Capítulo 1. Otro día de mierda.

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   Mi alarma no ha terminado de sonar cuando ya la estoy apagando, quisiera dormir unos cinco minutos más pero para mi perderlos significaría hacer todo corriendo e incluso llegar tarde a la universidad y ese es un lujo que no me puedo dar, me levanto de la cama y voy al baño a cumplir con mis necesidades solo para luego salir y vestirme con lo primero que encuentre en el armario. Una vez vestida y maquillada me dispongo a salir del cuarto y servirme algo de cereal.

— ¿Por qué en este apartamento hay tanto silencio? —pregunté como si hablara con alguien, entonces caí en cuenta que mi compañera no había despertado, dejé el cereal y fui corriendo a su cuarto.
— ¡Levántate Liz! Venga vamos maldita sea, después no te molestes porque vas tarde —le digo tratando de despertarla moviéndola por el hombro.
— 5 minutos más mamá... Por favor... —me habla adormilada pero como no aguanto más tomo el cojín de la silla que ella tiene en el cuarto y se lo lanzo.
— Arriba dormilona, al paso en que tu haces todo ya vas retrasada y yo no pienso llegar tarde por ti—dije al verla despertarse y me fui de su cuarto, comí mi cereal y salí de una corriendo del edificio, por la hora que era no me daba tiempo de tomar el autobús, iba a llegar más rápido al Magdalen College a pie.

   Una vez en el salón de clase que me correspondía, tomé asiento y me tumbé sobre el pupitre hasta que comenzara la clase, detestaba mucho los días como hoy pero esperaba que con el transcurso del día mejorara, cosa que no pasó. Durante las clases estaba atenta, tomaba notas y participaba pero nunca faltaba este grupo de niños adinerados que andan con aires de grandeza, no los soporto, no solo porque anden así sino porque les encanta sabotear las clases y mira no, hay momentos para reírse y joder pero así como hay esos momentos también los hay donde es mejor quedarse callado y atender pero aparentemente ellos aún a esta edad no saben diferenciarlo.

   Cuando ya tocan los minutos del receso entre clases salgo disparada del salón con mis audífonos puestos mientras camino hacia el comedor, una vez ahí tomo unos pedazos de pizza y un buen vaso de jugo de naranja, tomo asiento en una de las mesas y cuando me dispongo a comer me doy cuenta de quien se ha sentado frente mío.

— ¿Qué quieres? —pregunto dándole un mordisco a la pizza.
— Solo quiero hablar contigo Charlotte... —no le dejo terminar cuando ya salgo con otra pregunta.
— ¿Sobre qué? —hablo con un tono de voz desinteresado y cansado, no entiendo que hace Oliver en la mesa, el es parte de ese grupo que detesto aunque es cierto que es el más tratable no me fío ya que no es la primera vez que tratan de joderme.
— Por Dios Charlotte, solo quiero socializar contigo. Te juro que si no fueras así de dura tendrías más amigos —
— Entonces quieres hablar conmigo para ser mi amigo, justo como los demás de tu grupo han tratado mira que estoy súper interesada en unírmeles, ya, ya voy corriendo a tus brazos como cualquier otra chica en la clase o en la facultad que les conozca —
— Que es imposible hablar contigo... —dice mientras le miro al momento en que se levanta para regresar a su mesa.
— Oliver... —me encuentro llamándolo inconscientemente y me quiero dar un buen golpe cuando se vuelve a sentar.
— ¿Y ahora qué Charlotte? — 
— Bien, mira eres de los más pasables de ese grupo y no te mereces que te trate así porque no me has hecho nada pero realmente no me fío de ti y si de verdad quieres intentar ser mi amigo o que te hable con otro tono te lo vas a tener que ganar —le digo mientras termino de comer y beber lo que me quedaba de jugo, veo una sonrisa aparecer en su rostro y por un momento pienso en lo hermoso que es físicamente, cuando caigo en cuenta de mis pensamientos los desecho rápido y me voy del comedor.

   El resto del día transcurre casi como la mañana con la pequeña diferencia de que ahora tengo casi que al grupo encima preguntándome estupideces sobre de que hable con Oliver, diciéndome que me alejara y viéndolos molestarse con mi indiferencia hacia ellos, al terminar las clases tomo el autobús hacia el apartamento. Liz y yo somos amigas desde hace unos cuantos años y nunca nos han gustado los dormitorios así que apenas conseguimos el apartamento lo alquilamos y hemos estado aquí desde el inicio de nuestra carrera universitaria. El tiempo pasa muy rápido cuesta creer que ya vamos un poco más allá de la mitad de la carrera, en un abrir y cerrar de ojos nos vamos a estar graduando.


En el multimedia tienen a Charlotte :)


No way outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora