Park Jimin y Min Yoongi, un matrimonio feliz, una supuesta infidelidad, envueltos en una red de engaños y mentiras.
Jimin "De ángel a demonio" , su viaje está lleno de emociones desgarradoras. ¿Podrá encontrar la fuerza para sanar y luchar por lo qu...
Después de los recientes acontecimientos, la familia MinPark se adaptaba a su nuevo hogar: una casa majestuosa, diseñada con los mejores acabados y decorada de forma exquisita, digna del príncipe Park Kim. Aquella casa reflejaba el inmenso amor que sus padres sentían por Jimin.
—Yoon... —susurró Jimin, con una mezcla de emoción y nerviosismo—. El estudio ya está listo, los equipos instalados. El Captxn ya viene en camino para los detalles de la producción del concierto.
—My ángel —respondió Yoongi, mirándolo con ternura—. ¿Qué haría yo sin ti? Eres mi inspiración, mi esposo, mi amante, mi socio... mi mano derecha.
—Serías un desastre, amor —dijo Jimin sonriendo—. No es cierto. Tú eres el mejor productor del planeta, talentoso, dedicado y el mejor esposo del mundo.
Cada palabra que Jimin le dirigía a Yoongi brotaba desde lo más profundo de su corazón. La armonía había regresado a su matrimonio, y ambos trabajaban incansablemente para el DDay Tour de Yoongi. Lo habían dividido para que Jimin pudiera colaborar sin que afectara a los bebés.
—Mi madre ya tiene lista toda la merch, a la espera de tu aprobación para enviarlas a Estados Unidos —dijo Jimin, con un brillo en sus ojos.
—Sí, mi ángel. Después de terminar la reunión con Jang Yi Jeong, iremos al grupo. Debemos reunirnos con Hoseok para el informe de seguridad de la tarima que diseñaste, sintiendo
—Estoy muy orgulloso de ti, mi amor —le dijo Jimin, con una voz dulce que encendió el corazón de Yoongi.
—Jungkook llegará dos días antes del concierto —continuó Yoongi—. Será tiempo suficiente para ensayar.
Así, la organización, producción y ensayos para el tour estaban completos. Ambos estaban listos para viajar. Yoongi partiría dos días antes que Jimin, quien debía asistir a su chequeo médico para asegurarse de que todo estaba bien.
Quince días después, Yoongi viajó a Estados Unidos para dar inicio a su gira de conciertos, donde tendría colaboraciones con grandes amigos y la sorpresa más esperada: su esposo. A pesar de ser un maravilloso cantante, Jimin se dedicaba exclusivamente a su pasión por el baile contemporáneo. Cada uno de los conciertos fue majestuoso, un rotundo éxito; todo salía a la perfección y Jimin siempre estaba presente. Sus vidas eran felices; definitivamente, eran el complemento perfecto el uno del otro.
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Las presentaciones fueron extraordinarias, sobre todo cuando Yoongi se unió a su hermano Jungkook y el cierre de la gira con su esposo fue un espectáculo que desató la algarabía y emoción de sus fanáticos.
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Pero, como todo buen viaje, ya era hora de regresar a casa...
Al concluir la gira, Yoongi tomó un merecido descanso tras tres meses de arduo trabajo. Pasaron los meses y el embarazo de Jimin se llevaba con total normalidad. Sin embargo, los bebés se ocultaban en las ecografías, manteniendo en secreto su género. Jimin estaba feliz, pero se sentía agotado; sus pequeños eran muy traviesos y casi no le dejaban dormir.
Una noche, mientras los bebés pateaban con fuerza en su interior, Jimin se dejó llevar por las lágrimas, sintiendo un dolor intenso en su vientre.
—No, no... —dijo Yoongi, angustiado al ver a su esposo llorar. Se colocó de rodillas, acercándose a la barriga de Jimin—. Mis pequeños, no sean malos con papi. —les habló con dulzura—.¿Por qué tienen tanto alboroto ahí dentro? Están lastimando a su papi, al grado de hacerlo llorar. ¡Por favor, dejen las travesuras y cuídense de él!
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Jimin miraba a su esposo con tanto amor; siempre hacía lo que estuviera a su alcance para que él estuviera feliz, cómodo y tranquilo.
—Pueden quedarse tranquilos y ser muy buenos con papi, ¿por favor, mis tesoros? ¿Pueden ayudar a papá con eso, mis dulces ángeles?
Milagrosamente, los bebés se calmaron. Siempre que Yoongi les hablaba o cantaba, parecía que los hipnotizaba; era mágico. Definitivamente, no solo era un buen esposo, también sería un gran padre.
Y ya solo faltaban dos días para que sus hermosos tesoros llegaran al mundo. Todo estaba listo para recibir a la nueva dinastía MinPark, y la emoción en el aire era palpable. La espera había valido la pena, y el amor que compartían prometía un futuro brillante y lleno de felicidad.
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