XV.

34 12 0
                                    

La mañana había llegado y los ojos de Jimin estaban tan hinchados que apenas podía abrirlos, le dijo a su madre que solo era la preocupación, la ansiedad que le generaba toda esa situación, ella no se vió muy convencida pero lo aceptó.

Saldrían camino al aeropuerto a las nueve de la mañana, lo habían decidido para que Namjoon pudiera dormir unas horas antes de irse, a todos les preocupaba que se rindiera por el agotamiento.
No se habían visto hasta ese momento y estaba bien, por que se pondría a rogarle de rodillas si era necesario para que no lo alejara, era inútil, lo sabía y lo entendía pero seguía sin aceptarlo, él juraría no salir de su habitación durante años si así podía quedarse, aunque sabia que no podía mantener su palabra, ya lo habían encontrado una vez sin salir más allá de los límites de propiedad del cuartel, lo encontrarían aún estando en la habitación.

-Preparate tesoro, iré por mis cosas-. Ryujin, la madre de Jimin se alejó de su lado y camino hacia el segundo piso.

No había que ser un genio para saber que algo había pasado entre su hijo y Namjoon, ella necesitaba los detalles, y tenía la sensación de que Jimin lloraría si le preguntaba, el joven Kim se veía más centrado y tranquilo, hablaría con él.
Se detuvo frente a la única puerta cerrada y llamó, esperando si lo unos segundos antes de que la dejaran entrar. Namjoon miraba por la ventana, la habitación se veía desordenada, era claro que a nadie le preocupaba la limpieza demasiado como para hacer algo al respecto-. ¿Necesita algo, señora Park?

La mujer quedo curiosa, las preguntas comenzaban a aparecer poco a poco-. ¿Como supo que era yo?

-Los chicos no llaman, Jimin no me quiere ver, solo queda usted aunque desconozco el motivo para venir a verme-. Namjoon finalmente la miro y no evitó compararlo con su hijo. Ojeras marcadas, rostro hinchado y una apariencia de no haber dormido bien en días-. ¿Que puedo hacer por usted?

-Esta mañana he visto a mi hijo con los ojos hinchados y parecía que tenía muchas ganas de querer morir, me preguntaba si tenía algo que ver con su visita a la habitación anoche-. Apenas término de hablar los ojos del hombre se llenaron de lágrimas, indicando que también era un tema delicado para él.

-Yo solo quiero que esté a salvo...-. El interior de la mujer se agitó ante la comprensión, pena y gratitud mezclándose con fuerza, en gran medida y de manera brusca, cada vez le debía más al hombre frente a ella, hacer tanto para proteger a su hijo-. Puedo vivir con su odio pero no podría con que algo le pase porque no lo cuide bien, no me lo perdonaría nunca.

-Para algunas personas es más importante cuidar su corazón, porque es lo que más atesoran-. Sin negarse a sus impulsos se acercó al hombre llorando y lo abrazo como hacia con su hijo, acariciando su espalda y dejando un beso gentil sobre su cabello, intentando transmitirle algo de consuelo, apoyo y la infinita gratitud que sentía hacia él.

Ahora podía entender un poco mejor lo que pasaba, el ánimo decaído de su hijo y la preocupación que había mostrado, también el por qué todos lo trataban con guantes de seda.
-Tengo algo para él, y quisiera que me ayude dándole esto cuando lleguen a su destino, por favor, solo entonces, no antes-. Namjoon se alejó del abrazo y busco algo en los bolsillos de su abrigo, dándole a la mujer una pequeña caja de terciopelo rojo-. Nosotros lo hablamos antes... Simplemente no quiero no darle uno.

🌺✨

Mientras sus amigos preparaban las armas que tenían a mano, Namjoon se encargaba de guardar las cosas con las que Jimin había llegado al cuartel, las acomodo en un bolso de mano y se quedó mirando a la nada unos momentos. Había tirado el antiguo teléfono del menor, le enviaba uno nuevo y un papel con algunos números de teléfono que se veían importantes, de su Universidad, de su madre, y el del tal Jin, fueron los únicos que se le hacían importantes, además no tenía muchos.

Flor De SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora