La noche había caído sobre Auradon, y mientras la mayoría de los estudiantes dormían, cuatro sombras se movían silenciosamente por los pasillos de la academia. Hyunjin, Minho, Bangchan y Changbin se reunieron en un rincón apartado del jardín trasero, donde la luz de la luna apenas alcanzaba a iluminar sus rostros.
Hyunjin fue el primero en hablar, con esa sonrisa sarcástica que siempre llevaba consigo.
—¿Entonces? ¿Vamos a seguir jugando a ser estudiantes ejemplares o empezamos a trabajar en lo que realmente vinimos a hacer?
Minho cruzó los brazos, apoyándose en un árbol cercano.
—Yo diría que ya es hora de que dejemos de fingir. Si seguimos perdiendo tiempo, empezaremos a parecernos a ellos.
Bangchan asintió, su mirada seria y calculadora.
—Estamos aquí por una razón: la varita de la Hada Madrina. Con ella, podemos liberar a nuestros padres y devolverles el poder que les quitaron.
Changbin sonrió con malicia, golpeando su puño contra la palma de su mano.
—Auradon no tendrá idea de lo que se avecina.
Hyunjin, aunque estaba de acuerdo, parecía menos impaciente. Su mirada se desvió hacia la ventana del dormitorio de Felix, donde todavía se veía una luz encendida.
—El problema es cómo llegar a la varita sin levantar sospechas. La seguridad es extrema, y Felix no es tan ingenuo como parece.
Bangchan levantó una ceja.
—¿Te preocupa Felix o es que estás empezando a encariñarte con él?
Hyunjin soltó una risa, aunque su expresión era tensa.
—Por favor. Es solo un príncipe ingenuo que quiere cambiar el mundo. Pero... —se detuvo un momento—, puede ser útil.
Minho se acercó, con una sonrisa cómplice.
—¿Útil, dices? ¿O estás disfrutando demasiado provocarlo?
Hyunjin lo fulminó con la mirada, pero no respondió directamente.
—Lo que importa es que tenemos que acercarnos más. Necesitamos ganarnos su confianza. Y ahí es donde ustedes entran.
—¿Nosotros? —preguntó Changbin, intrigado.
—Exacto. Cada uno tiene que acercarse a los que están cerca de Felix. Minho, tú te encargarás de Han. Haz lo que mejor sabes hacer: encantalo.
Minho sonrió con autosuficiencia.
—Eso será fácil. Es bastante divertido verlo ponerse a la defensiva.
Hyunjin continuó.
—Bangchan, tú mantente cerca de Seungmin. Él es inteligente, pero puedes desestabilizarlo si juegas bien tus cartas.
Bangchan asintió, con una sonrisa ligera.
—Entendido.
—Y Changbin —dijo Hyunjin, volviendo su mirada hacia él—, Jeongin es tu objetivo. Sé que puede ser difícil, pero...
Changbin lo interrumpió con una risa confiada.
—No te preocupes. Ya lo tengo bajo control. Es un desafío, pero me encantan los desafíos.
Hyunjin sonrió de lado.
—Perfecto. Mientras ustedes trabajan en eso, yo me aseguraré de mantener a Felix cerca.
Minho rió.
—¿Eso significa más coqueteo?
Hyunjin lo ignoró.
—Recuerden, necesitamos la varita antes del próximo evento oficial. La ceremonia del Día de la Unidad es nuestra mejor oportunidad.
Bangchan miró a sus compañeros con determinación.
—Auradon no estará listo para nosotros.
Con una última mirada cómplice, los cuatro se dispersaron, desapareciendo en la oscuridad.
Por la mañana...
Felix estaba en la biblioteca, hojeando libros sobre la historia de Auradon. La preocupación por cómo lograr la integración de los nuevos estudiantes no lo dejaba en paz. Justo cuando pasaba a la siguiente página, escuchó una voz familiar.
—¿Siempre estás tan concentrado o es solo para impresionar?
Felix levantó la vista y se encontró con Hyunjin, quien se apoyaba en la mesa con su sonrisa habitual.
—¿Qué quieres ahora, Hyunjin? —preguntó, intentando sonar indiferente.
Hyunjin se sentó frente a él, apoyando su barbilla en una mano.
—Nada en particular. Solo pensé que podríamos hablar.
Felix lo observó con cautela.
—¿Hablar? ¿De qué?
Hyunjin se encogió de hombros.
—De cómo piensas que esto va a funcionar. Tu plan de unir a los "buenos" y los "malos".
Felix se enderezó, cerrando el libro.
—Sé que no es fácil, pero creo en ello. Creo que ustedes merecen una oportunidad.
Hyunjin lo miró en silencio por un momento, y luego su sonrisa desapareció, mostrando una expresión más seria.
—¿Y si te equivocas? ¿Y si no somos lo que esperas?
Felix sostuvo su mirada.
—Entonces, demostraré que estaba en lo correcto.
Hyunjin se quedó callado unos segundos antes de volver a sonreír.
—Eres un idealista. Eso me gusta.
Felix sintió que su corazón se aceleraba, pero no apartó la mirada.
—No sé qué estás intentando, Hyunjin, pero no voy a rendirme.
Hyunjin se levantó, inclinándose sobre la mesa, acercándose más a Felix.
—Espero que no lo hagas, príncipe.
Y con esa última provocación, Hyunjin se marchó, dejando a Felix con una mezcla de frustración y algo más que no quería admitir.
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Herederos del destino
RomansaLee Felix es un príncipe de 16 años, quien tras un acuerdo con sus padres, decide abrir las puertas de su reino a los hijos de los villanos. Entre ellos, está Hyunjin, hijo de Maléfica, un chico misterioso y arrogante. Felix / 🦢 = bottom Hyunjin...