Aquamarine Hoshino está decidido a acabar con su padre, sin importar qué. La venganza y la oscuridad nubla su juicio y lo lleva a estar dispuesto a ser consumido, pero, ¿Esto podría cambiar si la persona correcta le confiesa el peso que tiene la vid...
El día siguiente llegó, y con eso, tomamos camino a la playa. Fueron todos los que participaron activamente como actores en 15 años de mentiras. Después de todo, la idea era tomar un descanso para liberar todo el estrés que produjo el rodaje de la película.
Ahí estaba Arima. No habíamos tenido mucho tiempo de hablar después de ese día, pero... Parecía que estaba evitándome. No la juzgaba; después de todo, es lo que haría normalmente un adolescente después de ser friendzoneado, ¿no? Bajamos de la Van del director a penas llegamos a la playa.
—Ver el océano me hace recordar...mi auto —dijo el pobre de Himekawa. ¿Seguía sin superar que no sepa conducir bien?
—¿Sigues con el trauma? —le cuestioné. Pasó suficiente tiempo desde que lo estrelló como para que haya superado ese incidente. Después de todo, dudaba mucho que no haya vuelto a practicar su conducción... no, definitivamente no había practicado.
Noté que las chicas comenzaron a burlarse del director por tener un vehículo tan grande a pesar de ser soltero.
—En realidad, él compró la Van cuando soñaba con casarse. Patético —comenté, para fulminar al director.
Todos estaban alistándose para disfrutar de su día libre, así que decidí hacer un mínimo aporte inflando una balsa. Levanté la mirada, y vi a Arima recostada sobre una toalla en la arena cerca. Quise hablar con ella.
Me acerqué lo suficiente para que ella notase mi presencia, notando como su rostro se ruborizó. Supuse que ella también lo había notado, pues volteó la cara al momento.
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—Aqua, ayúdame aplicando protector solar en mi piel, ¿Quieres? —preguntó casi exigiéndome que lo hiciera. Era demasiado orgullosa incluso después de que la rechazara. Antes de poder responder, sentí la presencia de Kurokawa junto a nosotros.
—Permíteme.
Kurokawa tomó el frasco de protector con malicia y echó una cantidad generosa en la espalda de Arima, sonriendo en el proceso con satisfacción. Arima respondió con un quejido, probablemente generado por la baja temperatura de la crema.
—Espera, ¡No te lo pedí a ti!
—Vaya... estás muy tensa, señorita.
Arima cedió y ahora Kurokawa le esparció la crema mediante masajes. No tuve reacción.
—Se ve que son cercanas —exclamé con sarcasmo.
Pude ver cómo los demás se divertían y disfrutaban del día de descanso, así que, decidí aprovechar la distracción de los demás para escabullirme y pensar un poco. Vi un pequeño precipicio y me senté a su orilla. Kamiki, ¿Cuándo atacarás? Solo pude preguntarme eso con claridad frente a la cantidad de pensamientos y recuerdos intrusivos que fluían en mi mente.
—Incluso ahora, Arima —pensé en voz alta.
Escuché pasos atrás mío al unísono en el que liberé al exterior mis pensamientos, y vi a Akane tras voltear.
—Vaya, ¿huyendo de los demás?
—¿No te sientes incómoda cerca de mí, Akane? —le cuestioné. Razones sobraban para que no se sintiese cómoda conmigo; ni yo mismo me sentía cómodo con ella cerca.
—Por supuesto que sí.
Era una respuesta sincera, y que, tristemente pude entender a la perfección. Kurokawa Akane, otra chica que había engañado y manipulado por mi beneficio; que exploté para conseguir lo que quería.
¿Por qué me estaba arrepintiendo? Un cuervo se acercó a nosotros, y lo espanté.
—Pero tengo que vigilarte, Aqua. Nada da garantía de que no vayas a matar a Hikaru Kamiki en algún momento.
Me sorprendieron sus palabras, pero, decidí quedarme en silencio.
—No deberías hacer eso, ¿sabes? Si lo haces, ni tú ni nadie de tu alrededor será feliz.
Sus palabras, enmascaradas por el sonido de las olas chocando con las rocas, eran la realidad que estaba peleando por evitar.
—Solo míralos —continuó—. Están contentos de que todos estemos aquí. Se están divirtiendo, y no tienen idea de lo que piensas en realidad. ¿qué pasará con Miyako-san? ¿Con Ruby-chan? Incluso con Himekawa-kun.
Ellos... Eran mi familia, ¿no? Volvieron a mi consciencia las palabras que resonaron el día en el que Arima se me declaró.
Ellos en verdad me querían, ¿no?
—¿Qué pasará con Kana-chan? ¿qué planeas hacer con esos sentimientos que tienes?
...y ahí estaba la razón del sermón.
—Ah, parece que escuchaste, Akane.
—Aqua, esos sentimientos son correspondidos. Puedes tener un futuro con ella... si sueltas esa oscuridad que traes contigo.
Su voz sonaba decidida. Ella creía firmemente en lo que decía. A falta de saber que responder, solo pude quedarme callado.
—Es tu turno de ser feliz —remató Kurokawa, para darme la espalda y alejarse.
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La oscuridad llenó mi visión. Caminé por esa oscuridad hasta notar como se convirtió en aquella sala de estar. Aquella donde falleció Ai. En el piso, vi a Amemiya Gorou, recostado sobre la pared.