Hanna
La llamada aun persigue en mi memoria, siendo un recordatorio del susto que me he llevado.
Uno nunca espera que una llamada policiaca suene en tu teléfono, peor aún, al contestar imaginas lo peor, los dos segundos que tardas en pegar el aparato a tu oreja son infernales, imaginas el escenario más aterrador que tu cabeza pueda imaginar.
Por un momento, cuando me preguntaron si era la esposa de Travis creí que me dirían que hubo un accidente, cualquier cosa que me haría derrumbarme en el suelo, pero no. Recibo la llamada de que mi esposo se encuentra en comandancia debido a que agredió a otra persona.
Estaciono el auto, apagando el motor lentamente.
Inhalo y exhalo un par de veces, calmando mi necesidad de ir ahí y estrangularlo.
Podre sacar al vaquero del rancho, pero nunca el rancho del vaquero.
Segura de que estoy calmada, salgo del vehículo, observando la inmensa puerta de cristal.
—Aquí vamos —aliento.
Hay un caos dentro del lugar, las personas se mueven de un lugar a otro dando ordenes y callando a las personas que se resisten.
Evado a un policía que intenta someter a un hombre delgado, quien no para de decir que están violando sus derechos.
Me aproximo a la mujer en la recepción, plantando mis pies frente al escritorio que no me permite ver más allá.
—Buenas noches —saludo—. Estoy buscando a mi esposo, me llamaron para decirme que fue arrestado.
Levanta la mirada de la computadora, fastidiada.
—¿Nombre?
—Manhattan —informo.
El cansancio solo aumenta, llegando a convertirla en irritante.
—¿Así se llama su esposo? —inquiere, elevando una ceja.
Niego con la cabeza, haciendo una mueca al sentirme la mujer más estúpida del planeta.
—No. Es Travis Jonhson.
La compresión ilumina su rostro en el instante.
—El vaquero —afirma, asintiendo.
Se levanta de la silla, rodeando el escritorio para unirse a mí.
—Joyas, teléfonos, cualquier artículo que pueda parecer peligroso debe ser puesto en la charola —indica, pasándome el objeto.
Hago lo que me pide, terminando por depositar mis anillos de casada, tanto el de compromiso como el que recibí el día en el que nos casamos.
Me indica que levante los brazos, sin titubear, dejo que me inspeccione en busca de algún objeto oculto.
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Nuestra Vida Soñada
RomanceEl felices para siempre puede venir en diferentes formas, al igual que con diversos problemas. Con la llegada de un nuevo bebé, las dudas comienzan a saltar, no solo para Hanna, también para Travis, quien no quiere cometer ni un solo error al tratar...