Capítulo 8: Regresar

89 24 0
                                    

Tiempo después...

La luz cálida de la tarde filtraba a través de las ventanas del bar, mientras Becky, sin saberlo, volvía a caminar por el mismo lugar donde todo había comenzado. Al entrar, sintió la familiaridad del ambiente, el mismo aire cálido y las mismas conversaciones lejanas, pero algo dentro de ella le decía que esa noche no sería como las demás. Había pasado un año desde la última vez que vio a Freen, y aunque el dolor de la separación seguía presente, Becky había logrado encontrar una especie de paz. Ya no esperaba nada, ni siquiera pensaba en el pasado. Pero aún, sin saberlo, la ciudad tenía algo preparado para ella.

Se sentó en su mesa habitual, pidiendo un trago, casi por costumbre. Mientras esperaba, su mente se perdió en los recuerdos: las noches compartidas, las promesas no cumplidas, y la sensación de vacío que había quedado en su vida desde que Freen se fue. A pesar de que lo había aceptado, un rincón de su corazón seguía reservando un espacio para ella, como una pequeña chispa que nunca se apaga del todo.

De repente, alzó la vista. En la entrada del bar, una figura familiar apareció. Su respiración se detuvo. No podía ser... pero lo era. Freen. La misma mirada, la misma postura segura, pero ahora, había algo más: un toque de melancolía en sus ojos que Becky conocía bien. Estaba allí, inesperada, como si el destino no quisiera que las separara más tiempo.

Freen no planeaba este encuentro. Había llegado esa mañana, con la intención de darle una sorpresa a Becky al día siguiente, con el pretexto de que era el aniversario de su reencuentro. Pero el destino, como siempre, tenía otros planes. No había buscado ese momento, pero algo dentro de ella la llevó allí esa noche, en el mismo bar donde habían vuelto a encontrarse hace un año. No era solo la casualidad. Había algo en el aire, algo que la empujó a buscarla.

Cuando sus ojos se encontraron, un nudo se formó en el estómago de Becky. No podía creerlo. Un año había pasado, pero al verla, todo lo que había sentido por Freen volvió como una marea.

Freen, al verla, también sintió el golpe de la emoción, pero no sabía cómo manejarlo. Había pasado tanto tiempo, y aunque su corazón la había llevado hasta aquí, las palabras le parecían frágiles e insuficientes. Se acercó a la mesa de Becky, sin poder quitarse esa sonrisa tímida pero cargada de significado.

—No esperaba verte hoy... —dijo Freen, con la voz quebrada por la emoción.

Becky se levantó lentamente, su corazón latía rápido. Sus manos temblaban ligeramente al ver a Freen ahí, tan cerca. Había sido un año, pero la distancia y el tiempo parecían desvanecerse en ese instante.

—Yo tampoco... —respondió Becky, sin saber cómo expresarlo, porque a pesar de todo, no había nada que ella hubiera deseado más que este momento.

Un silencio cómodo se instaló entre las dos. No era necesario decir mucho. Ya lo sabían todo, aunque no se habían hablado. Lo que sentían no necesitaba palabras. Se miraron a los ojos por un largo rato, y en ese momento, ambas comprendieron que, a pesar de todo lo que habían vivido, nada había cambiado en su corazón. La chispa seguía ahí.

—Pensé que ya no te vería nunca más —dijo Becky, con la voz suave, casi un susurro.

—Pensé lo mismo... —respondió Freen, su mirada llena de sinceridad—. Pero aquí estamos, ¿no?

Becky asintió. La emoción le nublaba la vista. Podía sentir la presencia de Freen como nunca antes, como si ella misma hubiera estado esperando este momento sin saberlo. El tiempo que pasaron separadas había dejado cicatrices, pero también les había dado perspectiva. Y aunque el destino las había separado, ahora parecía reunirlas de una manera tan sencilla, tan natural, que ni siquiera lo entendían.

Sailor SongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora