Herederos del destino

04

El primer día de clases en la Academia de Auradon había comenzado. Los pasillos estaban repletos de estudiantes, y aunque la curiosidad sobre los hijos de los villanos seguía en el aire, la rutina escolar comenzaba a imponerse.

Felix entró en el aula, con su postura erguida y su mirada fija al frente, tratando de proyectar calma. Detrás de él, Hyunjin caminaba con su característica sonrisa burlona, como si nada de lo que ocurría a su alrededor le importara.

—¿Dónde quieres sentarte, príncipe? —preguntó Hyunjin en voz baja, acercándose peligrosamente a Felix.

Felix lo ignoró y se dirigió a una mesa cerca de la ventana. Sabía que Hyunjin estaba disfrutando de provocarlo, pero no le daría el gusto de perder la compostura.

Hyunjin se sentó a su lado sin pedir permiso, reclinándose en la silla con total confianza. La clase comenzó, pero el ambiente entre ambos estaba cargado de tensión. Felix podía sentir la mirada de Hyunjin sobre él, como si lo desafiara a reaccionar.

Después de unos minutos, Felix no pudo más y susurró:

—¿Qué estás haciendo?

Hyunjin sonrió, inclinándose un poco más cerca.

—Simplemente disfrutando de la vista. ¿Eso es un problema?

Felix se sonrojó, pero se obligó a mantenerse serio.

—Estamos aquí para aprender, Hyunjin. No para tus juegos.

Hyunjin se echó hacia atrás, alzando las manos en señal de inocencia.

—Tranquilo, príncipe. Solo intento hacer esto más... interesante.

La clase continuó, pero Felix sentía que Hyunjin estaba dispuesto a convertir cada momento en una provocación.

Cuando sonó la campana, Felix fue el primero en salir del aula, buscando un poco de aire. Se dirigió al jardín, donde esperaba encontrar algo de tranquilidad. Sin embargo, no tardó mucho en escuchar pasos detrás de él.

—¿Siempre huyes cuando las cosas se ponen intensas? —La voz de Hyunjin resonó cerca.

Felix se giró, encontrándose con el hijo de Maléfica, que lo miraba con una mezcla de diversión y algo más que Felix no podía identificar.

—No estoy huyendo —respondió con firmeza—. Solo quería un momento de paz.

Hyunjin dio un par de pasos hacia él, acortando la distancia entre ambos.

—Paz. Eso suena aburrido.

Felix lo miró fijamente.

—¿Por qué haces esto? ¿Por qué te empeñas en provocarme?

Hyunjin lo observó en silencio por un momento antes de responder.

—Porque tú eres diferente. No eres como los demás príncipes que solo siguen las reglas. Hay algo en ti... algo que me intriga.

Felix se sintió desarmado por la sinceridad en las palabras de Hyunjin, pero no dejó que se reflejara en su rostro.

—Deja de jugar, Hyunjin. No estoy aquí para ser parte de tus planes.

Hyunjin sonrió de lado, pero esta vez su mirada era más suave.

—Tal vez no sea un juego, Felix.

Felix iba a responder, pero el sonido de pasos acercándose interrumpió el momento. Seungmin y Bangchan aparecieron, con expresiones tensas.

—Felix, ¿todo bien? —preguntó Seungmin, lanzándole una mirada de advertencia a Hyunjin.

—Sí, todo bien —respondió Felix rápidamente.

Bangchan cruzó los brazos, observando a Hyunjin con una sonrisa desafiante.

—¿No tienes otro lugar donde estar?

Hyunjin soltó una risa.

—Tranquilo, Bangchan. Solo estaba charlando con el príncipe. ¿Acaso eso está prohibido?

—Depende de la intención —contestó Bangchan, mientras Seungmin lo miraba de reojo.

Hyunjin se encogió de hombros y retrocedió unos pasos.

—Nos vemos, Felix. —Su tono era un susurro antes de desaparecer por el pasillo.

Seungmin suspiró.

—No sé si fue buena idea traerlos aquí.

Felix, todavía impactado por las palabras de Hyunjin, respondió con voz baja:

—Tenemos que darles una oportunidad.

Bangchan intercambió una mirada rápida con Seungmin antes de murmurar:

—Tú eres el que más arriesga con esta decisión. Ten cuidado, Felix.

Felix asintió, pero su mente seguía atrapada en el recuerdo de la mirada de Hyunjin. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué sentía que Hyunjin estaba jugando un juego que él aún no entendía?