Capítulo 4

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Salí del baño mirándo al suelo e intentando que no me vieran con esa cara, porque se notaba mucho que había llorado. Llegué a clase y me fui rápidamente a mi sitio.
Saqué los libros de la siguiente asignatura y esperé a que llegara el profesor, sin moverme de mi sitio.
La mayoría de mis compañeros estaban levantados hablándo entre ellos. Pero yo decidí quedarme allí sentada, además, no tenía a nadie con quien hablar.
El profesor llegó 10 minutos tarde. Mientras venía por el pasillo se escuchaban sus pasos, así que todo el mundo fue corriendo a sentarse en su sitio para que no les regañaran. Se sentó en su mesa y dijo que había tenido que hablar con otro profesor porque estaban planificando una cosa. No le presté mayor atención, menos mal que ya solo quedaban dos horas de clases.
Esas dos horas se me pasaron bastante rápidas, la verdad. Por fin, la profesora que teníamos a última hora se levantó y dio por finalizada la clase. Yo me levanté de las primeras, porque ya tenía todos los libros y cuadernos guardados, cogí mi mochila, subí la silla y salí de la clase yendo hacia mi taquilla rápido, antes de que hubiera más alboroto en el pasillo. La abrí rápido y metí unos cuantos libros y la cerré. Fui hacia las escaleras y las bajé a toda prisa, no me quería encontrar con nadie. En el instituto lo pasaba mal, por eso siempre andaba corriendo para no encontrarme con nadie, o bajándo la mirada para intentar pasar desapercibida.
Llegué abajo, y salí de allí. Me paré en ese maldito semáforo, que siempre tardaba tanto, y que esta vez le quedaban 80 segundos para abrirse para los peatones.
Por fin se abrió y crucé, esta vez algo más lento, pero no mucho, porque dura muy pocos segundos. Fui a donde siempre estaba mi madre esperándome para recogerme, pero aquel día no estaba, así que me quedé allí esperando. Tras 15 minutos llegó mi madre en el coche. Yo me monté y ella arrancó de nuevo.
-¿Por qué has tardado tanto en llegar? -dije nada más entrar en el coche.
-No ha sido tanto tiempo. -dijo tranquilamente.
-Bueno vale, quince minutos. -dije.
-Eso, y me he retrasado un poco más porque tenía que terminar de organizar unos papeles en el trabajo, y se me ha pasado la hora.
-Ah vale.
A partir de ahí, todo el trayecto fue en silencio. Ninguna de las dos hablámos ni nada.
Llegamos al garaje, salimos del coche y fuimos al ascensor.
-Me ha dicho mi jefe que esta tarde tengo que volver al trabajo porque tenemos una reunión...-me dijo.
-Ah...-dije, sin saber a que venía aquello.
-Espero que no te importe. -dijo mirándome.
-No, no, tranquila, es tu trabajo. -dije para que se quedara tranquila.
-Es que no me gusta dejarte sola en casa, Sara... -dijo suspirando.
-Tranquila mamá, se cuidarme. Ya soy mayorcita. -resoplé.
-Bueno, vale.
Salimos del ascensor y entramos a casa. Mi madre se fue directamente a la cocina. Yo me fui a mi cuarto, tiré la mochila en una esquina, cogí mi móvil y me tumbé en la cama.
Llevaba sin ver el móvil desde el día anterior por la tarde, y ya tenía 500 mensajes aproximadamente. Vi que la mayoría eran de un grupo nuevo que habían creado aquella mañana, y los otros eran de mi grupo de amigas, pero de la tarde anterior. Primero leí los de mis amigas, que habían estado hablando de que una de ellas se había echado un novio y estaba muy emocionada. Yo decidí no decir nada al respecto, ya que me deprimiría más aún. Abrí el otro nuevo grupo, que se llamaba "4° & 1° A", no se que tenía que ver aquel título. Entré en la información del grupo y vi que se había creado ese mismo día a las 9 de la mañana, es decir, en medio de una clase. Luego miré los participantes, éramos 60. De esos 60, yo sólo tenía agregados a 4, que eran mis cuatro amigas, a nadie más. Me puse a mirar todos los mensajes que habían estado mandando, y vi que hablában de tonterías que yo no entendía, serían cosas suyas, pero ni siquiera sabía quienes eran los que habían estado hablando, porque sólo me salían sus números, no sus nombres. Mis amigas aún no habían hablado, sería que no habían mirado el móvil aún.
*Hola, ¿y este grupo?* dije por el nuevo grupo, arrepintiéndome después, porque me dio mucha vergüenza. Rápidamente apareció otro mensaje debajo del mío.
*Pues un grupo.* dijo un número desconocido, y después de este mandaron algunos mensajes otros números riéndose.
*Ya, ¿pero quiénes sois? No tengo agregado a nadie. Sólo a 4 personas.*
*Somos las clases enteras de 4° de la ESO y de 1° de Bachillerato.*
*Pero somos 60 sólo, y entre los dos 4° y los dos 1° tendríamos que ser 120, ¿no?*
*Sí, pero sólo somos las clases de A, por eso somos sólo 60.*
*Ah, vale.*
Me estremecí. No podía ser. Ahí estaba Harry y el resto de sus amigos, porque eran de 1° A. No sólo tenía que aguantarlos en persona, sino que ahora también por el móvil.
Dejé de mandar mensajes por aquel grupo, para que no descubrieran que era yo, y para pasar desapercibida.
Dejé rápido el móvil encima de mi escritorio de la vergüenza que había pasado. A saber quien era con quien había estado hablando por el grupo, podía ser cualquiera de ellos 5.
Intenté olvidarme del tema, y pensar en otra cosa, pero todos mis pensamientos acababan en algo relacionado con ellos, y acababa pensando en ellos, sobre todo en Harry, porque me dolía mucho que la persona de la que estaba enamorada hace años me tratara así. Nadie se merecía eso. Pero bueno, nadie me entendía, porque a nadie le pasaba aquello. Todos los chicos eran muy majos, amables y cariñosos con todas las chicas, menos yo, por eso digo que nadie me entendía. Ojalá yo pudiera ser como el resto de las niñas: guapas, con buen cuerpo, cariñosas, y que las quieren todo el mundo. Pero no, yo justamente tenía que ser la única de todo el instituto a la que le tuvieran asco, la insultaran y la que jamás se sentiría querida.

Be strong. | h.s. |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora