°•°𝓵𝓲𝓿𝓲𝓷𝓰 𝓼𝓸𝓶𝓮𝔀𝓱𝓮𝓻𝓮•°•

Ocho

MAGGIE (un rato antes)

Aunque Glenn no quería que viniera, yo sentía que debía hacerlo, además que no me apetecía estar en la prisión ni un minuto más en ese momento. Habíamos dejado a Rick, mi hermana, Carol y a los niños allí, protegiendo nuestro actual refugio. Estaba harta de esta mierda de mundo. De tener que escapar, de no saber si en cualquier momento una horda va a venir o si alguien como Harry aparecería de nuevo. Pero lo que más miedo me daba, por encima de todo, era perder a otro ser querido, ya fuera Beth, Glenn, Stacey o cualquiera de las personas que había en mi grupo, los cuales ya consideraba familia.

Estábamos siguiendo unas vías, a ver qué encontrábamos, cuando nos topamos con un grupo de gente, gente en la que ya no sabíamos si confiar o no. Tres de ellos nos  apuntaban con sus armas, igual que nosotros a ellos. 

-¿Quiénes sois?- pregunté yo alterada

-¿Podría decir lo mismo?- contestó a la defensiva un hombre de unos 40 años- ¿Venís a robarnos el refugio? 

Atrás veía a tress chicos, uno de unos 17, poniéndose delante de dos más jovenes. Supuse que era porque éramos extraños.

-Largaos de aquí...- dijo una señora casi suplicándonos. En ese momento supe que algo iba mal, solo que no le di importancia. 

-No vamos a haceros nada, solamente buscamos provisiones- dijo Glenn tratando de calmar la cosa.

-¡Qué me da igual! ¡Marcháos ya joder!- repitió el hombre

-¡Ey, no les grites!

-Venga, da igual, vámonos- propuso mi novio

-Ni se te ocurra volver a hablar así a mis amigos, ¿te enteras?- volvió a hablar Daryl mientras nos íbamos.

Vi como los otros dos bajaron sus armas, pero el hombre que habló no lo hizo, ni siquiera cuando, la que supuse que era su mujer, se lo dijo. Se escuchó como él alzaba la voz, pero preferimos seguir nuestro camino y no causar problemas con ese grupo.

STACEY

Dejé a Judith encerrada en mi celda, para que nadie pudiera entrar y fuui corriendo a los disparos cuando vi a un hombre de unos 40 años con una pistola en la mano. Al lado suyo, en el suelo, había una mujer, había sangre, no tardé en reconocer que tenía una herida de bala. El hombre me apuntó con el arma y pronto aparecieron dos personas más haciendo lo mismo. Pensé en llamar a Carl, o a alguien de los que se habían quedado, pero sabía que las cosas no habrían salido bien.

-¿Estás sola, niña?- dijo el hombre, al no contestar se acercó más a mí, mirando mal a  la mujer que sollozaba de dolor en el suelo- te he hecho una pregunta, así que me contestas, ¿estás sola?- no estaba sola, habían cinco personas conmigo, entre ellas un bebé, así que no pensaba contestarle.

-Iros de aquí, no quiero problemas.

-Ya tenemos problemas con tus amigos.

-¿Mis amigos?- le miré extrañada

-Sí, uno que lleva ballesta, un asiático y una castaña- tragué saliva al escuchar a quiénes se refería- el primero es al que más odio. Escuchamos algo de una prisión, así que porque no venir a ver como era- decía acercándose más cada vez. ¿Soy la única que había escuchado disparos? 

Estaba por agarrarme por el cuello, cuando un niño de no más de unos siete años, se acercó a la mujer que había en el suelo.

-Mamá- dijo llorando. 

-¡Cállate hijo!- dijo el hombre girándose hacia él. Detrás del pequeño pude ver a dos chicos más, uno abrazaba al otro y me parece que ambos estaban llorando. 

Intenté salir de allí, o al menos alcanzar mi alma, la cuál me habían quitado, pero los otros dos volvieron a apuntarme, ahora más cerca de mí. 

-Has sido tú, ¿verdad?- esuché decir al mayor de todos- Tú la has disparado- el hombre no contestó- ¡MIERDA, PAPÁ! ¡LA HAS MATADO, NO ESTÁ RESPIRANDO!- le gritó llorando y le salió un sollozo de dolor de su garganta. 

El hombre cogió su arma y la puso cerca de él, yo ya estaba perdiendo la paciendo y quería intervenir, pero cuando se escuchó un disparo y vi a Carol en el suelo, llegué a mi límite. El chico, que había gritado a su padre, le empujó, yo vi caer la pistola y aproveché para cogerla. Fui corriendo hacia Carol, quien estaba intentando mantener la consciencia mientras presionaba la herida de bala hecha en su hombro, para no desangrarse. Le dijé que fuera a mi celda, que ahí estaria segura, que ahora iría yo, cuando consiguiera encargarme de ellos. No me gustaba hacer daño a personas, pero no iba a permitir que alguien dañara a mi gente. Se escucharon varios disparos más, gritos y discusiones, a la vez que el más pequeño de los presentes sollozaba por su madre, ahora muerta, abrazado por otro, al que no pude verle la cara. Al final el hijo mayor, convenció a su padre de irse, y los hombres que anteriormente me apuntaron, los cuáles eran como sus súbditos, le siguieron. 

-Lo siento- dijo, cogiendo en brazos a su hermano pequeño, el cual no quería dejar atrás a su madre- de verdad- luego miro a su madre y lágrimas empezaron a salir de sus ojos, le puso el brazo por los hombros al otro niño, el cual seguía sin saber cuál era su rostro y salió de la prisión. 

Fui lo más rápido que pude hacia mi celda, tenía que curar a Carol, aunque ella fuera la que sabía hacerlo. Como ella estaba medio consciente me fue dando indicaciones. Lágrimas salían de mis ojos al hacerlo, y mis manos temblaban demasiado. Fue complicado sacar la bala, pero lo conseguí, luego le puse una venda y ya. Dejé a Judith con ella, ya que estaba dormida. Era bien entrada la noche y yo fui a tomar el aire al patio de la prisión. Necesitaba despejarme un rato. Había vuelto a perder a Carl, aunque conociéndolo estaria dando una vuelta, como yo, o en su celda. Al salir vi algo que no me esperaba. Una horda de caminantes había traspasado la valla.

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Autora: Bueno, hacía mucho tiempo que no escribia en este fanfic, pero aquí está por fin, un nuevo capítulo. Como siempre espero que hayáis disfrutado de la lectura. Muchas gracias quién lea esto. Os quiero.