XI.

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“Claro que lo sé, él está en mi casa”.

Bud tembló. Se preguntaba si Cale…

Imposible.

Cale no haría algo como eso… verdad?

Bud decidió no pensar más en eso.

‘Si cierro los ojos no lo veo, no es mi problema’

Fuera de los ojos, fuera de la mente. 

Con ese pensamiento se quedó callado y ya no pregunto más, y también Cale no quiso decir más y solo conservó su ligera sonrisa pensando en lo que hará después.

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Ya habían pasado las 6 de la tarde, era hora de la cena, pero Cale aún no había llegado.

‘¿A dónde fue? Se fue al mediodía y aún no ha regresado’.

Alberu fruncía el ceño con fuerza al pensar que Cale andaba paseándose por la calle con esa lencería roja puesta. 

Sin que Alberu se diera cuenta, sus dientes ya estaban crujiendo con fuerza. 

En ese momento, se oyó la puerta abriéndose desde fuera y Alberu se dio vuelta rápidamente para ver a Cale y recibirlo. 

Para su sorpresa, quien llegó no era otro que Choi Han. 

Alberu buscó a Cale con la mirada, pero no estaba por ningún lado. 

Volvió a fruncir el ceño, sintiéndose inquieto por una espeluznante premonición.

“¿Y Cale?”. 

preguntó Alberu a Choi Han, quien traía varias bolsas de la compra con verduras y comida para llevar. 

Choi Han no tenía expresión, este perro faldero solo le sonríe a Cale y a los niños Pero es indiferente y frío con los demás. 

A Alberu nunca le importo así que nunca se lo tomó a pecho Pero ahora está de muy mal humor, no tiene la paciencia para ser cortés.

“Cale-nim está ocupado”.

Chai Han no quiso decir mucho, solo entró y dejó la comida en la cocina.

“Cale-nim me pidió que te trajera la cena”

Alberu frunció el ceño con más fuerza.

Podía sentir que lo que él creía que era insatisfacción se apoderaba de su corazón y lo hacía arder, inundándolo con un sabor amargo y ácido.

Alberu se levantó del sofá donde estaba sentado y se acercó, viendo a Choi Han sacar bastante comida para llevar.

Solo frunció el ceño aún más al ver el nombre en el empaque de la comida para llevar.

‘Ese lugar no es…’

Alberu ya estaba muy molesto, ni siquiera tenía apetito, solo un ardor que crecía segundo a segundo en su estómago.

Apretó los puños conteniendo la ira que iba en aumento y preguntó.

El tono en su voz solo se enfriaba cada vez más.

“Dónde está mi dongsaeng y que está haciendo?”

Choi Han frunció el ceño, molesto.

Ya le había dicho que Cale estaba ocupado.

¿Por qué no puede simplemente callarse y conformarse con esa respuesta?

Todos podrían pensar que Choi Han y Alberu se caen mal o incluso que se odian, pero la realidad es que nunca se han tratado realmente, así que su relación es un tanto tensa.

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