10: Pánico

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Hwang Yoon-Gu llevó a Dan a la Casa Central. El omega todavía temblaba por la adrenalina, sus pasos eran torpes, como si sus piernas aún no se acostumbraran a la seguridad del suelo firme. Sus manos se aferraban con fuerza a la chaqueta de Yoon-Gu, sintiendo la textura áspera del tejido contra sus dedos helados. Su corazón seguía martillando contra su pecho, un recordatorio de que, aunque estaba a salvo por ahora, el peligro todavía parecía acechar en las sombras de su mente.

Intentó regular su respiración. Inhalar. Exhalar. Pero el miedo aún lo tenía atrapado.

─ No te preocupes, ya te encuentras seguro y en estos momentos te estoy llevando con el Líder Joo. Lo pondremos al tanto del ataque

Dan no dijo nada, pero un sentimiento oscuro comenzó a instalarse en su pecho.

Mientras tanto, Jaekyung estaba en su oficina, revisando informes, cuando su teléfono vibró sobre el escritorio. Al ver el nombre de Jeong Yosep en la pantalla, una sensación de inquietud se instaló en su pecho.

— Dime qué pasó —su tono fue seco y directo, dejando en claro que no tenía paciencia para rodeos.

— Alfa Joo, tenemos un problema —la voz de Yosep era tensa, casi vacilante.

Jaekyung dejó caer el documento que sostenía y se reclinó en su silla, el ceño fruncido.

— Habla.

— Encontraron a Kim Dan en el lado sur del bosque.

Jaekyung se enderezó de golpe, su agarre sobre el teléfono se volvió mortal, sus nudillos palidecieron bajo la presión.

— ¿Qué le pasó? —gruñó, aunque una nota de preocupación se filtró en su voz.

— Oh Dae-hyun y Papa lo encontraron. Dijo que un viejo lo atacó con un líquido. Está bien, pero lo persiguieron unos tipos. Ya lo traen para acá.

— ¿Está herido? Dímelo ahora —la pregunta salió como un gruñido bajo, cada palabra impregnada de urgencia.

— No, solo asustado.

Jaekyung exhaló lentamente por la nariz, intentando calmar el torrente de furia que amenazaba con desbordarse.

— Mantenme informado —y sin esperar respuesta, colgó bruscamente.

Se levantó de un salto, su aura de alfa lobo emanando una energía casi palpable. Su mandíbula estaba tensa, y su respiración, aunque controlada, tenía un peso amenazante. Cerró los ojos por un instante, contando hasta tres en un intento desesperado de contener la ira que bullía en su interior.

No podía permitirse perder el control. No cuando Dan estaba a punto de llegar.

Apretó los puños con fuerza, sus uñas casi perforando la piel de sus palmas. Su mente bullía con imágenes de Dan, vulnerable, asustado, siendo perseguido como si fuera una presa. El pensamiento lo hacía hervir por dentro, pero sabía que lo último que necesitaba el omega era verlo fuera de sí.

Cuando entró al ascensor, su expresión seguía cargada de tensión, pero al recordar que Dan lo estaría esperando al otro lado de la puerta, intentó suavizar su semblante. Dan necesitaba calma. Seguridad. No más miedo.

Y Jaekyung estaba dispuesto a dársela, aunque tuviera que contener la tormenta que rugía dentro de él.

Cuando salió del ascensor, Jaekyung notó que por la puerta principal entraban Kim Dan y Hwang Yoon-Gu. El corazón de Jaekyung se aceleró al ver el estado temeroso de Dan, quien caminaba detrás de Yoon-Gu con la cabeza gacha y los brazos cruzados, como si intentara hacerse más pequeño.

— Buenas noches, Alfa Joo —saludó Hwang Yoon-Gu con una breve inclinación de cabeza. Detrás de él, Dan permanecía en silencio, evitando la mirada de Jaekyung.

— ¿Qué pasó? —preguntó Jaekyung, su voz grave pero con una nota de urgencia.

Yoon-Gu aclaró su garganta antes de responder —Encontramos a Kim Dan en el sur del bosque. Un viejo lo roció con algo raro. Creo que era para marcarlo, porque no tiene heridas, pero está asustado.

Jaekyung apretó los puños, sus ojos dorados brillando con preocupación al ver a Dan temblando detrás de Yoon-Gu. Dio un paso hacia él, pero Dan retrocedió instintivamente, como si esperara un golpe.

— Dan... —Jaekyung bajó la voz, intentando sonar calmado— ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo?

Hwang Yoon-Gu volvió a hablar, su voz tensa pero calmada—Tiene marcas de dedos en los brazos. Parece que lo agarraron con fuerza.

Al escuchar eso, Jaekyung apretó los puños con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron. Sus ojos dorados brillaron con una intensidad aterradora, y su aura de alfa se expandió, llenando la habitación de una presión casi palpable. La rabia por ver a Dan lastimado por alguien de su propia manada lo transformó. Para Dan, Jaekyung ya no era el mismo.

Dan, temblando y con el corazón acelerado, sintió cómo el miedo se apoderaba de él. La furia en los ojos de Jaekyung, su postura tensa y el aura amenazante que lo rodeaba le recordaron a su antiguo líder. Cada fibra de su cuerpo le gritaba que huyera. No respondió a la pregunta de Jaekyung, sus ojos llenos de lágrimas mientras se aferraba a la manga de Yoon-Gu. Jaekyung sintió un nudo en el estómago al verlo así, pero sabía que tenía que mantener la calma.

