Capítulo I

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     Ser obligada a utilizar un vestido escotado a las dos de la mañana debe ser una ofensa capital. No estoy acostumbrada a vestirme con algo diferente a mi uniforme de cazar, pero por las mejores amigas se hace lo que sea. Viviana, la culpable de mi dilema con el vestido, viste un traje igual de rojo que sus labios y su mejor sonrisa pícara. Aun no me dice por qué estamos entrando a un bar conocido por ser una barra en la que se divierten diferentes especies, pero lo prefiero de esa manera. Sé que lo que sea que la atrajo aquí no me va a gustar más que el olor a cigarro, sudor y perfume barato.

— ¿Estas segura de que quieres estar en este lugar?—Le pregunto a Viv en cuanto nos adentramos en el lugar. Las paredes son de madera, cubiertas de arriba abajo con diferentes adornos con nombres de cada estado. Las luces son tenues en el área de las mesas y la pista de baile, pero extremadamente llamativas en la barra gigantesca donde un brujo está haciendo malabares con los tragos.

—Definitivamente—dice—. Sabes, Rox, no tienen tarifa para las sonrisas—. Me da una mirada sobre el hombro. Yo me escabullo entre los cuerpos danzantes y las manos extraviadas para alcanzarla y hago un gesto de asco.

—Sabes, Viv, me imagino que tampoco cobran por una enfermedad venérea—le digo.

—Rox, Rox, Rox, siempre tan enferma. ¿Quién mencionó tener sexo?

— ¿Me vas a decir que viniste aquí solo para disfrutar del ambiente?

—Y de las chicas— me da un guiño y yo ruedo los ojos.

— ¿Por qué no vas a un bar gay?

—Porque ahí no encontraré lobas. Son mucho más interesantes que las humanas.

—Déjame aclarar esto—digo—. ¿Eres una cazadora de hombres lobo, pero no tienes ningún problema en acostarte con ellos?

—Hey, tener sexo es algo muy diferente a casarme y adoptar hibriditos.

—Si mal no recuerdo, dos mujeres no pueden procrear. Puedes adoptar humanos si eso es lo que te preocupa.

— ¿Estas alentándome para que me case con una loba?

—No, cielos, no. Diviértete con todas las que quieras, pero si planeas casarte que sea con una humana, por favor.

—Racista.

—Hipócrita. No tiene sentido que caces cuando estas de su lado.

—No estoy de su lado. Tienes que comprender que no es lo...—Choca con una chica y se queda a mitad de oración. Tengo que admitir que la chica es atractiva, justo el tipo de Viv: ojos claros, cabellos castaños y cara angelical. Yep, ya la perdí por la noche.

—Discúlpame—dice la chica—, estaba muy enfocada en tu belleza.

Ruedo los ojos y me dirijo hacia el otro lado del lugar, sabiendo que ya Viv está en buenas manos. Ahora tengo varias opciones: beber hasta que me olvide en donde estoy metida, buscarme a algún chico disponible- que no sea un lobo-, sentarme como una idiota y observar a las personas o irme. No, tacha la última opción. No pienso dejar a Viv sola en un lugar donde cualquiera puede reconocerla como cazadora y servirla como cena.

— ¿Qué puedo servirte, nena?—Me dice el brujo.

—Margarita—digo sentándome en un taburete y bajándome el traje que sube peligrosamente cada vez que me muevo. Saco el dinero de mi bolsa, pero una mano me detiene.

—Yo me encargo—dice un chico pagando por mí. Estoy a punto de darle las gracias cuando el trago se escapa de mis manos y es lanzado directo en mi rostro.

—Aléjate de mi novio, zorra—dice una chica poniendo la copa de vuelta en la barra. Yo me quedo paralizada, con las manos extendidas mientras el trago baja por mi cuerpo. Nadie notó el incidente, solo yo, la chica que ahora apesta a alcohol.

Alges: La Cazadora {No será continuada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora