Capítulo 20

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- ¿Mitch?

- Dime.

- ¿Quieres que te ayude a tender la cama?

- Yo... - baja la mirada.

Extiende los brazos y me da las sábanas. Sus cejas se arquean hacia abajo. Es como si ya no fuera él, como si esto lo estuviera comiendo por dentro...

Le doy un beso en la frente, y lo acerco a mí.

Mitch se pone de pie y frunce el ceño. Se sienta frente a la laptop, me da la espalda y se cruza de brazos.

- Mitch... - susurro, pero no hay respuesta.

Suspiro. Tiendo la cama, mirando siempre a Mitch. Sigue con los brazos cruzados, mirando a la nada.

Me acerco a él y lo abrazo por detrás.

Sigue con el ceño fruncido.

- Hey, ¿qué ocurre?

- Nada - susurra, frío.

- Por favor, dime.

- ¡Que no me pasa nada, Scott! - explota - ¿Acaso eres idiota para no entender?

- Mitch...

Se pone de pie y se mete al baño. Cierra la puerta de golpe.

Golpeo la puerta y grito su nombre, pero no funciona. Nada funciona.

Me deslizo con la espalda pegada a la puerta, y cubro mi rostro con mis manos, intentando contener el llanto.

Golpeo el piso con un puño. Simplemente... no puedo...

- Puede que Mitch tenga cambios de humor constantes. Es algo muy común en esta etapa. Se pueden enojar fácilmente en casa, en el trabajo, con amigos o en lugares donde están fuera de su ambiente.

- ¿Por qué ocurre...? - pregunté, asustado.

- Diferentes causas, Scott. Recuerda que habrá un momento en la enfermedad en la que Mitch va a estar constantemente expuesto a un ruido, y eso puede llegar a irritarlo. Muy aparte, también se puede sentir frustrado por no poder realizar sus tareas. Es cuestión de cada uno.

Mitch está pasando por un momento pésimo, lo sé, pero no puedo hacer absolutamente nada para hacerlo sentir mejor...

Vuelvo a insistir, pero no tiene plan de abrir la puerta.

Me siento tan inútil, tan fracasado, tan... solo.

La vida era más sencilla cuando no tenía a nadie. Quizás es porque me estuve defendiendo de esto toda mi vida, de enamorarme y fracasar, de tener que sufrir por alguien. Y rechacé a mis defensas por Mitch...

Pero, ahora, mi vida sin él no tiene sentido, y me da miedo.

Suspiro y me levanto. Prendo el ordenador.

Hay un mensaje del señor Mike.

"Reportes, por favor", seguido de un emoticon de guiño.

Sonrío.

La noche anterior, no había podido escribirle. Sinceramente, no recuerdo ni por qué. Creo que Mitch y yo estábamos cansados, y dormimos pronto.

Pongo mis manos sobre el teclado y pienso. Reportes...

Me prometí ser honesto con el señor Mike en todo, por más que las respuestas le puedan doler o asustar.

En realidad, las cosas no van bien...

Esta mañana tuvo parálisis del sueño, y estuvo muy, muy, afectado.

Ahora está encerrado en el baño, enojado. No entiendo bien qué fue lo que pasó, pero está realmente furioso.

Prometo no olvidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora