Capítulo 5: ¿Cara o cruz?

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Emma

—Compra el que más te guste, no es tan difícil.

—¡¿Y crees que es fácil?! Puedo escuchar a cada uno de estos autos diciéndome "¡Llévame a mi!" —decía Kate sobresaltada—. Me duele tanto el hecho de que sólo pueda escoger uno —agregó acariciando un Toyota negro que estaba a su lado—. Además, si hubiese querido que me dijeras que escoja el que más me guste no te hubiera traído. ¡Eres mi mejor amiga, no mi mejor amigo! A veces creo que en otra vida hubieras sido hombre, ¿Sabías?

Rodé los ojos ante su drama.

—Si fuera así, estuviera emocionada hablándote acerca de las ventajas y desventajas de cada modelo de auto, ¿No crees?

Todo fuera más simple si solo fuéramos por lo que queremos comprar y lo compráramos, como suelo hacer, pero no, Kate Stone debe dar un millón de vueltas para al final comprar lo primero que vio. Eso es realmente agobiante, aún más tomando en cuenta que tenemos toda la tarde andando por la ciudad y llevamos un montón de paquetes por cosas que mi amiga me obligó a comprar. Los sacrificios de la amistad.

La miré y estaba haciendo puchero, rodé los ojos nuevamente.

—Bien, te voy a ayudar —dije en un suspiro—. Tu color favorito es el verde, ¿No?

—Sí —dijo mientras se le iluminaban los ojos— ¡Eres una genio! ¿Cómo no lo pensé antes?

Solté un grito de frustración, tomé las bolsas del suelo y seguí a Kate. Luego de haber mirado todos los autos verdes del local unas 15 veces, compró un Ford verde limón, llenó los papeles y salimos rumbo a la universidad, mi amiga manejando emocionada, y no muy bien que digamos.

Cuando llegamos al recinto, nos acercamos al apartamento y vimos una patrulla fuera de mi edificio.

—¿Qué crees que haya pasado? —preguntó mi amiga, con sed de chisme, mientras se estacionaba.

—No tengo idea y tampoco me interesa —dije mientras salía y sacaba mis bolsas del auto—. Nos vemos mañana.

—¿Qué? ¿No vamos a averiguar que está pasando?

—Ehh, no, estoy muy cansada. Adiós —dije cerrando la puerta del auto. En realidad estaba exhausta. Mientras me acercaba al edificio, buscaba mis llaves. Ya estaba entrando la noche así que no veía bien. Caminé hacia mi apartamento y mi asombro fue total al ver a un policía parado en mi puerta, la cual estaba abierta, hablando con alguien dentro, a quien no distinguía muy bien, pero por la silueta podía asegurar que era un hombre.

Sentí una presencia detrás de mi y me giré de inmediato levantando mi mano derecha llena de bolsas, impactando a alguien que me di cuenta, era Kate.

—¡Estúpida, me asustaste! —reclamé.

—Tú eres la que me pega y eres la que se enoja —dijo sobándose la cabeza—. Por Dios, es en tu apartamento —agregó refiriéndose al policía—. Veamos que pasa.

Kate se me adelantó y gruñí.

—¿Y no te ibas? —grité.

—Nunca dije que lo haría —dijo sin girarse.

La alcancé y vi al policía, un hombre de mediana edad hablando con Daniel. Ellos no se percataron de nuestra presencia hasta que hablé.

—¿Se puede saber que pasa aquí?

Daniel me miró y de inmediato se acercó a mi a darme un fuerte abrazo que hizo que soltara las bolsas que traía en la mano. Luego se inclicó un poco, puesto que es más alto que yo, y me dio un tierno beso en la frente.

Una Trampa del Destino [TC 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora