6.-Las pruebas

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Me parece que Robert les va a seguir...
Seguimos a Susan hasta un despacho donde están reunidos George y Robert con otro grupo de gente.
-Quedaos aquí fuera, -dice Susan- solo será un segundo.
Susan entra en la sala, que por desgracia y a diferencia de las anteriores, está insonorizada. Aunque no oímos la conversación, sabemos que discuten, puesto que ponen caras de enfado, se levantan, dan golpes en la mesa, abren mucho la boca para hablar.
Al cabo de un rato Susan nos invita a entrar y sentarnos.
-Jordan es el único aeternam, los otros dos son normales, -dice Susan- y Robert, como intento deciros, les dejo venir e informarse sobre nosotros sin más.
-Hay una razón por la cuál lo hice, -explica Robert- no solo porque sin sus amigos, Jordan no habria accedido a venir y porque no iba a dejar a dos adolescentes sabiendo que su amigo habia muerto y vuelto a la vida y que un hombre lo secuestra sin más, hay otras razones que me temo que no puedo revelar delante de los chicos, ni delante de algunos de los presentes.
-¡Eso no es cierto!-grita Susan-¡Todo esto lo haces por lo que te pasó a ti!
Robert aprieta la mandíbula y cierra los puños, se levanta de la silla lanzandola para atrás y sale de la sala dando un portazo.
-Susan, basta, -dice George- está diciendo la verdad, y lo que acabas de decir era innecesario.
Susan va a replicar, pero George se levanta levantando la mano para disipar las conversaciones de la sala. Nos dice que vayamos a hacernos las pruebas y le dice a algunos individuos de la sala que salgan.
Seguimos a un aeternam que nos lleva hasta una pesada puerta de metal, pasa su identificación por una ranura, y la puerta se abre.
Hay una cabina con unos ordenadores y sillas, y frente a ellas, una ventana que da a una sala con una máquina cilíndrica un poco rara, con una camilla dentro, la máquina tiene luces raras y botones de colores, en el interior de la máquina abundan formas irregulares y brillantes.
El aeternam me dice k entre en la sala, y nada mas entrar, la camilla sale de la máquina, esperando a que me acueste.
Miro la camilla un poco mervioso durante unos segundos, y después, decido acostarme, aunque no me ha dicho nada, me quito todo lo metálico y la camisa y lo pongo sobre una mesilla que hay. Una vez me acomodo en la camilla, empieza a meterse en la máquina poco a poco, y se ven luces y gases provenientes de ella, acompañados de sonidos y pitidos. A pesar de que me da un poco de miedo lo que me pueda hacer la extraña máquina, tengo un poco de valor para que que todo sea más facil y rápido.
-Muy bien Jordan, ahora un gas relajante va a llenar la máquina, para que no puedas ver lo que pasa y no te pongas nervioso y ademas te relajes, -me explica el aeternam- dentro de unos cinco minutos habremos terminado, aunque no tendre los resultados hasta un cuarto de hora después de que finalice la prueba.
-Vale- intento decir, pero un gas blanco y denso lo inunda todoy ahoga mis palabras.
El gas me impide ver, y además me induce una extraña relajación y despreocupación.
No entindo porque, pero a pesar de que suenas pitidos y me pinchan agujas y me ciegan distintas luces, no estoy preocupado. Todo lo contrario. Me siento seguro.
-Muy bien, Jordan, -vuelve a decir la melodiosa y feliz voz del aeternam- ya puedes vestirte y venir.
La camilla empieza a salir suavemente, me visto y salgo a ver a mis amigos.
-Los efectos durarán dos minutos y medio más, -les está explicando el aeternam a Lucas y Elsa entre risas- aprovechadlo.
Elsa está guapísima a pesar de las ojeras, el pelo despeinado y la cara de preocupación y cansancio.
-¿Que opinas sobre las abejas?-me pregunta Lucas.
-Son preciosas y libres -respondo maravillado aunque no se muy bien porque.
-Jajajaja, ese gas funciona de perlas, -dice Elsa sonriendo, su sonrisa deslumbra toda la habitación- ¿Cuando se pase el efecto recordara todo?
-Por supuesto, jajaja-responde el aeternam sonriente- así que no os paseis mucho con el.
-Para nada, -dice Lucas con cara traviesa- oye Jordan, ¿tu no odiabas las abejas?
-¿Porque iba yo a odiar un animal tan bello y dócil, y que nos proporciona tanto?-pregunto extrañado.
-Jajajaja, nunca pierde la gracia, -dice el aeternam entre risas- bueno chicos, podeis dejarme a solas, necesito procesar e interpretar los datos recogidos por la máquina.
-Por supuesto, -respondo abriendo la puerta- le agradecemos todo, que tenga n buen día.
Damos una vuelta por la planta y a los dos minutos nos sentamos en un banco.
-¿Entonces opinas que la droga debería legalizarse para que todos puedan gozar de la relajación y bienestar que algunas ofrecen?- pregunta Lucas continuando una conversación que estabamos manteniendo.
Cuando voy a responder y me da un leve dolor de cabeza y salgo del trance. Me han drogado, y mis amigos han aprovechado para echarse unas risas, aunque no les culpo, están teniendo un día de perros gracias a mi. Aunque a mi no me vendrian mal unas risas, asi que decido reirme un rato yo también.
-Opino que deberían legalizarse y venderse en farmacias y supermercados en formato porro y en polvo. También opino que deberían legalizarse todo tipo de armas, desde las ballestas hasta los lanzagranadas.
Lucas se queda boquiabierto ante lo que he dicho, y Elsa, que parece darse cuenta de que ya no estoy drogado, mira el reloj para comprobarlo y empieza a reirse.
-¿Porque piensas eso?-pregunta Lucas, todavia perplejo ante mi afirmación.
-Pues porque...-empiezo a deci, pero soy interrumpido.
-Siento interrumpir chicos, -dice Robert- pero es que tenemos que reunirnos con George y un par de personas mas que ahora os presentaré.
Acompañamos a Robert hasta la sala de reuniones, donde nos encontramos con George, Susan y otros cinco aeternam.
-Hola de nuevos chicos -saluda George...

Recuerdos de un InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora