Elysh
Decir que Elysh estaba sorprendido sería un mero eufemismo, sin embargo, en ocasiones olvidaba que, a su edad, cualquier interpretación de la palabra «relajarse» o de la expresión «pasar un rato agradable» podía diferir en gran medida de las registradas en el diccionario de un trío de jóvenes de poco más de un siglo de antigüedad.
En otras palabras, comparado con él y teniendo en cuenta la gran diferencia de edad, era obvio que a sus intereses los separaba un océano de jerga generacional.
Y es que... cuando Elysh escuchó el nombre "RestArt", en su ingenuidad, asumió que se trataba de un cálido y agradable restaurante con temática artística. No obstante, nunca en su vida, Elysh habría imaginado que el objetivo del sitio era ofrecerles un completo y verdadero jodido reinicio de facultades mentales.
Debía admitir que era un tanto vergonzoso. Aunque, por suerte, tuvo el recato y la consciencia de no exteriorizar sus ilusos pensamientos; lo que le evitó hacer un tonto de sí mismo frente a su hijo... por esta vez. Una gran hazaña, considerando que sus niños se especializaban en la materia.
Suspiró, escaneando con recelo el abarrotado lugar mientras era conducido de la mano a través de él. Un muy moderno y elegante club nocturno que poseía cierto aire de exclusividad y desenfreno, propios del Círculo de Lujuria, que probablemente pertenecía al mismísimo Agrahmel o a alguno de sus revoltosos e intransigentes retoños. El hombre tenía tantos de ellos que Elysh solo había conseguido aprenderse el nombre de uno, y eso por asociación laboral...
Y hablando de asociaciones... Elysh se estremeció, recordando la característica en común más destacable entre los miembros de la sociedad sobrenatural que residía entre humanos.
Inhibición.
O la cruda falta de ella, en todo caso.
Por mucho que los viejos esnobs del Consejo lo discriminaran por pasar demasiado tiempo mezclándose con los demonios, la verdad es que Elysh seguía siendo el mismo joven comedido y pudoroso que antes, objeto de chistes y burlas por su eterno celibato autoimpuesto. Por lo que, esta situación de no encontrar un lugar en el cual posar sus ojos, ya que no había espacio dentro del club donde no hubiera dos o más cuerpos semidesnudos restregándose entre ellos... era absolutamente incómoda.
—Vi... —llamó al chico por encima del sonido chirriante de la música electrónica, pero intentar levantar la voz, al tiempo que se esforzaba por no atraer demasiada atención indeseada era una tarea impresionante.
La pequeña bola de emoción que tenía por hijo no lo escuchó o, de cualquier modo, fingió no hacerlo, ya que ni siquiera reaccionó ante su voz ni brindó señales de haber percibido su llamado. Elysh no entendía el juego al que estaba jugando el travieso Querubín, pero apostaría sus preciadas alas a que se traía algo entre manos. Exactamente qué, no tenía ni idea, pero estaba seguro de que lo terminaría averiguando tarde o temprano. Virianel era excelente para maquinar travesuras, aunque pésimo para mantenerlas en secreto.
Elysh no perdió el tiempo intentando captar su atención, así que se dejó arrastrar hacia donde fuese que el chico quisiera llevarlo.
Unos segundos después, luego de esquivar mesas tipo bistró y sobrenaturales bebiendo pequeñas copas con líquidos de colores efervescentes que no le daban buena espina, alcanzaron la barra central. Una zona algo elevada que poseía una excelente vista hacia el escenario ubicado en el fondo.
RestArt era un lugar... interesante.
—¡El show comenzará pronto! —exclamó Virianel, sonriendo de manera deslumbrante, antes de sentarse en el único taburete libre para escanear las mesas y apartados en el lugar―, Mel se lo pierde... —refunfuñó, haciendo un pequeño puchero.
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Desire - Conectados: Sentinel Project I
Paranormal«Quiero tocar...». Elyshariel de Justicia llegó al club esa noche con la falsa impresión de que era un lugar distinto, engañado por su bienintencionada familia, la cual insistía en que necesitaba relajarse. La escena de exceso y libertinaje ante él...