Capítulo 8. No nos importa nada.

19 2 0
                                    

Despierto un poco antes de que suene mi alarma, no quiero despertar a la persona que está a mi lado, apago la alarma y salgo de la cama dispuesta a comenzar el día del mejor modo posible. Tomo mis cosas y me dirijo al baño para arreglarme y cumplir con mis necesidades, al salir me quedo sorprendida por el olor proveniente de la cocina, no puedo creer que Liz esté despierta y haciendo desayuno.

— Lo veo y no lo creo —digo viendo a Liz al llegar a la cocina.
— Lottie he echo pancakes, espero que te gusten y le he dejado unos al tatuado también, hoy no se, me siento diferente y tu también te ves diferente —me dice mientras saca el último pancake y lo baña en sirope.
—Tenías tiempo sin decirme así y tu también te ves diferente —le respondo con un tono alegre.
— Es que he decidido ser feliz, mi felicidad depende de mi, de algún modo ayer me llegó eso, fue raro —comenta mientras se pone a comer— Por cierto tenemos que hablar, quiero saber como el tatuado terminó en nuestro apartamento y en tu cama, realmente no recuerdo mucho del día de ayer —

Desayuno con Liz hasta que nos toca irnos, al terminar de fregar los platos fui por mis cosas al cuarto, alguien se aprovechó de que no estaba para acostarse en toda la cama, me acerco a el y dejo un beso en su mejilla, se que eso hizo que se despertara.

— Cam, Liz dejó pancakes para ti, están guardados en el microondas —le digo en un tono suave y bajo.
— Dile que gracias —habla adormilado— ¿Ya te vas? —pregunta mientras se cubre para bostezar.
— Si corazón pero regreso en la tarde ¿vale? — — Vale, espero tengas un buen día hoy Charlotte -

Salgo del apartamento a buena hora, lo cual también me sorprende tomando en cuenta como fueron estos últimos meses, Liz también salió a tiempo y eso es bueno, hoy tiene que ser un buen día.

El día transcurre bastante normal a decir verdad, no tengo nada de que quejarme hasta que llega la hora del descanso, Alex, Liz y yo estamos en una mesa disfrutando de nuestro  almuerzo, incluso Matt se nos ha unido y pareciera que fuéramos los mismos de hace un par de meses atrás hasta que surge en la conversación la parte en que Cam apareció de la nada y se ha quedado a cuidarme.

— ¡¿Qué el tatuado que?! —Matt deja de comer y me ve con una mirada de esas asesinas, si las miraras mataran yo ya estuviera muerta gracias a Matt.
— ¿Por qué tienes que reaccionar así cada vez que se le menciona? —pregunto mirándolo— ¡Supéralo de una vez! Matt yo te quiero como amigo, en el mundo hay muchas mujeres no tienes porque solo fijarte en mi, yo ya dije que no me iba a preocupar más, entré en el estado en el que entré en parte por culpa tuya, no dejaré que me vuelvas a arrastrar y de nuevo, te quiero como amigo y nada más, así que no tienes porque seguir molestándote, ni yo preocupándome —finalicé levantándome de la mesa para irme a otra clase.

Al terminar mi horario voy al apartamento, espero que Cam se haya preparado algo de almuerzo aunque no se que pudo haber hecho porque realmente nosotras tenemos más comida de desayuno y de cena. Cuando entré al apartamento unos brazos tatuados me rodearon por la espalda y sonreí amplio caminando con el encima.

— ¿Cómo te fue? —pregunta mientras caminamos al cuarto para yo dejar mis cosas.
— Me fue bien, muy bien de hecho —dejé las llaves en una de las mesas de noche y volteé a mirarlo—¿No me vas a soltar? —reí un poco apoyándome en su pecho mirándolo, Cameron me hace sentir demasiado enana, el es muy alto.
— No—me responde en un tono infantil imitándome a mi ayer.
—¿Almorzaste? —le pregunto aún mirándolo.
— Si, pensé que no conseguiría nada que comer pero si había —
— Menos mal, estaba preocupada por si habías comido o no -me soltó y tiré el bolso en la silla del escritorio.
— Yo estaba era preocupado por como seguías—
— Creo que estoy mejor, gracias por cierto —sonrío un poco y voy a la cocina a buscar la caja de dulces, se que el me sigue.
— Me voy a quedar hoy también —asiento sacando un pedazo de brownie de la caja y vuelvo a regresar esta a la nevera para luego apoyarme en el esquinero e ir comiéndolo. 
—No hay problema —le digo dándole unos mordiscos al brownie.
— Sacas para ti y no para mi, tu ves como eres —ríe acercándose a mi, miro el brownie y luego se lo acerco, el le da un mordisco grande y yo me como el pedazo que quedó.

En un abrir y cerrar de ojos estoy rodeada por sus brazos de nuevo, une sus labios con los míos en un beso suave pero a diferencia del anterior este no es dulce, lleva algo de deseo, me encuentro siguiendo su beso a la vez que me pongo en puntillas y rodeo su cuello con mis brazos para estar más a su altura. Poco a poco el beso va tomando intensidad, su lengua se une con la mía mientras nuestras respiraciones se van agitando a la vez que el me levanta sentándome en el esquinero, no me importa que pasáramos el límite, quería más de esto, quería más de el. Sus manos se deslizaban por mis piernas levantando a su vez la falda de mi vestido, lo que hizo que mi piel se erizara pero sus manos no eran las únicas inquietas, las mías estaban bajo su camisa recorriendo su torso lentamente, a su vez iba levantando su camisa con la intención de sacarla.

— ¡Para algo existen los cuartos! —rompemos el beso al escuchar la voz de Liz venir de la sala, la veo sonrojada sobre el hombro de Cameron. Yo no había escuchando la puerta del apartamento y tampoco me esperaba que llegara ahorita porque ella siempre llega tarde.

Saco las manos de la camisa de Cam y el me baja del esquinero.

— ¿Por qué tienen esas caras? Estaba bromeando —es que voy a matar a Liz, la voy a matar. — No importa—responde Cam tomando mi mano y llevándome hasta mi cuarto.

—¿Tienes ganas de seguir? —pregunta Cam mirándome. — No, Liz me quitó toda las ganas —respondo mirándolo también, el acerca su rostro al mío y deja un pequeño beso en mis labios.
— ¿Segura? —pregunta rozando su nariz con la mía.
— Alguien como que si quedó con ganas —susurro volviendo a rodear su cuello con mis brazos— Me haces dudar —admito sintiendo como rodea mi cintura con sus brazos.
— Pues si, mis manos querían recorrer más piel y llegar hasta acá —dejó de rodear mi cintura para poder deslizar sus manos desde ahí hasta mis nalgas, una vez teniendo sus manos donde quería las apretó, lo que hizo que me pegara a su cuerpo y soltara un suspiro.
— Si sigues manoseándome así vamos a terminar en la cama —admití.
— Entonces lo haré —respondió con una sonrisa picarona.

No way outDonde viven las historias. Descúbrelo ahora