Odio inmenso

9 4 1
                                    

Llegamos a la base de operaciones bastante rápido, mientras se llevaban a Gideon al taller de reparaciones comencé a seguir a uno de los soldados que me estaba guiando, puede que fuera por la tensión o la preocupación de ser castigado por mi insubordinacion no me pude dar cuenta de los ciudadanos humanos que había a mi alrededor; solo en ese momento me di cuenta de que no era el puesto de avanzada en el que fuimos desplegados, era más bien una ciudad además de que pude notar como varios ciudadanos ayudando en lo que podían. Algunos descargaban equipamiento de los transportes, otros atendían a los heridos junto con los médicos de nuestra flota mientras que otros tantos practicaban con armas de riel, me quedaba claro que ellos estaban de nuestro lado, finalmente llegué hasta la carpa de mando, estaba custodiada por soldados de los enclaves y algunos cuantos civiles armados con rifles láser, entre con las manos sudadas y un nudo en la garganta.

- ¿Quería verme sub-comandante...? -dije casi tartamudeando-

- Warren, veo que estas bien -me dijo Torchstar con bastante seriedad- Este hombre de aquí es el líder de la resistencia contra el imperio, su nombre es Ardelin -

- Un gusto verte muchacho, al menos ahora se que mi gente no es la única que traicionó al imperio -sus palabras fueron como un golpe seco en el diafragma, extrañamente no me sentí incómodo por las mismas- Que mi uniforme no te engañe, solo lo uso porque es lo único militar que poseo –

Ardelin era un hombre mayor, calculo que almenos tenía 45 o 50 años, llevaba un uniforme de sargento de la guardia imperial, tenía el semblante firme pero reflejaba un extraño sentido de familiaridad pese a sus facciones rudas y marcadas pero lo que más me llamaba la atención de el eran los brillos plateados que generaban unas canas dispersas en su cabello y barba color azabache. ¿Habría rostros así entre los korps? Ese pensamiento pasó como flecha al momento en que me percate de que me estaba extendiendo el brazo para saludarme, naturalmente respondí.

– Llegar a un puesto de mando en la guardia imperial debe ser duro, no siento otra cosa más que respeto -le dije, aunque no era mentira tenía otro sentimiento en el pecho que no podía describir, incluso el saludo casi fraternal que nos dimos me generaba un aire de familiaridad, como si me reencontrará con alguien cercano  -¿Alguna vez estuvo en el frente? –

– Solo en esta roca, fui asignado a defensa planetaria pese a que quería ir a combatir pero ahora que lo pienso, creo que fui afortunado ¿que hay de ti? –

– Serví en los korps, soy un "efectivo defectuoso" si quiere verlo así -aún siento un poco de escalofríos cuando recuerdo las trincheras, no duraron mucho pues la sub-comandante carraspeo de manera autoritaria, sacándonos de nuestra pequeña conversación-

– Cierto, mis disculpas -exclamo Ardelin mientras se colocaba al otro lado de la mesa de estrategia- Bueno la situación está así, la presencia de ese caballero imperial nos deja contra las cuerdas, incluso con artillería derribar a esa cosa será todo en reto....lo que daría por tener al menos un baneblade a nuestra disposición –

– Nosotros podemos encargarnos de la potencia de fuego, tenemos armaduras de combate que podrían superar al caballero imperial sin mucho esfuerzo -indico Torchstar con firmeza mientras se recargaba levemente sobre la mesa de estrategia-

– Bueno ¿y por que no la trajeron de inmediato? Habríamos evitado muchas bajas con eso -le reclamo Ardelin-

– No se altere sargento, nuestros ingenieros trabajan lo más rápido que pueden, además aún con las armas orbitales de nuestro lado es probable que lo intercepten en órbita si descubren nuestros planes, hay que actuar con inteligencia ¿tiene alguna opción? –

– La ciudad colema de Tykor tiene el rele astropatico y las comunicaciones planetarias, sobra decir que todo esta fuertemente defendido sin mencionar que las vías férreas tienen tránsito constante de trenes con suministros, odio decirlo pero nos tienen ventaja de sobra, sin mencionar que no podremos mantener la fachada por siempre en los puestos de defensa planetaria –

Dejado atrás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora