Whirlwind » [Draco Malfoy]

¹⁰

Cuando Hillary estaba por cruzar las puertas del comedor fue alejada rápidamente, pues había sido tacleada por dos chicos de la casa de los leones.

—Lily, mi hermosa Lily.

—Lary, mi hermosa Lary.

Tanto Ron como Harry habían hablado al mismo tiempo mientras restregaban sus rostros en las mejillas de la pelirroja, la cual luchaba por hacerlos a un lado.

—¿Qué onda con ustedes? ¿Qué hicieron como para andar como garrapatas? — los miró seriamente cuando ellos se alejaron al ver la insistencia de ella por tener su espacio personal.

—Nos pasó algo increíble anoche, cuando subíamos a nuestra sala común — confesó el pelirrojo emocionado — íbamos Hermione, Harry y yo, habíamos ido a la sala de trofeos porque descubrimos que tu padre fue cazador ¡increíble!

—Sin duda él estaría orgulloso de ti, Lily — la menor sonrió con tristeza, eso esperaba.

—¡Ya sabemos dónde está lo que querían robar en Gringotts! — Ron exclamó en un susurro, Hillary borró su sonrisa y los miró con advertencia.

Suponía, que por la emoción que ellos tenían la cosa no había sido tranquila, y eso le aterraba, no quería imaginar en qué situación había estado su hermano. Suspiró, entraría tarde al comedor para ver en que se habían metido la noche anterior, se supone ella le había ordenado a su hermano que no se metiera en algo que solo le correspondía a Dumbledore.

Se cruzó de brazos y esperó a que estos finalmente explicaran como habían terminado descubriendo algo que no era de interés de ellos.

Al parecer, la noche anterior, cuando iban a la sala común de Gryffindor acompañados de Hermione, la cual los había llevado a la sala de trofeos para que Harry viera el nombre de su padre plasmado en un premio, las escaleras se habían movido y terminaron en el piso prohibido, así que escapando del velador lograron encontrar ese lugar que era resguardado por un perro de tres cabezas.

Luego de ello corrieron alejándose del lugar lo más rápido posible, y aunque sin duda había sido peligroso, lo jóvenes estudiantes habían sentido una inmensa adrenalina que causaba en ellos un ferviente interés por saber más.

—Granger se molestó diciendo que pudimos haber muerto, o peor, ser expulsados... lo digo en el orden en que ella me lo dijo, sus prioridades son raras —hizo una mueca rara el pelirrojo — de todos modos, si no nos habla no es un castigo — aquello causó una leve risita en la pelirroja.

—Solo yo mando en la vida de ustedes — declaró — niños, pido que no sigan buscando problemas, ciertamente pueden ser expulsados... nada de comprometer sus vidas — los señaló — ¿me oíste, James? — el azabache la miró nervioso, si bien lo seguía llamando por su apodo, lo decía de una manera seria.

—No buscaré a los problemas, Lily — aceptó el Potter causando tranquilidad en la menor.

—Vamos al comedor, tengo hambre — les dio un empujón para que fueran al lugar mencionado.

Solo esperaba que su mellizo cumpliera su palabra de no buscar a los problemas, se conocía tan bien como para saber que entraría en crisis si su hermano estuviera en peligro.

Hillary se despidió de su hermano con un beso en la mejilla, y caminó a su lugar junto a sus amigos, los cuales la integraron de manera rápida.

En el momento en que las lechuzas empezaban a volar por todo el Gran Comedor, la Potter se acomodó, pues estaba apoyada en el hombro de Draco, pues esperaba que el rubio recibiese sus dulces para ella poder quitarle uno que otro.

—Pareciera que nunca has comido dulces — comentó Blaise, el cual por primera vez se sentó cerca de ella.

—Antes de venir solo comía pocos — confesó con cierta frustración, deseaba no volver con los Dursley.