Capítulo 4

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Se rumoreaba que una familia estaba tratando de adoptar a alguien, y dicen que lo más probable es que sea Humerto, y si eso pasa yo podré pasar mas tiempo con Almendra. Almendra todavía no sabía del tema, pero no creo que la noticia tarde mucho en llegar a sus oidos.

Hace un momento vi a Almendra entrar corriendo a su habitación, llorando; fácil alguien ya le dijo la "mala noticia" (para ella, porque para mi es muy buena). Sin pensarlo mucho, toqué la puerta de su habitacion.

- ¿Quién es? ~ dijo con la voz un poco quebrada ~

- Yo, Sebastián...

- ¡Vete!, no quiero hablar con nadie, ¡Y menos contigo!

- Solo quiero ver que te pasa, me preocupo por ti...

- Está bien, pero solo un momento.

Al entrar, ella estaba tirada en su cama boca abajo; pero al verme se sentó y me dijo:

- Supongo que habrá oido que hay una pareja que está buscando adoptar a alguien de nuestra edad...

- Si, me dijeron esta mañana, lo siento mucho...

- No lo sientas, son cosas que pasan; solo que no me puedo imaginar mi vida tan diferente... (¿Por qué es tan exagerada? apenas llevan unos meses como enamorados...)

- No te preocupes, yo te apoyaré en lo que quieras

- Gracias, aunque será un poco difícil estando lejos...

- ¿A qué te refieres con "lejos"?

- ¿No lo sabías?, me quieren adoptar a mi ~ No pudo terminar bien la frase, ya que rompió en llanto ~

- ¡¿Qué?!

No pude evitar romper en llanto yo también, no se por qué siempre que pienso que tengo una oportunidad con Almendra, termino con el corazón roto.

Estuvimos hablando por horas, recordando los pocos, aunque muy valiosos momentos que tuvimos; uno que otra lágrima caía por sus mejillas, algunas veces acompañadas por abrazos. Aunque fue un día muy triste, sirvió para que mi relación con Almendra se fortalesca; cosa que quería que pasara hace tiempo.

A la mañana siguiente, Almendra se encontraba alistando todas sus cosas para irse; se podía ver como entraban todos sus amigos para despedirse. La última persona en entrar fue Humberto, pero contrario a lo que pensaba que pasaría ahí adentro, se escucharon gritos, muchos gritos; resulta que Humberto terminó no Almendra de la peor forma posible, las malas lenguas dicen que dijo: "No quiero estar con alguien con quien no pueda agarrar". Después de escuchar eso, Humberto se me cayó aún mas de lo que ya estaba; ¿Qué clase de chico le dice eso a una chica?, la verdad era que él no era nada cercano a un hombre.

Almendra se va esta noche, y aunque no quiera, tengo que olvidarla (no puedo estar enamorado de alguien que probablemente no vuelva a ver). Decidí ir a su cuarto, ya que solo faltaban unos minutos para su partida; no podía dejar que se vaya sin confesarle todo lo que siento por ella. Al entrar a su cuarto, ella estaba echada, mirando el techo, le dije...

- ¿Puedo confesarte algo?

- Claro, pero rápido, no tengo mucho tiempo...

- Bueno... desde el prim...

Me interrumpió un grito: ¡Almeeendraaa, ya llegaaaarooon!, era la madre Juana (siempre tan pesada). Almendra dijo: "Lo siento, me tengo que ir..."

Salió corriendo muy rápido, dirigiéndose hacia la puerta; pero justo cuando estaba a punto de salir, me armé de valor y la tomé de la mano, me acerqué y le dije al oido: "Me gustas... mucho"; ella me miró un poco extrañada y se marchó, dirigiéndose hacia el auto en el que se iría; cuando de pronto se detiene y se dirige hacia mi. Se detiene justo al frente mío y... ¡Me da un beso!, mi corazón se detuvo, no sabía que hacer, solo atiné a tratar de seguir el beso; cuando el beso terminó, dió un paso atrás y dijo: "Siento lo mismo". Luego se dirigió hacia aquel auto y se perdío en el horizonte.

Yo me quedé petrificado, solo pensaba en una cosa: ¿Por qué no se lo dije antes?, tal vez pudimos ser algo más...

Todo este tiempo lamentándome sobre por qué no podía estar con Almendra, cuando todo este tiempo yo le gustaba. Pero ya no tiene caso, probablemente no la volvería a ver; es lo que siempre pasa con los que adoptan, dicen que volverán, pero nunca lo hacen. Una vez que salen, se olvidan de este lugar; es triste, pero cierto.


¿Cómo me quito la máscara?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora