Moon River [Hannigram]

Chapter 15: Bleeding

-"¿Como te sientes Abigail?" - preguntó Alana viendo como la Omega frotaba sus manos en señal de ansiedad, desde la salida del hospital había estado en silencio, solo observando la carretera que los llevaría hasta su destino, cada árbol que dejaban atrás le daba a entender que se acercaban al lugar, volteándose un poco para ver a Alana, habló.

-"Estoy bien..." - quiso decir algo mas pero sus voz se desvaneció debido a sutil sollozo que salió de ella, esta reacción provocó que Alana se preocupara y pasara sus manos para abrazarla mientras le susurraba que todo estaría bien.

-"Creo que esto no está bien, Hannibal, debemos de regresarla al hospital, allí estará mejor atendida, además sigo sosteniendo que esto no es lo mejor para ella" - dijo mientras trataba de consolar a la Omega, el Alfa vio por el retrovisor aquella escena, Abigail con lagrimas en sus ojos sonrió hacia él para luego cerrar sus ojos y enterrar su nariz en el abrigo de Alana.

-"No...estoy bien, es solo la nostalgia, estaré bien, lo prometo" - vio directamente a los ojos a Alana tratando de manipular las cosas a su favor con aquella Alfa, lo cual logró perfectamente.

-"Dígame señorita Hobbs...¿Qué le gustaría hacer en su breve estadía en su antiguo hogar?" - preguntó viéndola por el retrovisor para luego llevar su mirada hacia la carretera.

-"No lo sé, quiero ver como está, espero que las personas no la hayan destrozada, quiero venderla, algo que ayude para mis estudios, aun no estoy segura" - su mirada se dirigió otra vez hacia el paisaje de la autopista.

-"Me parece una gran idea, Abi" - habló Alana tratando de continuar la charla y así tratar de apoyar a la menor, volteó a ver a Hannibal pero este simplemente miraba hacia la carretera provocando que la conversación muriera lentamente.

Una ultima curva fue lo que tomó para luego adentrarse al camino que los llevaría a la antigua casa de la Omega, los arboles de pino alrededor eran enormes, el aire era frio y el cielo comenzaba a oscurecerse al paso del tiempo, una sutil sonrisa se formó en los labios de Hannibal al darse cuenta que no estarían solos, a través del espeso bosque pudo divisar una silueta la cual comenzó a seguirlos.

Las ruedas del Bentley se detuvieron al llegar a aquella casa situada en el bosque. A los lados del camino, los árboles altos y frondosos se alzaban como guardianes silenciosos, sus ramas formando un dosel que apenas dejaba pasar la luz grisácea de la tarde, dicho paisaje era sereno, casi etéreo, y el aire estaba cargado con el aroma fresco de la madera y la tierra mojada.

-"¿Llegamos?" - preguntó Alana con curiosidad al escuchar el motor del carro apagarse, vio hacia Abigail la cual hizo una seña con su cabeza dándole a entender que sí, habían llegado a su destino.

Cuando abrió la puerta del auto, el frío del aire exterior les dio la bienvenida, como si la casa misma estuviera esperando su llegada. Hannibal ajustó su abrigo y miró alrededor del lugar, el aire frío golpeaba sutilmente su rostro provocando que su cabello se moviera de lugar.

-"¿Puedo entrar?" - preguntó la menor viendo directamente hacia sus guardianes, Hannibal asintió y Alana no tuvo opción que asentir también -"¡Gracias!" - sonrió para luego dirigirse a la puerta la cual era rodeada por una cinta policial, con sus manos la quitó, forzó la puerta y esta abrió de inmediato.

-"Esto es una mala idea, Hannibal y lo sabes ¿por que insistes tanto?" - vio a Hannibal rodear su carro para detenerse frente a ella, el Alfa observó a Alana con una mirada cálida y calculadora, su voz fue baja, casi susurrante, como si compartiera un secreto que solo ella podía comprender.

-"Alana, a veces, para que una herida como esta pueda sanar, es necesario que se enfrente a su origen" - dijo, dejando que las palabras flotaran en el aire, sus ojos, profundos y oscuros, buscaban los de ella con una intensidad que resultaba tranquilizadora y, al mismo tiempo, inquietante - "Abigail ha cargado con un peso enorme para alguien tan joven, aquello que sucedió en esta casa... no se trata solo de horror, sino de identidad, es su ancla, aunque esté llena de tormentas" - su mirada se dirigió a la puerta de la casa la cual estaba abierta.