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Zoey cogió su maleta marrón del armario y empezó a meter ropa. Luego fue al baño y metió su cepillo de dientes y sus cosas de aseo y maquillaje. Eran las dos de la mañana. En su casa solo estaba Mackenzie, pero la iba a despertar para despedirse de ella, porque, tal vez no la volvería a ver en muchos años. Zoey se revolvió incómoda al pensar eso. Se vistió con un jersey de punto blanco y unos vaqueros negros, se hizo una coleta alta y se miró al espejo. A las dos y treinta y ocho minutos le llegó un mensaje de Caleb, diciéndole que el taxi estaba fuera ya. Zoey despertó a su hermana pequeña.

- ¿A dónde vamos?- Preguntó la pequeña, aún dormida.

- Tú te quedas, me voy yo.

Mackenzie se despertó de golpe al oír eso. Abrazó a su hermana muy fuerte y le dio una caja. Zoey hizo ademán de abrirla, pero ella se lo impidió.

- Cuando me eches mucho de menos, ábrela.

Zoey pensó en llevársela. Allí, ella sola, con su padre, lo iba a pasar muy mal, no le parecía justo abandonarla. Llamó a Caleb para preguntárselo.

- Solo tenemos dos billetes de avión...

- ¿Y si compro otro?- Preguntó Zoey.

- Daos prisa.

Zoey sonrió y le dijo a su hermana que fuese haciendo la maleta, pero Mackenzie se negó.

- No... Vas con tu novio, y para viajar conmigo, tendríais que tener dieciocho...

- Va, Mac, haz la maleta.

- No.- Se negó la pequeña.- Ve sola. Me las apañaré con papá. Tranquila, ¿vale?

Zoey miró atentamente a su hermana. Había cambiado mucho desde que salieron de Iowa. El dentista le había dicho que le quedaban dos meses para que le quitasen el aparato. Se había hecho muy amiga de Alexa, la hermana de Caleb. Casi se podría decir que eran como hermanas.

- Zoey, vete.

Se despiden con un abrazo muy fuerte, y Zoey sale de la habitación de su hermana, que la acompaña a la puerta del apartamento.

- ¿Qué le digo a papá?

- La verdad, que me he escapado, pero no le digas a donde voy, que se las arregle. Te llamaré cuando llegue, ¡Ah! Y cuando hablemos por teléfono, no me llames Zoey...

- Vale, ya me invento un nombre.

- Te quiero mucho Mac, no te olvides de mí...

Mackenzie sonríe y abraza por última vez a su hermana mayor. Zoey coge su mochila y la maleta y baja corriendo las escaleras. Cuando abre la puerta del vestíbulo, descubre, con horror que Mia está en la portería. Se queda callada un par de segundos, pensando que hacer para despistarla. Una sonrisa se dibuja en su cara cuando por fin, se le ocurre una idea. Deja las maletas a un lado, detrás de una maceta, y abre la puerta corriendo.

- ¡¡Mia, Mia!!

La portera se levanta asustada de su silla. Sale de la portería y se acerca a Zoey.

- ¿Qué pasa, Zoey?- Le pregunta, un poco alterada.

- He oído un disparo en el cuarto C... Tienes que ir a ver... Tengo miedo...

La portera miró a Zoey a los ojos, y luego sonrió. Aquella mujer pelirroja, que para Zoey había sido como una madre, señalo a la puerta con la cabeza.

- No hace falta que te inventes eso... Caleb me lo ha contado todo... Vete, yo haré como que no se nada.

Zoey la sonríe y la da un fuerte abrazo. Luego coge las maletas de detrás de la planta y se va del edificio. Cuando llega junto a Caleb, le da un beso y él le sonríe. Se montan en el taxi que los lleva al aeropuerto de Miami.

Alma soñadora {Souldreamer}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora