CAPÍTULO 1

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Si allí estaba yo, la chica típica de preparatoria, no muy popular y no con muchos amigos. Soy Alisson Dombrey, chica de 1.60 metros de altura, con ojos castaños y pelo rizado. Nunca pensé poder llegar a comprender para que vine al mundo. He aprendido a reír y llorar, a gritar y gemir. A pesar de mi corta edad, se afrontar las cosas a su debido tiempo. Se estarán preguntando porque les cuento esto, si soy una loca que le cuenta a todo el mundo su vida pero no, solo quiero decírselo porque sé que me oirán (o leerán, si así quieren decirlo).

Mi historia comienza así:

Una tarde como cualquier otra cuando iba en camino a mi casa desde el liceo, me dieron ganas de comerme un helado, llamé a mi mama y como cosa rara me dijo que si pero que llegara antes de las 10. Fui al centro comercial más cercano de donde estaba, el ONSEN que se encontraba a 15 minutos de donde estaba.

Cuando llegue, fui a la plaza y me dirigí hacia la Heladería EFE, me compré mi helado de chocolate, agarre mi libro El túnel de Ernesto Sábato y me concentré en mi lectura y mi helado. Cuando termine el helado, me quede viendo a las personas pasar, a las madres regañando a sus hijos, a los novios prácticamente comiéndose los labios a besos, a los abuelitos hablando de su pasado a sus nietos mientras ellos se encontraban entretenidos con las impresionantes historias de la guerra civil y su matrimonio. Todo típico de una ciudad. Y de pronto alguien me cautivo con su mirada.

Era un chico alto, ojos café cabello negro y liso no muy mayor de 15 años. El me veía con sus ojos me insitó a acercármele pero mi pena logro apoderarse de mi y dejarme inmóvil como un maniqui. Se fue acercando a mí y me dijo:

-¿Quieres algo de beber?- Yo con gusto acepte y nos quedamos charlando, tenía la misma edad que yo y vivía cerca de mi casa. Yo quede atrapada e hipnotizada en sus ojos tan hermosos y cautivantes, como si fuera un mago en su acto de hipnotización. Pero el trance acabo después de poco, porque ya era tarde y me tenía que ir a mi casa. Le anote mi número y mi correo.

No me recordaba de su nombre, esperaba algún mensaje de él, pero en cambio, el no apareció. Pasaron 3, 4, 5...días, que se convirtieron en semanas...pero él no apareció.

Mil demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora