Capitulo 5

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Travis

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Travis

—¿Cuántas cabezas de ganado? —inquiero al teléfono.

Mi capataz duda, demostrando que solo se puede tratar de malas noticias.

Saludo al portero de la galería con un asentimiento de cabeza.

Mi sombrero se ladea cuando topo con el detector de metales de la entrada, el cual asegura que nadie entre con armas.

—Al menos dos —confiesa.

Trago, sintiendo que el dolor de cabeza vuelve con más intensidad.

—¿Madres e hijos?

No responde, dándome la respuesta que esperaba y temía tanto.

—¿Saben la causa?

—Hemos llamado al veterinario de la ciudad mas cercana, ahora mismo esta examinando a todo el ganado, al menos tres más están contagiados de la misma enfermedad.

Aprieto el teléfono, recargándome en una pared.

—¿De qué están enfermos? —repito la pregunta con un tono amenazante.

La línea se queda en silencio, tan muerta que ni siquiera puedo escuchar la respiración de TJ, si no fuera por el contador de la pantalla habría creído que me ha colgado.

—Envenenamiento —informa.

Mi agarre se intensifica, llegando a ser doloroso.

—¿Me estás diciendo que alguien intenta envenenar mi ganado? —escupo, furioso.

—Señor, hemos intensificado la vigilancia, pero no lo hemos hecho a tiempo, creímos que era un incidente más, después vino lo del ganado y supimos que alguien está saboteando el rancho —divaga, excusándose.

Tiro del puente de mi nariz.

—¿Qué otro incidente?

Si cierro los ojos, puedo llegar a visualizar como todo el color se desvanece del rostro de TJ. Ha cometido un error, el cual me estaba ocultando por razones estúpidas.

—Uno de los campos de cultivos se incendió, intentamos controlar el fuego, pero termino arruinando el cultivo que estaba a días de cosecharse. La tierra se ha vuelto infértil por un tiempo.

Mis dientes castañean por la presión que ejerzo en ellos.

—Quiero un informe detallo de lo que ha pasado —gruño.

Cuelgo y guardo el teléfono antes de que pueda pensar en arrojarlo a la pared más cercana.

Desde que no estoy, problemas y mas problemas han surgido en mi ausencia, cosas que no pasarían si estuviera ahí, sino me hubiera ido.

Ahora resulta que hemos tenido perdidas en ganado y cultivo. Perdidas que me afectaran económicamente.

El invierno esta por venir, haciendo imposible que ciertas actividades se puedan realizar en el rancho, al no tener provisiones se volverá un invierno duro. Lo peor es que no podre distribuir las reservas para ayudar a los pequeños granaderos de alrededor para que puedan empezar bien el verano.

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