Hagamos que tienen aproximadamente unos 16 años.
POV ____
El estudio de danza siempre ha estado lleno de espejos. No solo para reflejar lo que somos, sino para recordarnos quiénes se supone que debemos ser. En el centro de todo, Maddie siempre ha sido la favorita de Abby. La que nunca podía cometer un error, la que siempre debía dar el 110% en cada movimiento, cada giro, cada salto. No sé cómo lo hacía. Tal vez la presión de ser la mejor la motivaba, o tal vez solo era su naturaleza. Pero no podía evitar preguntarme: ¿realmente se sentía feliz con todo eso? Cada vez que la veía, con su rostro tenso, su cuerpo agotado, me preguntaba si realmente lo que ella quería era ser “perfecta” o si simplemente estaba tratando de cumplir con lo que Abby esperaba de ella.
Yo, por otro lado, siempre fui diferente. La danza para mí nunca fue sobre alcanzar una perfección inalcanzable. Siempre fue algo natural, algo que fluía sin esfuerzo. No es que no me esforzara, pero… no necesitaba pasar horas puliendo cada detalle. Mi cuerpo ya sabía qué hacer, cómo moverse. La gente siempre decía que tenía talento, pero yo solo veía que me divertía. No entendía por qué Maddie se desmoronaba bajo tanta presión, cuando todo lo que necesitaba era relajarse, disfrutar y dejarse llevar por el ritmo.
Maddie era más que mi mejor amiga; era mi compañera de vida, dentro y fuera del estudio. Nos conocíamos desde pequeñas, unidas por la misma pasión que había definido nuestras vidas: el baile. A nuestros 16 años, esa conexión seguía intacta, aunque más complicada de lo que estábamos dispuestos a admitir.
Nuestras familias eran amigas desde antes de que pudiéramos recordar, lo que hacía que nuestra relación fuera aún más natural, como si siempre hubiéramos estado destinadas a ser parte del mundo de la otra.
Siempre había algo especial entre nosotras, una conexión que iba más allá de la amistad. Era difícil de explicar. Era como una tensión rara que no podíamos definir.
Maddie era mi confidente, la persona con la que podía hablar de cualquier cosa. Cuando algo no iba bien, ella era la primera en enterarse. Y aunque yo también era su apoyo, a veces sentía que no podía hacer lo suficiente para aliviar la presión que llevaba encima. A diferencia de mí, Maddie no iba al colegio; su vida giraba exclusivamente en torno al baile. Mientras yo intentaba equilibrar el colegio, los ensayos y mi vida familiar, ella vivía bajo la mirada constante de Abby y el peso de ser la favorita.
Recuerdo cómo se desahogaba conmigo después de los ensayos. Me contaba cómo sentía que tenía que ser perfecta todo el tiempo, que no podía permitirse fallar porque había demasiadas expectativas sobre ella. Yo intentaba animarla, recordándole lo increíble que era, pero sabía que mis palabras solo aliviaban un poco el peso que cargaba.
Nos entendíamos como nadie más. Ella sabía cuándo algo me molestaba, incluso si no lo decía, y yo podía leer sus emociones en cada pequeño gesto. Éramos un equipo, siempre listas para apoyarnos en medio de la intensidad del estudio y las demandas de Abby.
Era un día normal pero El estudio estaba más silencioso de lo normal. Abby caminaba entre nosotros como un león acechando a su presa. Ya había hecho varios comentarios hirientes durante el ensayo, pero esta vez parecía que iba directo hacia mí.
—¡_____! —gritó, haciendo que todos levantaran la cabeza—. ¿Qué fue eso? ¿Crees que con ese… desastre nos vamos a llevar el primer lugar?
Me congelé. Sabía que no había sido perfecto, pero no era justo, mi actitud se debía a que sentía que esos pasos no iban con mi solo sino fuera por eso hubiera sido perfecto, ya le había dicho a Abby que esos pasos estaban de más. Apreté los labios y miré al suelo, esperando que se calmara.
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ONE SHOTS - Famosas y tú.
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