Edgar se quedo inmovil ante aquello, ¿Que debia hacer, pensar o decir?
Sus manos temblaban, al igual que su voz.
- ¿Que eres tú..? - Susurro Edgar, ladeando leve la mirada.
- ¿Que no es obvio? - Pregunto jugueton Manuel.
- ¿Y por que me estabas buscando a mi? -
- Si te lo digo arruinaria la sorpresa.~ - Hizo un puchero.
- Solo.. Solo dime -
- Queria jugar un rato.~ -
- ¿Hice algo malo? - Trago grueso Edgar.
- Todo lo contrario, Me dijeron que debia elejir a un religioso para entretenerme un rato..- Se acerco lentamente a su contrario, especificamente a su oido - Y tú me llamaste la atencion.~ - Dijo /Mas bien ronroneo/ Manuel.
Edgar solo por reaccion lo empujo con bastante fuerza, volviendo a sentir aquella estupida corriente.
- ¡Yo no quiero "Jugar" contigo! - Remarco el termino "Jugar" ¿Que se supone que significa eso? Dudo que quiera jugar ajedrez.
- ¿Te molesta que venga a visitarte un demonio? - Dijo entre risas.
- ¡Claro que me molesta! - Ladro bastante enojado el ruliento.
- Que mal.. Pues tendras que acostumbrarte a verme ¿Sabes? - Dijo mientras se diriga a la salida.
- ¡Nos vemos.~! - Volvio a hablar de una manera un tanto coqueta antes de cerrar la puerta.