. -Blaziken le lanzó una sonrisa fugaz mientras mantenía sus sentidos alerta.-

Viego asintió con gravedad, sin apartar la mirada del camino frente a ellos.

-Mantente cerca de mí. Este lugar no es como los otros. Aquí las sombras son más antiguas y más astutas.

Mientras avanzaban, el aire comenzó a enfriarse, un frío que se sentía como agujas en la piel. Un sonido lejano resonó: una especie de susurro mezclado con un leve lamento. Viego se detuvo en seco y levantó la mano, señalando a Blaziken que también se detuviera.

-¿Escuchaste eso?-preguntó en un tono bajo.-

-Sí... pero no parece estar cerca. Aunque, en este lugar, el peligro puede venir de cualquier parte.-respondió Blaziken inclinando un poco la cabeza estando alerta-

De repente, la tierra bajo ellos pareció vibrar ligeramente, y un eco profundo se expandió por el bosque, como si algo inmenso se moviera en las profundidades. Las sombras comenzaron a cambiar de forma, y ​​los árboles parecían retorcerse en patrones imposibles bajo la luz de las llamas de Blaziken.

-¿Qué es eso? -preguntó Blaziken, sus llamas parpadeando como respuesta al aumento de su tensión.-

-Sea lo que sea, no estamos solos... Mantente preparada, Blaziken.

Mientras caminaban más profundo, el paisaje comenzó a cambiar. Las raíces de los árboles parecían salirse del suelo, formando laberintos naturales que dificultaban el paso. La oscuridad se hacía más densa, hasta que incluso las llamas de Blaziken parecían menos efectivas, como si la misma oscuridad intentara sofocar su luz.

De repente, un ruido seco rompió el silencio: ramas rompiéndose. Ambos giraron instintivamente, Viego con su espada lista y Blaziken elevando sus llamas. De entre las sombras, un grupo de criaturas como las que se habían enfrentado antes emergió, pero esta vez eran más grandes y numerosos. Las risitas diabólicas de los monstruos resonaron por todas partes, rebotando entre los árboles y confundiendo su origen.

-¿Otra vez estas cosas? -gruñó Blaziken, encendiendo aún más sus llamas.-

Los monstruos se lanzaron contra ellos con velocidad. Blaziken golpeó a dos de ellos con una rápida combinación de puñetazos flamígeros, mientras Viego desenvainaba su espada y deshacía a varios con cortes precisos.

-¡Son demasiados! -dijo Blaziken mientras giraba sobre sí misma, lanzando un anillo de fuego que despejó momentáneamente el área a su alrededor.-

-Solo necesitamos seguir adelante. No podemos quedarnos aquí. -Viego bloqueó un ataque y contraatacó con un corte horizontal que desvaneció a tres criaturas más.-

Con un esfuerzo conjunto, lograron abrirse paso entre la multitud de monstruos, que se desvanecerían como humo al ser derrotados. Ambos comenzaron a correr, dejando atrás los restos del enfrentamiento, pero las risitas aún resonaban en la distancia, siguiéndolos como un eco burlón.

Rey arruinado 2 : Las cadenas del carceleroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora