Dylan y el día solo para hombres

41 5 9
                                    

Dylan y el día solo para hombres

-Un momento, mamá, ¿a dónde van tú, Lucy y Karen?
-Hoy, amor, ¡es un día dedicado solo a nosotras, las chicas! -responde mamá.

Todocabello baja y... ¡no lo van a creer! ¡Se ha vestido de mujer! Mira a mamá y a mis hermanas y dice:
-Muy bien, entonces voy también yo. Ahora soy como ustedes, ¿no les parece?

Me reía como loco al ver a papá vestido de mujer, ¡incluso se había maquillado!
Mamá lo mira estupefacta, mientras Lucy y Karen se ríen a carcajadas:

-Terence, tengo la extraña sensación de que la andropausia te ha llegado antes de tiempo. No, en serio, ¿te parece normal presentarte así? ¿Estás bien, verdad? No habrás golpeado la cabeza en el baño, ¿no?
-Pecas, vamos, ¡era una broma! De todos modos, si ustedes se toman un día solo para ustedes, ¡Dylan y yo haremos lo mismo!
-¡Tienes razón, papá! -respondo- Pero, por favor, ¡quítate el vestido de mujer!
-Tranquilo. ¡Vayan, vayan, nos quedamos Dylan y yo a cuidar el fuerte!
-Terence, por favor, no hagas líos, solo llevo a las niñas al centro a hacer unas compras.
-Papá... ¡quizás encontremos a alguien más guapo que tú! -dice Lucy, llorando de la risa.
-¿Más guapo que yo? ¡Imposible! -responde Todocabello.

Así que nos quedamos solos papá y yo...

-Para ser sinceros, sin mujeres se está bien... muy bien.
-Papá, ¿te leo los deberes?
-¿Qué deberes ni qué nada? Hoy hacemos lo que queremos. Primero que nada, ¡vamos a prepararnos una buena merienda!
-Papá, ¿entonces me haces pan con chocolate?
-¡Listo de inmediato, Dylan!

Todocabello saca el chocolate y nos lo comemos con pan.

-Papá, ¿no será que tanta chocolate nos haga mal?
-¡Vamos! ¿Qué nos va a hacer? ¡Come! Dylan, prueba este chocolate blanco, ¡qué bueno está!
-¡Buenísimo, papá!

Después de atiborrarnos con medio kilo de chocolate, jugamos un partido de fútbol junto al río, donde lo destrocé sin piedad, ganándole descaradamente.

Éramos tan felices, nos divertíamos como locos. Cuando nos cansamos, nos tumbamos en el sofá y le pregunté:

-Papá, ¿por qué las mujeres son diferentes a nosotros?
-Bueno, Dylan, Dios las hizo diferentes, ¡incluso tienen una costilla más que nosotros!
-Pero nosotros somos más guapos, ¿verdad, papá?
-¡Nosotros los Grandchester somos guapos por naturaleza!
-Y además, piensa De dónde hacen pipí ellas... Papá, es mucho mejor De dónde lo hacemos nosotros, ¡definitivamente!

Veo a Todocabello mirarme y reírse como un loco.

-¿Qué pasa, Todocabello? ¿Por qué te ríes?
-Porque, hijo mío... ahora lo dices... te doy unos cuatro o cinco años más y verás cómo cambias de opinión, ¡créeme!
-¿Por qué, papá?
-Bueno, porque si eres como tu padre, y lo eres, acabarás enganchado a esa, ¡te lo aseguro!
-¿Pero qué dices, papá? Ah, ¡ya entendí! Son cosas de debajo de las sábanas... ¡No me interesan ahora!
-Ahora no... pero más adelante lo veo difícil.
-¿Para quién? -pregunto.
-Para tu madre, que está loca de celos por ti... Dylan, tendrás un montón de chicas detrás de ti, ¡créeme!
-Pero yo quiero una como mamá, ¡el resto no me interesa!
-Eres mi hijo, no hay duda.
-Papá, ¿y tú de niño tenías estos momentos con el abuelo?
-Digamos que pasé mucho tiempo en un internado, así que me faltaron.
-¿Nunca tuviste con el abuelo un día como el de hoy entre tú y yo?
-No, Dylan, nunca.
-Papá, entonces me hace feliz poder tenerlo yo contigo.
-A mí también, Dylan. Después de todo, podemos estar un tiempo sin mujeres, ¿no crees?
-Sí... quizás medio día.
-Exacto, más de medio día no creo que sea posible.
-Papá, ¿qué te pasa?
-Creo que el exceso de chocolate me ha caído mal al estómago... Me doy cuenta de que ya no tengo tu edad.
-A mí no me ha hecho nada, ¡de hecho, me comería más!
-¡Dios nos libre! Mejor no, tu madre me mata si se entera.
-¡Pero no, papá! ¡Mamá te ama!
-Y yo la amo a ella, lo sabes.

En ese momento entran las chicas con todas las compras que hicieron.

-¡Lucy, pero estás maquillada! -le digo a mi hermana.
-¿Viste, hermano? ¡Qué linda estoy! Mamá me dejó maquillarme.
-Terry, ¿qué te pasa? Te veo pálido...
-Chocolate, mamá... ¡ha comido una tonelada!
-Tenía necesidad de cariño, míralo así... pero creo que exageré.
-Terence, pero por favor... Sabes que el chocolate te hace mal... ¡Sabía que ibas a hacer líos!"!
-¡Qué dolor, Candy...!

Y papá me guiña el ojo.

Mamá se sienta junto a papá y le dice:

-Ahora te daré algo, Terence... pero, ¿te duele mucho? ¿Dónde? ¿Aquí?
-Aquí, amor... Un dolor que me empieza en el pie y me llega hasta el estómago... Quizás si me pones la mano, se me pasa...
-¡Terenceeee, estás bromeando! ¡Un día de estos te voy a matar, te lo juro!
-Amor mío, me duele, pero lo aguanto... Lo que no aguanto es estar sin ti.

Me acerco a Lucy, que dice:

-A veces no sé si somos más niños nosotros o ellos... ¡Karen, no mires, eres muy pequeña!
-Vamos, hermano, ¡estos dos no se van a despegar en un buen rato!

Karen nos mira y dice con una sola palabra:

-¡Pipí!
-¡Hermanita, te llevamos nosotros! -decimos juntos.

Me giro hacia papá, que está abrazado a mamá y me lanza un beso.
Amo a mi padre, su forma de ser hombre... Cuando sea grande, quiero ser como él... ¡exactamente como él!

fragmentos de nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora