En un mundo lleno de secretos y sombras, el amor puede florecer en los lugares más inesperados.
Astrid, una valiente heroína marcada por un pasado oscuro y doloroso, cruza su camino con un soldado misterioso y enigmático, cuya presencia despierta en...
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La mañana llegó demasiado rápido.
Astrid sintió el peso del sueño aplastándola contra la cama, negándose a soltarla. Su cuerpo se sentía como si la hubieran arrojado a una trituradora industrial y la hubieran reconstruido a medias. Lo último que recordaba con claridad era la fiesta, el cansancio haciéndole tambalearse, y luego… Bucky. Su memoria era borrosa en los detalles, pero su piel aún recordaba la firmeza de sus manos sujetándola, el calor de su presencia demasiado cerca.
Se obligó a abrir los ojos y, con un gruñido bajo, giró para tomar su teléfono del buró.
Múltiples notificaciones iluminaban la pantalla.
Grupo: “Vengadores Unidos (?)”
(Steve creó este grupo.) (Steve cambió el nombre del grupo a "Vengadores Unidos (???)") (Tony cambió el nombre del grupo a “Vengadores y su Drama™”) (Steve cambió el nombre del grupo a "Vengadores Unidos")
Astrid resopló y deslizó el dedo hasta los mensajes más recientes.
Steve: Reunión en la sala de estrategia. 10 minutos. Todos.
Nat: ¿Urgente o solo otro discurso patriótico?
Steve: Urgente.
Tony: Mierda.
Clint: Me agrada más cuando la urgencia es una pizza gratis.
Sam: ¿Puedo ir en pijama?
Steve: No.
Scott: ¿Qué hay de una pijama de traje?
Tony: ¿No podemos hacer esto por Zoom?
Steve: No, y no.
Natasha: Déjalo, Stark. La última vez que intentamos un Zoom, Pietro activó sin querer un misil en el Atlántico.
Pietro: Dije que fue un error honesto.
Wanda: Yo aún creo que lo hizo a propósito.
Steve: Sólo vengan.
Astrid dejó caer la cabeza contra la almohada y cerró los ojos. Diez minutos. No había forma en el infierno de que estuviera lista en ese tiempo.
Pero la vida nunca le daba tregua.
Con un suspiro, se obligó a salir de la cama.
Cuando llegó a la sala de estrategia, con una taza de café en la mano y el cabello aún revuelto, ya estaban casi todos allí. Steve, de pie junto a la mesa con el ceño fruncido. Tony, con lentes oscuros y un vaso de lo que probablemente era un batido lleno de electrolitos. Sam y Clint conversaban en voz baja mientras Natasha revisaba una tableta, Wanda y Pietro estaban en un rincón.