Furia

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Ambos no podían estar más desesperados por el contacto con el otro, se hallaban besando por todo el pasillo de camino a la habitación, pero se les hacía tan lejano que decidieron tumbarse sobre el sofá y seguirse saboreando sensualmente.

Sus ropas estorbaban demasiado y al encontrarse tan calientes no pudieron esperar para frotarse el uno contra el otro, Samuel jadeó al sentir sus erecciones desesperadas por atención, quería tener a su novio desnudo y follárselo de una manera tan exquisita como solo él sabía.

—Gime para mí—susurró en el oído de Guillermo mientras dejaba de besarlo para colar su dedo índice entre los labios del menor, dedo que fue lamido con vehemencia inmediatamente.

La sala de la casa en un momento se sobrecargó con gemidos y jadeos con solo roces, pero la necesidad de más contacto obligó a Samuel a literalmente arrancar el pantalón de Guillermo logrando que el cierre de este se atorara de una forma que lo haría inservible, pero de eso no se darían cuenta hasta la mañana siguiente.

El menor se levantó del sofá comprendiendo la brusca acción anterior del mayor, compartiendo su desespero, su furia. Samuel por un momento se confundió al ver a su novio sentado en el sitio, pero luego de sentir cómo este se acercaba y lo acariciaba suavemente en el pecho, entendió lo que iba a hacer.

La camisa de Samuel fue arrancada de un solo tirón y unos fríos dedos recorrieron todas las marcaciones de los músculos del pecho y el abdomen, mientras seguían con ese juego de caricias sensuales el mayor aprovechó para liberar su miembro aprisionado en sus pantalones y bajó los bóxers de Guillermo metiendo ambas manos por la parte trasera haciendo que la prenda resbalase, además de preparar la entrada del menor con el dedo que anteriormente fue lamido.

Guillermo se relamió el labio inferior y se sentó sobre Samuel frotando su entrada contra el duro miembro de su novio, volviéndolo loco de placer, pero el menor tenía algo más en mente que le haría perder definitivamente la cordura a Samuel.

—Grr...you're so fucking...hot—gruñó en el oído de Samuel con un perfecto acento americano, enviando la mente del mayor a esas películas porno baratas de fácil acceso por internet. Sin dudarlo tomó a Guillermo por las caderas y de una sola estocada lo penetró, haciendo que este se aferrara a sus hombros y le mordiera levemente el lóbulo de la oreja.

—Así que esto es lo que quieres—habló el mayor entre jadeos. En medio del deseo, la excitación, pasión y lujuria se instauraba un poco de furia; el querer iniciar una competición por quién vuelve loco a quien, siendo un tanto rudo con sus movimientos para que Guillermo gritara su nombre, que su voz llenara la casa entera y si por cuestiones del destino alguien llegara a escuchar, que tuviera bien claro quién le brindaba el mayor y delicioso placer que Guillermo había experimentado en su vida.

777 Sensaciones -Wigetta-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora