OSHI NO KO - Me Tienes a Mi

4- Revelación.

Lo que no sabía Aqua es que, tras la escena, Kana había visto todo.

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—Kurokawa Akane, tengo que confesarte algo. Siempre he amado a Aqua—.

Dijo la pelirroja, en tono melancólico. Su vista, centrada en el movimiento de las olas, temblaba al pensar y repensar todo lo que había pasado con Aqua.
Claro, Aqua la rechazó porque amaba a Akane. Tenía sentido para la joven actriz.

—Él es el más feliz del mundo cuando está contigo. Más te vale volver pronto con él, solo tú podrías entrar en su corazón—.

Agregó, sonriéndole a su rival amorosa. Su sonrisa quizás era falsa, o quizás era para convencerse a sí misma de que así era como debía ser.

—Ustedes todavía se aman ¿No?—

—¿De qué estás hablando?— Le preguntó Kurokawa.

—Bueno, estaban hablando como si estuviesen en buenos términos...—

—¿Así que nos viste?—

—Por accidente, no fue a propósito—.

Kana se dio media vuelta y caminó por la costa a ritmo lento mientras seguía hablando, incitando a Akane a caminar con ella. Trataba de ser optimista, pero, solo se estaba engañando a si misma.

—Despues de todo, siempre ha sido así...—

—¡Te equivocas!— refutó Akane.

—Por un momento, malinterpreté su amabilidad...creí por un momento que le gustaba, supongo que es mi debilidad—.

—¡Qué me escuches!— gritó Akane, tomando a Kana del hombro.
La pelirroja volteó, sin poder ocultar las lágrimas que brotaban de sus ojos. Akane se sorprendió de verla en ese estado, quitando su mano.

¿Qué podía hacer en esa situación? La que fue su ídolo en la infancia ahora estaba luchando para no ceder ante su corazón roto, pero ella sabía que realmente Aqua quería a Kana de manera romántica. ¿Cómo podía proceder?

...solo había una forma de garantizar la vida de Aqua. Confesarlo todo. Jugar la carta del todo o nada.

—Kana... Debo confesarte algo. La realidad es que... Aqua-kun está hundiéndose en la oscuridad—.

Arima guardó silencio, extrañada de la declaración que acababa de hacer Kurokawa. ¿Era cierto, después de todo? Ella sabía que Aqua estaba luchando con demonios internos, pero nunca pudo descifrar cuales eran. Claro, él si confiaba en Kurokawa, claro que a ella si se lo diría.

—Ya veo. Confía en ti lo suficiente como para decírtelo. Es otra prueba de que...—

—No es cierto—. Declaró Akane.
—Si te lo ha ocultado es porque te quiere proteger... Él teme por ti... ahora lo puedo ver—. Agregó.

Kana miró a la chica, extrañada de lo que acababa de decir.

—¿A... Qué te refieres....?—

Se quedaron en silencio por un momento, mirándose con seriedad.

—Aqua-kun no quiere concluir su venganza con la película. Él planea más que eso...—
Comentó Akane a casi voz de susurros.

—Planea matar a Kamiki-san—.

¿Qué significaba eso? ¿Cómo alguien tan amable como Aqua podría pensar en algo así?

—¿Qué? ¿Eres retrasada?—
Preguntó Kana, visiblemente irritada. Pero, aunque no quisiera admitirlo, inconscientemente empezó a unir cables que estaban a la deriva.
Oscuridad...

—Es la verdad. Y no puedo salvarlo sola. Lamento mucho si malinterpretaste mi relación con Aqua, pero... Aunque me duela aceptarlo, él parece más interesado en ti de lo que estuvo en mi. Eres el único que puede salvarlo, Kana—.

—Él...¿Cómo podrías saber eso?—

Kurokawa se quedó callada, acercándose progresivamente a la chica que inspiró su carrera y que ahora tenía enfrente, acortando suficientes distancias para finalmente rodear sus brazos alrededor del cuerpo de la pelirroja, abrazándola cálidamente para poder decir lo que quería decir.
Kana, por su parte, no sabía muy bien como reaccionar. Algo incrédula, dudosa de las declaraciones que se le presentaron, se asustó al ver como todo empezaba a cobrar sentido.

Él realmente va a...

—Porque siempre lo supe. Sálvalo, por favor—. Concluyó Kurokawa, con voz decaída.

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Después de una conversación breve donde Akane se encargó de explicarle a Kana todo lo que sabía de Aqua, la pelirroja se encontraba caminando por la costa, sola, antes de que fuese hora de irse de la playa.

—Y ahora... ¿Qué hago?—

Era lo único que pudo preguntarse. Demasiadas cosas acababan de ocurrir. No sabía cómo sentirse al respecto, pero, más allá de elegir si creer o no creer algo tan disparatado como que Aqua buscase acabar con una vida, por lo menos tenía claro una cosa.

—Yo... Yo realmente lo amo—. Dijo con decisión.

—Disculpa...—

Una voz infantil se escuchó atrás de la actriz.
La pelirroja volteó, y miró de donde procedía aquella voz.

—Ah, eres tú... ¿Tsukuyomi?—

—Ahora que sabes más al respecto sobre Aqua... Creo que tengo información que te podría interesar—.

—¿De Aqua? ¿Qué sabes sobre él?—

—Dime... ¿Crees en la reencarnación?—