El sol brillaba sobre las murallas de Auradon mientras todo el reino se preparaba para recibir a los hijos de los villanos. Las calles estaban decoradas con banderas y flores, pero el ambiente no era del todo festivo. Muchos ciudadanos miraban con desconfianza hacia el castillo, preguntándose si esa decisión sería el inicio del fin de la paz.
Felix estaba en la gran plaza, con su túnica real impecable y su corona ligeramente torcida, reflejo de su nerviosismo. Jeongin, Seungmin y Han lo acompañaban, cada uno con expresiones diferentes: Jeongin seguía cruzado de brazos, murmurando algo sobre lo imprudente que era todo esto; Seungmin mantenía una expresión neutral, pero sus ojos reflejaban cierta tensión, mientras que Han suspiraba con resignación, como si ya supiera que algo iba a salir mal.
—¿Estás seguro de esto, Felix? —preguntó Jeongin por enésima vez—. Todavía puedes cambiar de opinión.
Felix le dedicó una mirada firme.
—Estoy seguro. Si queremos avanzar, necesitamos dejar el pasado atrás.
—Ojalá ellos piensen lo mismo —dijo Seungmin en voz baja.
El sonido de una gran embarcación acercándose al puerto desvió la atención de todos. Una inmensa nave oscura, decorada con símbolos que representaban a cada villano, se detuvo frente al muelle. El puente descendió lentamente, y cuatro figuras emergieron de la sombra.
Hyunjin fue el primero en aparecer. Su porte altivo y su mirada afilada destacaban de inmediato. Llevaba una chaqueta negra adornada con púas en los hombros y un aire de superioridad que no dejaba lugar a dudas de quién era su madre. Lo seguía Minho, el hijo de Cruella, luciendo un abrigo blanco con manchas negras, mientras observaba el entorno con un toque de desdén. Changbin caminaba detrás, con una actitud desafiante, y Bangchan cerraba la marcha, con una expresión fría y calculadora, como si ya estuviera planeando algo.
Felix tragó saliva, pero no se dejó intimidar. Dio un paso al frente, tratando de mantener la calma.
—Bienvenidos a Auradon. Espero que esta sea una oportunidad para todos nosotros.
Hyunjin esbozó una sonrisa sarcástica.
—¿De verdad? ¿Nos estás dando la bienvenida o estás esperando que nos comportemos como buenos chicos?
Jeongin dio un paso al frente, pero Han lo detuvo antes de que dijera algo inapropiado. Felix mantuvo la compostura.
—Todos comenzamos de cero aquí. Depende de ustedes aprovecharlo.
Minho soltó una risa seca.
—Vaya, qué noble. ¿Y si no queremos ser "buenos"?
Bangchan dio un paso adelante, mirando fijamente a Felix.
—No te preocupes, príncipe. Nos adaptaremos... a nuestra manera.
Felix sintió un escalofrío, pero se mantuvo firme. Sabía que esto no iba a ser fácil, pero también sabía que había tomado la decisión correcta.
—Les mostraremos sus habitaciones. Jeongin, Seungmin, ¿pueden guiarlos? —pidió Felix, sin apartar la vista de Hyunjin, quien seguía sonriendo como si supiera algo que los demás ignoraban.
—Claro... —murmuró Jeongin con evidente incomodidad.
El grupo comenzó a caminar hacia la academia. Los hijos de los villanos observaban cada rincón del lugar con interés, pero también con cierta arrogancia, como si estuvieran planeando cómo encajar sin dejar de ser quienes eran.
Hyunjin se detuvo por un momento, mirando el castillo.
—Auradon... Será divertido.
Mientras sus compañeros avanzaban, su sonrisa se volvió aún más siniestra.
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Herederos del destino
RomanceLee Felix es un príncipe de 16 años, quien tras un acuerdo con sus padres, decide abrir las puertas de su reino a los hijos de los villanos. Entre ellos, está Hyunjin, hijo de Maléfica, un chico misterioso y arrogante. Felix / 🦢 = bottom Hyunjin...