Jaekyung respiró profundamente, intentando controlar el temblor en sus manos mientras mantenía su mirada fija en Dan, quien seguía escondiéndose detrás de Hwang Yoon-Gu. La imagen del omega temeroso lo golpeaba con fuerza, más de lo que habría querido admitir.

─ Dan, por favor... quiero verte ─dijo Jaekyung, su tono más bajo de lo habitual, casi como si estuviera rogando. Dio un paso hacia adelante, pero de inmediato se detuvo al notar cómo Dan retrocedía, apretando los puños a los costados del guardia. Era un reflejo automático, uno que hablaba de la desconfianza y el miedo que todavía cargaba.

Dan no respondió, su mirada permanecía baja, clavada en el suelo. Era evidente que estaba luchando contra algo en su interior, y eso solo aumentaba la frustración de Jaekyung. Podía sentir la tensión en su propia mandíbula, el peso aplastante de no poder hacer nada más que esperar.

Hwang Yoon-Gu, incómodo por la tensión entre ambos, fue el primero en hablar.

─ Está asustado, líder Joo. Necesita tiempo para calmarse. Lo que ha pasado... ha sido demasiado para él al parecer ─el tono del guardia era respetuoso, pero lo suficientemente firme como para recordarle a Jaekyung que cualquier movimiento brusco solo empeoraría la situación.

Jaekyung cerró los ojos, intentando contener la ira que aún hervía dentro de él. Sus instintos de alfa clamaban por acción, por justicia inmediata contra quienes se habían atrevido a tocar a su omega. Pero no podía permitir que esa rabia se desbordara frente a Dan. No cuando estaba tan frágil.

─ ¿Estás bien? ─volvió a intentar, su voz más suave ahora, casi un susurro─ Dan, necesito saber si estás bien.

Finalmente, Dan levantó la cabeza, aunque apenas se atrevió a mirar directamente a Jaekyung. Había algo en su mirada, una mezcla de miedo y culpa, que le hizo apretar los labios con fuerza.

─ Estoy... estoy bien ─murmuró, su voz apenas audible. Pero el temblor en sus manos, ese movimiento nervioso que no podía controlar, decía lo contrario.

Jaekyung dio otro paso hacia él, esta vez con cuidado, como si estuviera acercándose a un animal herido. Extendió una mano hacia él, pero Dan retrocedió de inmediato, casi tropezando con Hwang Yoon-Gu en el proceso.

─ ¡No! ─exclamó Dan, con una fuerza inesperada que sorprendió tanto a Jaekyung como a sí mismo. El silencio que siguió fue pesado, casi insoportable.

El alfa bajó la mano lentamente, su pecho subiendo y bajando mientras luchaba por no dejar que la frustración lo venciera. Su voz salió más grave, pero mantuvo un tono calmado.

─ Nunca te haría daño, Dan. Nunca. Lo sabes, ¿verdad? ─sus ojos buscaron los de Dan, desesperados por encontrar una chispa de confianza en ellos.

Dan tragó saliva, sintiendo cómo las palabras de Jaekyung le atravesaban el pecho. Lo sabía, o al menos quería creerlo. Pero en ese momento, con la imagen del alfa enfurecido todavía grabada en su mente, le resultaba difícil dejar de temblar.

─ Lo sé... pero... ─su voz se quebró, incapaz de continuar.

Jaekyung sintió cómo algo en su interior se rompía al ver las lágrimas acumulándose en los ojos de Dan. Dio un paso atrás, creando más espacio entre ellos.

─ Lo siento ─dijo finalmente, bajando la mirada─ Perdóname, Dan. No quería asustarte.

Dan lo observó con algo de confusión, sus labios temblorosos mientras trataba de encontrar las palabras correctas. Pero antes de que pudiera decir algo, Jaekyung habló de nuevo.

─ Ellos no volverán a tocarte. Te lo prometo ─la determinación en su voz era inquebrantable─ Pero necesito que confíes en mí. No voy a dejar que nadie te haga daño... ni siquiera yo.

El omega sintió un nudo en la garganta. Parte de él quería creerle, quería dejar de sentir miedo cada vez que veía la fuerza y la autoridad que irradiaba Jaekyung. Pero otra parte, la que aún cargaba con las cicatrices del pasado, lo mantenía al margen, atrapado en un ciclo de dudas y miedo.

Después de un momento que pareció eterno, Hwang Yoon-Gu rompió el silencio.

─ Será mejor que lo lleve a descansar, líder. Necesita un lugar tranquilo para relajarse.

Dicho esto, Hwang Yoon-Gu guió a Dan a las habitaciones traseras.

─ Espera ─el tono de su voz salió mas brusca de lo que quiso, un dolor agudo de cabeza comenzaba a molestarlo.

Hwang Yoon-Gu se detuvo─ ¿Que sucede?

─ No lo lleves a las habitaciones, llévalo a mi casa, él se sentirá mejor ahí.

Dan inmediatamente habló─ No. Está bien, creo que me quedaré aquí. Alfa Joo.

Jaekyung frunció el ceño, pero lo dejó pasar. Asintió y aunque su mirada no abandonó a Dan ni por un segundo quería decirle con la mirada que se encontraba a salvo. Cuando el guardia comenzó a guiar al omega hacia las habitaciones traseras, Jaekyung se quedó atrás, observándolos desaparecer por el pasillo. Un suspiro escapó de sus labios, cargado de frustración y cansancio.

Pero algo estaba claro en su mente: no iba a rendirse. Por mucho que doliera verlo asustado, por mucho que odiara esa distancia entre ellos, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para ganarse su confianza. Porque, a pesar de todo, Kim Dan era suyo. Y nadie, ni siquiera el propio Dan, podría cambiar eso.

La Liberación del Instinto [Jinx/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora