4.-La Pizzería

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Creo que tengo una manera de demostraros que digo la verdad...
-¿A que te refieres con dejarnos a tu merced?-pregunta Lucas confuso.
-Yo creo que he entendido lo que quiere decir, -dice Elsa, que suele ir un paso por delante nuestra- por el contexto y lo ocurrido.
-Voy e entrar a la caseta, -explica el hombre con leves movimientos de manos- voy a cortarme el cuello, y voy a confiar en vosotros durante el rato que esté muerto, que serán menos de cinco minutos, hasta que me despierte y veais que soy como Jordan.
-Sugiero que si te vas a matar para enseñarnos que revives, -dice Lucas rascandose la nuca-
te partas el cuello, y así es una muerte de aproximadamente dieciséis segundos y no manchas nada con sangre.
-Buena idea, -responde Robert sorprendido- en los dos años que llevo haciendo esto, nunca se me había ocurrido nada semejante.
Entra rápidamente en la caseta, coloca una mano en su barbilla y otra en la coronilla, y tras decir "sayonara baby" tira de ambas manos, partiendose el cuello y cayendo al suelo estruendosamente.
A pesar de saber lo que iba a pasar, Elsa quita rápidamente la mirada y aprieta la mandíbula, Lucas en cambio, sin fiarse de que sea verdad, se acerca y le toma el pulso a Robert. Unos segundos después, quita la mano sorprendido.
-Esta muerto, -dice mirandonos horrorizado- se acaba de suicidar.
-Tiene que ser verdad lo que dice, -respondo ante su perplejidad- si no, no se habría matado.
-¿Y de que nos sirve esto?-pregunta Elsa- nosotros queremos saber porque, no que nos lo demuestren otra vez...
-¿Dijo que iba a estar menos de cinco minutos muerto no?-pregunto- ¿Cuanto tiempo estuve muerto yo?
-Pasaron unos diez minutos desde que te apuñaló, hasta que te... "despertaste"-responde Elsa- aunque no moriste desde el principio, estuviste unos minutos desangradote, asi que probablemente tardaste lo mismo que va a tardar Robert.
Después de unos minutos de silencio espectante, Robert se levanta sin más y se estira.
Elsa grita al verlo, y Robert se sobresalta con el grito.
-Joder, que susto me has dado, -dice Robert volviendo a ponerse el sombrero (que se le cayó cuando murió), tras atusarse un poco el pelo. Aunque bajo el sombrero no se le vea bien el pelo, justo antes de que se lo ponga he podido apreciar una ondulada melena que le llegará más o menos por la altura de los hombros -si sabias que iba a volver.
-¿Volver?-pregunto extrañado- ¿así le llamais?
-¿Un tio acaba de resucitar delante tuya, y preguntas si le llaman volver?-pregunta Lucas entre risas, aunque se le nota nervioso.
-Tengo mucho que explicaros, -dice Robert negando, mientras se masajea la sien derecha con la mano- ¿ya confiais en mi?
Al igual que siempre que tenemos que tomar una decisión importante, Lucas, Elsa y yo nos miramos durante unos momentos, compartiendo miradas de preocupación, miedo, intriga y desconfianza.
-Yo creo que por ahora vamos a confiar en ti, -digo al ver que ninguno habla, y cuando veo que las miradas de mis amigos no muestran desaprobación, continuo diciendo- ¿Donde tenemos que ir?
Robert sonríe satisfecho y nos conduce hasta su coche, un Porsche Caimán, gracias a Dios, porque si no no habríamos cabido todos. Despues de un silencioso paseo en el lujoso y deportivo coche, llegamos a lo que parece el destino, aunque solo lo parece porque para el coche, por lo demás parece una simple pizzería.
-No tenemos hambre, -dice Lucas cuando Robert aparca en el aparcamiento de la pizzería- preferimos respuestas.
-No juzgues un libro por su portada, -dice con una sonrisa divertida- entremos anda.
Bajamos del coche y vamos hasta la barra de la pizzería, donde Robert llama a uno de los camareros y le dice que avise a Franklin, mientras nos señala con la cabeza levemente. El cocinero va a un telefono que hay en la pared, y despues de pulsar unos botones, le da el mensaje. Sin esperar a que el camarero termine de dar el mensaje, Robert dice que le sigamos y camina hacia la derecha del local.
Se cuela por un pasillo en el que hay cuatro puertas, las tres primeras tiene escritas las siglas "W.C.", y cada una tiene un símbolo que especifica para que sexo es cada uno y cual es el de minusválidos. Entramos por la ultima, que pone "Almacén, solo personal autorizado.", Robert pasa una tarjeta de reconocimiento por una ranura que hay al lado de pomo, y la puerta se abre. Robert entra y nos invita a seguirlo. La puerta es de unos quince centímetros de grosor, con una capa de plástico (que da al restaurante), una de madera (que da a unas escaleras) y otras de metal (que está entre las anteriores a modo de refuerzo. Bajamos unas escaleras de caracol, que son peldaños de madera individuales, que se sujetan a una hueca columna negra de metal en el cebtro de la escalera, hay unos barrotes verticales iguales que el del centro, pero mucho más pequeños, que rodean la escalera por todos lados, menos por el final de la escalera, que da a un suelo de madera, que pertenece a una sala no muy grande, que tiene sillones a los lados, cuatro puertas de ascendores que descienden desde esta plata, dos puertas que dan a escaleras. El cuarto está decorado con unas macetas con plantas preciosas en cada esquina de la habitación y cuadros colgados justo encima de cada sillón (hay tres a cada lado y cuatro detrás).
-Que... acogedor, -digo dubitativamente, no sabía exactamente que nos íbamos a encontrar, pero no me esperaba esto- ¿Es aquí donde insistías tanto en traernos?
-No exactamente, -contesta Robert mientras camina a los ascensores y pulsa un boton situado en el centro de los cuatro, pero ya casi hemos llegado.
Cuando el ascensor llega sin hacer ruido, entramos detrás de Robert, que pulsa el quinto piso (hay doce), y el boton de cerrar puertas.
-¿Puedo preguntar que porque estamos varias plantas bajo un restaurante?-pregunta Lucas frunciendo el ceño- y que, ¿como es que caben tantas plantas subterráneas?
-En caso de que no se respondan solas, enseguida responderemos a todas vuestras preguntas, -responde Robert resoplando- ten paciencia.
El ascensor es grande y sorprendentemente silencioso, cuando pasa la planta 4 (las plantas van ascendiendo mientras descendemos) el ascensor disminuye la velocidad hasta pararse, y se abren las puertas...

Recuerdos de un InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora