20. Verano de los 17 años

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{Verano de los 17 años}

Cuando terminamos de lavar los platos de la cena con Cole, suspiré y me dirigí hacia donde estaba mi bolso y mi celular en la sala de estar. Cole me siguió.

―Tal vez debería irme ―dije y agarré el celular para ver si Joe me había hablado.

Cole se puso tenso.

―¿No habías dicho que te quedabas en lo de Gina?

Sí, le había dicho a Joe que me quedaba en lo de Gina y a Gina que me cubriera con Joe. Sin embargo, más tiempo pasaba, más culpable me sentía. No debería estar mintiéndole a mi novio, ni haciendo que otra persona me cubra para dormir en la casa de mi mejor amigo.

―No le debería estar mintiendo a mi novio, ¿no crees? ―pregunté un poco de forma irónica, un poco en serio.

―Si tu novio es un estúp...

―¡Cole! ―lo corté.

Cole se cruzó de brazos.

Chequeé mi celular y no tenía mensajes de Joe, solo me había mandado por Instagram un video que a él le hacía gracia.

―¿Quieres dormir con él hoy? ―me preguntó secamente.

Abrí mucho los ojos y casi se me cae el celular de las manos.

―¿Eh?

―Sí, ¿quieres dormir con él hoy? ―Repitió. Noté cómo las venas de sus brazos se marcaban ahora que tenía los brazos cruzados. Tragué saliva―. Te llevo hasta tu casa.

Por alguna razón me sonrojé. Tal vez por el hecho de pensar en Cole llevándome a lo de mi novio, cuando en realidad me quería quedar en su casa.

Me quede en silencio y lo único que se escuchó fue el sonido de la lluvia golpear contra las ventanas mientras nos mirábamos.

―Está diluviando ―dije.

―Si quieres ir, te llevo igual.

Fruncí el ceño.

―¿Quieres que me vaya?

―Quiero que te quedes ―aseguró con firmeza.

Me mordí los labios.

¿Ir a dormir a la casa donde estaba mi novio o quedarme a dormir en la casa de mi mejor amigo?

Sabía cuál era la respuesta correcta.

―¿Tú quieres quedarte? ―preguntó él.

Sus ojos me miraban sin perderse nada y me sentí expuesta. Eso hizo que quisiera subir la guardia. Con Cole siempre tenía la guardia baja, siempre me mostraba vulnerable porque tenía la seguridad de que no me iba a dañar, pero, por alguna razón que todavía no entendía, no me sentía así. Me sentía frágil, como si de cualquier segundo a otro él pudiera decir algo que me rompiera el corazón.

Me quedé callada. Él me miró decepcionado.

―Si no hablas, no sé qué pasa por tu cabeza.

Exhalé con frustración. En la teoría sabía que tenía que comunicarme, decir lo que me pasaba y blablabla, pero en la práctica no podía. No sabía por dónde empezar. Tenía miedo de lo que pudiera llegar a decir y de lo que Cole pudiera contestar.

―Como si tú dijeras todo ―repliqué. Era mi forma de defenderme de una pelea inexistente, una pelea que tal vez sucedía solo en mi cabeza, en una lucha interna.

La mirada de Cole se ensombreció.

―Puedes preguntarme lo que quieras. Te responderé.

Eso hizo que se me acelerara la respiración. Podía preguntar lo que quisiera. Dios, se me venían tantas preguntas a la cabeza, pero no encontraba la voz para formularlas.

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⏰ Última actualización: Jan 23 ⏰

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