Pasaron meses desde que Devone había hablado con Pat por última vez. La herida seguía ahí, pero ya no era una herida abierta. Era una cicatriz que llevaba consigo, una marca que le recordaba que, aunque había sufrido, también había crecido. Había aprendido a enfocarse en sí misma, a encontrar en su arte, en sus amigos y en su propia compañía, un refugio que antes no sabía que tenía.
Un día, mientras caminaba por el centro de Valmira, un mensaje inesperado llegó a su teléfono. Era de Pat. Solo una línea:
"¿Podemos hablar? Es importante."
Su primer impulso fue ignorarlo. Pero algo en su interior le dijo que esta conversación era necesaria, no por él, sino por ella. Aceptó, con cautela, y quedaron de encontrarse en un parque tranquilo que ambos conocían.
Cuando lo vio, su corazón no reaccionó como antes. No hubo esa chispa eléctrica que la hacía sentir viva y vulnerable al mismo tiempo. En su lugar, había calma, una distancia que ya no la lastimaba.
Pat lucía distinto, como si el tiempo hubiera sido tan duro con él como con ella.
—Gracias por venir —dijo, sentándose en una banca frente a ella.
Devone solo asintió, esperando que él hablara.
—He estado pensando mucho en todo lo que pasó entre nosotros —comenzó él, mirando al suelo—. Y hay algo que necesito decirte, algo que nunca te dije, y no sé si está bien que lo diga ahora, pero siento que debes saberlo.
Ella lo miró fijamente, con una mezcla de curiosidad y cautela.
—¿Qué es? —preguntó, manteniendo su voz neutral.
Pat respiró hondo antes de hablar.
—Cuando te dije que no podía estar contigo, que no estaba listo... no fue toda la verdad. No fue porque no sentía nada por ti. La verdad es que sí sentí algo, algo real, algo que no había sentido en mucho tiempo. Pero estaba tan asustado de lo que eso significaba, tan atrapado en mi propio pasado, que me convencí de que lo mejor era alejarme. Tenía miedo de arriesgarme, y salir lastimado nuevamente.
Devone lo miró, intentando procesar sus palabras.
—¿Entonces por qué lo hiciste? —preguntó, sin esconder la mezcla de dolor y desconcierto en su voz.
—Porque pensé que te estaba protegiendo, y que me estaba protegiendo a mí —dijo él, con una sinceridad que le dolió escuchar—. Pensé que si me quedaba, terminaría lastimándote más. Pero ahora, entiendo que al alejarme, solo hice que el daño fuera inevitable.
El silencio entre ellos fue pesado, pero Devone no se apresuró a responder. Había esperado tanto tiempo por una explicación, pero ahora que la tenía, se daba cuenta de que no cambiaba nada.
—¿Y qué esperas que haga con esto? —preguntó finalmente, su voz serena pero firme—. ¿Que te perdone? ¿Que vuelva a abrir una puerta que tú cerraste?
Pat negó con la cabeza.
—No espero nada. Solo quería que lo supieras. Porque te merecías la verdad, aunque llegara tarde. Y me disculpo por la manera tan cruel en la que te hable esa última vez.
Devone lo miró largo rato, intentando encontrar en sus palabras algún propósito oculto, algo que pudiera cambiar lo que había pasado entre ellos. Pero no lo había. La verdad era tan simple como devastadora: él no había estado listo, y ahora ella ya no lo estaba tampoco.
Finalmente, se puso de pie, con una tranquilidad que la sorprendió incluso a sí misma.
—Gracias por decirme esto. Pero Pat, hay algo que aprendí en este tiempo. El amor no se trata solo de sentir algo por alguien. Se trata de tener el valor de estar ahí, incluso cuando es complicado, incluso cuando da miedo. Y tú no tuviste ese valor.
Pat no respondió, porque sabía que ella tenía razón.
—Te deseo lo mejor —dijo Devone, con una pequeña sonrisa, no de resentimiento, sino de cierre.
Y con eso, se fue, dejando atrás no solo a Pat, sino todo lo que alguna vez había sentido por él.
Mientras caminaba, sintió algo nuevo, algo que no había experimentado en meses: libertad. Porque a veces, el mayor acto de amor propio es saber cuándo dejar ir.
En la vida, hay amores que nos marcan, no porque sean eternos, sino porque nos enseñan algo esencial sobre nosotros mismos. Para Devone, amar a Pat no fue un error. Fue un capítulo que la llevó a entender que el amor más importante es el que se tiene a uno mismo.
Si llegaste hasta acá, gracias por leer, esta corta historia fue inspirada en la vida real y me tome el atrevimiento de darle a Devone el final que ella merecía, pero realmente en la vida real, Devone, sigue sufriendo por Pat. Esperando que ella tenga la oportunidad de tener su cierre y seguir adelante. Gracias a todos.
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DEVONE
Short StoryEn la ciudad costera de Valmira, donde las olas rompían contra el malecón y el bullicio de las calles se mezclaba con el aroma a café, vivía Devone, una joven conocida por su independencia y su manera reservada de ver la vida. Devone nunca había cre...