Voces de alma

Un grito en silencio

Clasificación: Suicido tristeza

En la penumbra de un cuarto vacío,
la noche llora su propio delirio.
Sombras que bailan sobre las paredes,
trazos oscuros de lo que ya no puedes.

El aire pesa, tan denso, tan frío,
como un lamento atrapado en el río.
¿Dónde está el sol que antes me abrazaba?
¿Dónde la risa que la vida me daba?

En un rincón, un cuaderno desgastado,
lleno de versos que nunca he gritado.
Palabras rotas, escritas con llanto,
un mapa de heridas que llevo en mi canto.

Recuerdos punzantes desfilan despacio,
como cuchillos cortando despacio.
El eco distante de voces perdidas,
amigos, familia... ausencias sufridas.

Intenté gritar, pero nadie escuchó;
intenté amar, pero el frío ganó.
Cada mirada fue un juicio, un veneno,
y cada palabra, un peso en mi pecho.

En la mesa, el vidrio refleja mi cara:
ojos vacíos, la piel desolada.
Un frasco abierto, tentación cercana,
o una soga que espera la madrugada.

¿Qué queda aquí, si no el silencio?
¿Qué queda en mí, si no el desvelo?
La luna vigila mi última danza,
y las estrellas murmuran mi balanza.

Pero, ¿y si alguien entra y ve mi final?
¿Verán mi dolor o solo el cristal
de un cuerpo quebrado, de un alma rendida,
que buscó en la sombra la paz tan temida?

Dejo estas líneas para quien las lea:
mi vida fue lucha, pero también marea.
Si alguna vez tus ojos se nublan,
y sientes que el abismo te arrulla,

recuerda que en la noche más negra
hay manos tendidas que al alma integran.
Quizás mi viaje terminó en esta cruz,
pero tal vez tú encuentres tu luz.