Clínica Greum

CAPÍTULO 1

Estaba yo sentada en mi escritorio, leyendo noticias de mi especialidad en un sitio web demasiado específico, cuando recibí una llamada. A continuación, dejo un resumen de esa llamada: 
—¿Hola, buenas noches? 
—Hola, ¿qué tal? ¿En qué puedo ayudarle? 
—Requiero de sus servicios. 
—Claro, dígame específicamente qué ocupa —dije mientras cambiaba de mano y me ponía a escribir en la libreta. 
—Soy de la Clínica Greum, en las faldas de Glasgow. Hemos estado... experimentando... 
—Entiendo perfectamente. ¿Ha presenciado usted alguna de esas actividades? 
—Sí, señorita. Vasos se caen, puertas se cierran solas. A veces vemos una figura enorme. Hay huellas, agua sucia en las pilas y en los baños, y a veces las temperaturas son muy bajas. 
—¿Algo más? 
—A veces escuchamos voces, pero después paran. 
—¿Clínica Greum? ¿La clínica de demencia, cierto? 
—Esa misma. ¿La conoce? 
—Claramente. Bueno, iremos mañana, alrededor del mediodía. Dígale a su jefe que nos espere, pero que saque a todo mundo. En ese lugar solamente podemos estar nosotros. 
—¿Y los pacientes? 
—Sáquenlos, a todos. Ojalá encuentren otro lugar. Con estas cosas no se juegan. 
—Le pasaré entonces al jefe. 
Después de alrededor de un minuto, escuché una voz diferente. 
—¿Hola? 
—Sí, señor. Escuché su problema, pero tenemos un inconveniente. 
—Le escucho. 
—Ocupamos a todo mundo fuera. Con esos asuntos tiene que ser así... son... especificaciones técnicas. 
—Está bien. Hablaré con los de la Clínica Maas, sino con los de la Clínica Lammers. Mañana, al mediodía, le esperaré afuera. 
—Está bien. Entonces perfecto. Después hablamos de precios. Mañana, mediodía, Clínica Greum. Listo entonces. 
—Muchas gracias, señorita... 
—Hoop. 
—Muchas gracias entonces, señorita Hoop. 
Y colgó. Me preparé entonces. Me levanté de mi silla, fui a buscar las herramientas y las subí a la van. Después llamé a mis otros compañeros. Les dije que tenían que llegar esta noche, porque hoy mismo salíamos y, de hecho, aquí íbamos a dormir.