Capítulo 8.

1.4K 151 32
                                    

Ni siquiera supe cómo había llegado a casa, no estaba segura siquiera de que estaba en casa, de lo único de lo que estaba segura y bien segura, era del hecho de que Michael Fassbender, mi director de orquesta me había besado.

Me arregle para ir a la escuela, pero no sabía que pasaba por mi cuerpo, era como si una corriente eléctrica de miles de voltios se moviera rápidamente a través de mis venas. Me despedí de Julie sin mucha emoción o alegoría alguna, necesitaba un poco de aire fresco, bajé las escaleras con más calma de la que acostumbraba, abrí el enorme y viejo portón y frente a mí había una visión.

Tom estaba recargado sobre su auto, usando pantalones de mezclilla y una camisa azul marino que remarcaba toda la musculatura en su cuerpo, levantó la mirada del suelo y regresó a verme.

De nuevo con esa sonrisa que podía iluminar a cualquiera, pero para mí aquella sonrisa me hizo sentir un poco más culpable de lo que ya me sentía, después de todo Tom había demostrado su interés en ser algo más que mi amigo, y ahí estaba yo, besando a mi atractivo director.

–Hey, ¿qué haces aquí?

Pregunté mientras me acercaba. Él me dio un gran abrazo y un pequeño beso en la mejilla.

–Me preocupé por ti, ya no supe nada sobre ti anoche, y pensé que sería buena idea venir a ver si estabas bien. ¿Quieres que me vaya?

–¡No! Por favor quédate.

No me había dado cuenta de que su brazo seguía alrededor de mis hombros y aquella sensación hizo que me olvidará de todo lo demás, de lo que acababa de pasar unas cuantas horas antes, de mí incluso, lo olvide todo.

–¿Me permite llevarla?

Preguntó haciendo una reverencia y abriendo la puerta del auto, asentí un tanto acalorada tomando la mano que me ofrecía para ayudarme a subir al auto.

Condujo mientras yo intentaba distraerme con el paisaje afuera de mi ventana, sabía que si lo miraba a la cara aunque fuese por unos cuantos segundos, mi mirada no se despegaría de su rostro mirándolo de tal manera que probablemente lo haría sentir incómodo.

–¿Estás bien?

Preguntó rompiendo el silencio y rompiendo mi fuerza de voluntad, moví la cabeza de la ventana para poder ver su perfil concentrado en el camino frente a nosotros, había algo en él mientras conducía que me hacía sentir pequeña.

–Estoy bien, sólo me preguntaba si hoy no tienes que trabajar.

Sonaba más tímida de lo que en realidad me hubiese gustado, pero él pareció ni siquiera haberlo notado.

–No, hoy es mi único día libre del mes, si no es que de seis meses.

–¿Y tienes algún plan especial para hoy?

Detuvo el auto, ya estábamos frente al enorme edificio de Ellis y yo ni siquiera me había dado cuenta de cuanto nos habíamos movido, me había perdido demasiado en el perfil de su rostro y en cada pequeño detalle que parecía haber en él.

–No lo sé, ¿qué planeas hacer hoy?

–¿A qué te refieres?

Pregunté un tanto confundida lo cual lo hizo reír.

–Sophie, mis planes esta noche dependen simplemente de los tuyos. ¿Qué harás esta noche?

–Yo... no-no lo sé.

Odiaba hablar de aquella manera, balbucear mejor dicho, me parecía de lo peor no poder resistir lo que estaba sintiendo y tener que externarlo de aquella manera sobre todo frente a él.

Love Song.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora