Capitulo 2

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Holis, tengo instagram nuevo, alguien es tan torpe que no recuerda sus contraseñas

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Holis, tengo instagram nuevo, alguien es tan torpe que no recuerda sus contraseñas...

Travis

—¿Tienes todo lo necesario? —interrogo, observándola mientras pasa la correa del maletín sobre su hombro.

—Si, no te preocupes —se inclina sobre el asiento, besando mi mejilla.

Le entrego el termo lleno de licuado.

—Empaqué algunas bandejas de fruta para ti en caso de que te de hambre. Recuerda lo que dijo el doctor, debes comer sanamente y tomar las vitaminas —insisto.

Froto mi frente, irritado.

Hanna se ha negado a que la acompañe dentro de la galería como es de costumbre, excusándose al decir que no era una niña pequeña que necesitara de un padre que la cuide las 24 horas del día. Estar lejos de mi entorno me hace sentir inútil, alguien débil que no es capaz de tener voz y voto.

—No me molestaría ayudarte, llevas demasiadas cosas —señalo el maletín y su bolso.

Deja caer los hombros, desesperada.

—Travis, puedo hacerlo sola —refunfuña.

desvío la mirada sin posarla en un punto especifico.

—Bien, vendré por ti en la tarde.

—No es necesario, alguien más me llevará —informa, cerrando la puerta—. Recuerda que van a hacer una pequeña comida para mí, vamos a celebrar el éxito de la obra.

Asiento.

—diviértete —digo con pesar.

—Gracias —mueve la mano en el aire, despidiéndose—. Te amo.

Espero a que entre en el edificio para conducir devuelta a casa, donde estoy seguro de que pasare las próximas doce horas viendo la pared sin tener la más mínima idea de que hacer.

Al entrar en la cochera, me avergüenzo de mi mismo, pase de conducir enormes camionetas a un diminuto carro que encaje en la ciudad. Por un segundo quisiera estar conduciendo mi camión mientras llevo el ganado a la siguiente parcela.

Tal como pensé, me quedo en medio de la sala, observando aquel sofá que ya tiene la huella de mi trasero forjada en él, esperando para convertirme en un adicto a la mala televisión por cable.

Dios, ya no puedo ver un documental sobre vacas por más tiempo.

Saco mi teléfono, quitándole en modo avión en caso de que Hanna necesite algo. en el momento de que desbloqueo la pantalla, la fotografía del ultrasonido de hace unas semanas me saluda, mostrando al pequeño bebé que lleva Hanna dentro de ella.

Vuelvo a recordar que cada cosa que hago vale la pena, absolutamente.

Espío la estancia, volviendo a sentir que algo le falta, algo que lo vuelva nuestro, al menos que haga que me sienta como en casa, que no quiera escapar de este lugar cada vez que entro por la puerta.

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