Capítulo 8

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Ufff los nervios me consumen. Parada frente a las puertas giratorias de cristal de este enorme edificio, comienzo a replantearme toda mi existencia.

~Vamos mujer, tu puedes!~

Hoy es el día de mi primera reunión con los italianos. Estoy a la puertas de su edificio. Dirijo mi mirada hacia abajo repasandome desde la punta de los zapatos tacon de aguja que llevo hasta mi cabello recogido en un moño alto pero algo deshecho. Llevo un hermoso juego de dos piezas de color verde oliva que me ha prestado Gis para verme más formal y presentable. Visto que todo esta correcto y no tengo más razones para retrasarme tomó una fuerte bocanada de aire frío y me adentro en las instalaciones Al entrar percibo el toque de la isla en forma de bota. A pesar de ser un edificio como cualquier otro de negocios este esta decorado de forma tal que te evoca ese picaresco aire italiano. Me acerco hasta la joven recepcionista. La cual me recibe con una sonrisa:
-Buenos días señorita. ¿En que le puedo ayudar?

-Hola, mi nombre es Paula Sánchez, vengo a la reunión con el señor Bianco y el señor Vannicelli.

-Deme un segundo. - rápidamente la chica levanto el teléfono y marco a lo que parece una línea rápida. Habló brevemente a través de este y luego regreso la atención a mi.

-El señor Vannicelli la espera en su despacho. En el tercer piso, la enorme puerta de dos hojas.

Le agradecí y continue mi camino. Tome el elvador y una vez en la planta me di cuenta que en realidad, aquí no habia otras puertas mas que las que dijo la recepcionista. Noto a una chica sentada detrás de un pequeño escritorio de trabajo y me acerco.

-Bue..

-Es usted la señorita Sánchez,  no es así?

Solo asentí. Me había cortado el rollo y ya me daba pena volver a hablar. La joven se paro enérgicamente de su sitio y fue hasta la gran puerta. Tomo una de las barras que hacian de tiraderas y añadió al tirmpo que abría.

-Adelante, el señor ya la espera en su despacho.

En efecto, sentado detras de un enorme y finísimo escritorio de madera el italiano de ojos color miel aguardaba.

-Aah, querida Paula. Adelante, ya te esperaba. -Dijo este poniendose en pie y derrochando carísma.

-Disculpe si le hice esperar señor Vannicelli.

El italiano solo hizo un gesto con la mano indicando que no le tomara importancia. Me resulta algo extraño y difícil de asimilar que tenga una actitud tan relajada. Guiada por sus indicaciones tomo asiento en frente de este.

-Muy bien comencemos. ¿Ya te has leído el fax que te envie sobre el contrato de trabajo?

-Ehhh... sí,sí. Todo esta bien.

Sin embargo este levanta una de sus pobladas cejas y pregunta:
-¿Sucede algo señorita Paula?

-Para nada. -aunque...- Es solo que pense que en la reunión seriamos tres, el señor Bianco, usted y yo.

La postura de Vannicelli cambia automáticamente a una más relajada, se hecha hacia atrás en su asiento y me mira con un brillo en su mirada que no supe interpretar.

-Si bueno, mi querido amigo no ha podido asistir hoy por asuntos familiares. Pero no te preocupes, me ha dado vía libre sobre esto.

-Oh bueno. Espero todo este bien. - algo extrañada metí la mano en mi bolso y saque la carpeta con el documento que me habia enviado. -Aquí esta el contrato ya firmado señor Vannicelli.

- Niccolo. -añadió este rápidamente.

- ¿Disculpe?

-Bueno, es que todo el tiempo me estas llamando por mi apellido y me hace sentir muy estirado. Preferiría que me llames por mi nombre así como yo a ti.

Vale...no pienso que sea lo correcto. Es mi nuevo jefe, es mayor que yo y se me hace extraño. No creo sentirme comodaa haciendo esto, pero ¿y si lo descontento?

-Verá, es que usted es mi jefe y no me sentiría comoda llamandolo así, sobre todo porque todos los demás lo llamaran apropiadamente.

El hombre pareció meditar un momento en mis palabras. Y muy contrario a lo que podría pensar termino dedicandome una encantadora sonrisa.

-Bueno si así es como se siente, respetare eso. Por ahora...

***********************

La reunión en general fue bien. Excepto por esos pequeños escalofrío que me daba a veces la actitud tan cercana que toma Vannicelli. De verdad espero esto no se vuelva un problema, sobre todo porque necesito mucho trabajar y empezar a salir adelante en este nueevo lugar. Además no mentiré,  me resulta extremadamente atractivo y cómodo el trabajo, realmente Dios me  ha vendecido con la suerte. Ya me veía yo limpiando pisos, lavando platos en restaurantes o haciendo cualquier cosa con tal de ganar mi sustento pero siempre con la esperanza de salir adelante.

-Listo señorita.

-Gracias.

Pago el taxi y salgo de este. Ahora estaba parada a las puertas de una enorme casa.

Ding Dong

Unos segundos luego de tocar el timbre aparece en la puerta un rostro familiar.

-Pauu! Entra cariño que te congelas allí fuera.

Estaba nada menos y nada más que en la nueva residencia de los Hitsh. Mi amiga tan eufórica y entusiasta como siempre me dio un rápido tour por la casa hasta que nos quedamos en uno de los salones de abajo tomandonos unas bebidas.

-Mmh andate con cuidado amiga. Fiate de tu instinto que tal que ese Vannicelli sea un viejo depravado.

-Bueno, tiene unos cuarenta años. Tampoco es tanto. Aunque si que se me hace incómodo. Aunque no quiero lidiar con eso ahora mismo, estoy bastante feliz con mi logro.

-Entonces, cuentame que tal el trabajo?

-Pues, soy la interpreté del señor Vannicelli, resulta que su empresa es una empresa mixta de importaciones y exportación de vinos y materiales para fabricación de artículos exclusivos. - hice una ligera pausa para tomar algo de mi copa. - Por lo visto son muy excéntricos en cuanto a su forma, tengo entendido que prefieren hablar su idioma que esforzarce en expresarse en itra lengua extranjera, así que yo estaree ejerciendo como su pie de apoyo al tratar con comerciantes y clientes que no hablen su idioma.

- Buaj, se nota que el que puede puede. El execentrisismo es una muestra de poder, nada más. 

Asentí dandole la razón. Aunque después de todo, ese excentrisiamo me beneficia, así que tampoco me disgusta.  Percibo unas voces descendiendo de las escaleras. Voces masculinas muy familiares.

-Oye Gigi, y eso?

-Debe ser Phil y su amigo que estan reunidos arriba en su despacho  y ya han de haber terminado.

-Ah. - contesto algo confundida, juraría que esa voz...

Levanto la vista y veo descender a Philips y a su acompañante, que no resulta ser otro que... increíble, el arrogante y sexy de Sadock Pirce. Con cara átonita miro a mi amiga que al notarme se gira a ver para luego volver a mirarme.

-A que esta bueno ese chico, eh? -lo dice de forma insinuante. Se lo que intenta.

Mi cara deja de ser de alguien sorprendido para parecer de alguien avergonzada. Pues si, si que esta bueno el jodido.  Gigi sonrie al verme.

-Deberías lanzarte a por èl. Creo es soltero amiga.

-Estas loca. - fueron mis primeras palabras de reacción . -Ese es el estúpido arrogante de Sadock.- susurre

Y como si lo ubiera llamado a voces, el ojí zarco voltea a verme directo a los ojos. Su mirada parece igual de fría que antes sin embargo su ceño se unde un poco. 

-Hey Sadock, ella es Paula la mejor amiga de mi esposa. -me introduce muy amablemete Philips.

Al notar nuestras reacciones, Gis pone cara de aprietos y por su parte su marido parece más confundido.

Por fin don mirada de hielo decide hablar- Si, por desgracia, ya la conocía.

Será malcriado!

-¡Desgracia la mía!- contrataque decidida a no dejarme humillar más por este pedazo de icebrg arrogante.

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⏰ Última actualización: Dec 06 ⏰

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