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La academia de Auradon estaba en su máximo esplendor. Los pasillos estaban llenos de estudiantes que charlaban animadamente mientras observaban con curiosidad a los nuevos. La llegada de los hijos de los villanos no había pasado desapercibida, y las miradas de desconfianza eran inevitables.

Los cuatro recién llegados caminaban con actitud desafiante. Hyunjin lideraba el grupo con una sonrisa despreocupada, mientras Minho y Changbin intercambiaban miradas entre burlonas y cansadas. Bangchan mantenía su expresión neutral, como si no le importara lo que los demás pensaran, pero sus ojos analizaban cada rincón del lugar.

Felix los seguía de cerca, acompañado por Seungmin, Jeongin y Han, quienes intentaban mantener la calma. Sin embargo, la tensión era palpable.

—Muy bien, esta es la academia —dijo Felix, intentando sonar lo más amable posible—. Aquí tendrán la oportunidad de aprender junto a nosotros y demostrar que podemos convivir en paz.

Hyunjin alzó una ceja y soltó una risa sarcástica.

—¿En paz? Qué aburrido.

Minho miró a Han con una sonrisa pícara.

—¿Así que tú eres el hijo de Bella? Creí que serías más... ¿rudo?

Han entrecerró los ojos.

—Y tú eres el hijo de Cruella, ¿cierto? Me sorprende que no lleves un abrigo hecho de piel de perro.

Minho soltó una carcajada y dio un paso más cerca.

—Tienes carácter. Esto será interesante.

Han lo miró desafiante, pero antes de que dijera algo más, Seungmin intervino.

—Minho, ¿por qué no dejas de molestar?

Bangchan, que había estado observando en silencio, fijó su mirada en Seungmin.

—¿Y tú quién eres?

—Seungmin, hijo de Blancanieves. —Su voz era firme, pero había un toque de nerviosismo al enfrentarse a la mirada intensa de Bangchan.

—Blancanieves... —Bangchan sonrió de manera calculadora—. Seguro tienes algún secreto oscuro. Todos lo tienen.

Seungmin frunció el ceño.

—A diferencia de ustedes, no necesitamos ocultar quiénes somos.

Bangchan dio un paso hacia él, acortando la distancia.

—¿Estás seguro?

La tensión entre ambos se podía cortar con un cuchillo. Felix se aclaró la garganta, intentando romper el ambiente pesado.

—¡Bien! Ahora, cada uno tiene asignada una habitación. Jeongin y Changbin estarán juntos, Han y Minho también. Hyunjin, estarás conmigo, y Bangchan estará con Seungmin.

Jeongin, que había permanecido callado hasta entonces, abrió los ojos con sorpresa.

—¿Tengo que compartir habitación con él? —señaló a Changbin, quien lo miró con una sonrisa traviesa.

—Vamos, esto será divertido, pequeño príncipe —dijo Changbin, dándole una palmada en el hombro.

Jeongin apartó la mano con brusquedad.

—No soy tu "pequeño príncipe".

—Ya veremos —respondió Changbin, guiñándole un ojo antes de avanzar.

Mientras se dispersaban para ir a sus habitaciones, Felix y Hyunjin se quedaron atrás. Hyunjin lo miró con una mezcla de curiosidad y diversión.

—¿De verdad crees que esto funcionará?

Felix respiró hondo.

—Tiene que funcionar.

Hyunjin sonrió, acercándose peligrosamente.

—Eres valiente, príncipe. Eso me gusta.

Felix se sintió repentinamente nervioso, pero no dejó que Hyunjin viera su incomodidad.

—Solo sigue las reglas, Hyunjin.

Hyunjin inclinó la cabeza, como si considerara la posibilidad por un momento.

—¿Y si no lo hago?

Felix lo miró fijamente.

—Entonces, tendrás que enfrentarte a mí.

Hyunjin lo observó en silencio antes de dar una última sonrisa y girarse para caminar hacia su habitación.

Herederos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora